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El debate presupuestario, en el Congreso y en la calle
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Antonio Casado

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El debate presupuestario, en el Congreso y en la calle

No es reprochable el discurso optimista del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en su defensa de los PGE para 2013. Se agradece la intención de combatir

No es reprochable el discurso optimista del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en su defensa de los PGE para 2013. Se agradece la intención de combatir el desaliento. Nos dijo desde la tribuna del Congreso que el fin de la recesión está a la vuelta de la esquina (sólo unos meses más de marcha atrás) y que España cumplirá con el umbral de déficit público apalabrado en Bruselas por mera aplicación de las cuentas del Estado. Según él, son los Presupuestos más sociales de la historia.

Ay si todo eso fuera verdad. Pero nadie se lo cree. “Y cuando digo nadie, es nadie”, decía ayer tarde el jefe de filas de los socialistas, un Rubalcaba con una velocidad por encima de lo habitual, seguramente movido por el apremio de su desalentada gente. La suya es una más de las once enmiendas de totalidad presentadas por los grupos de la Cámara. Doce, si contamos la que se escenificó en la calle bajo el lema de “Rodea el Congreso” y el principio de la desobediencia civil.

¿Cómo entender que haya 40.000 millones de euros para los bancos y ni un solo euro para el fomento del empleo juvenil, por ejemplo? Es una provocación afirmar que estamos ante “los presupuestos más sociales de la historia” con menos profesores, menos becas y tantos recortes en sanidad, dependencia y otros servicios socialesDebate simultáneo y en estereofonía. En el hemiciclo, todos los portavoces, excepto el del PP, reclamaron la devolución del proyecto presupuestario al Gobierno como los públicos taurinos piden la devolución al corral de un mal toro. Y en la calle, con el equívoco arbitraje de los antidisturbios, vivimos un nuevo episodio en el ejercicio del derecho al pataleo. Los teléfonos móviles de los manifestantes echaban humo repicando hasta el infinito una viñeta del inolvidable Chumi Chumez: “Tengo hambre”, decía el ciudadano anónimo frente a la mesa del potentado, que respondía: “Haga el favor de no politizarme la digestión”.

En la calle los indignados y en el Congreso los “indignos”, según reza uno de los lemas utilizados por los movimientos de la ira. Sin embargo, coincidencia en la reprobación de las cuentas del Gobierno para el año que viene. Sobre todo por la parte izquierda del espectro parlamentario. Lógico. Cayo Lara, líder de IU, las ve como una declaración de guerra a la recuperación y acusa al Gobierno de “sangrar a la mayoría para salvar a la Banca”. Y no tan a la izquierda, Pérez Rubalcaba (PSOE) le acusa de ofrecer a los españoles “sufrir para empeorar”.

“Ineficaces porque no inspiran ninguna confianza” y “caducados antes de nacer”, dijo de estos Presupuestos el portavoz de CiU, Durán i Lleida, al que el ministro Montoro había pedido responsabilidad en momentos que no son de división sino de remada conjunta. Suficiente para que aquel tirase de hemeroteca y recordase al ministro sus catastrofistas declaraciones cuando el Gobierno no era del PP. “Eran para echarse a temblar y minaban la credibilidad de España en el exterior”, le espetó el representante del catalanismo ahora insumiso.

No es reprochable el discurso optimista del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en su defensa de los PGE para 2013. Se agradece la intención de combatir el desaliento. Nos dijo desde la tribuna del Congreso que el fin de la recesión está a la vuelta de la esquina (sólo unos meses más de marcha atrás) y que España cumplirá con el umbral de déficit público apalabrado en Bruselas por mera aplicación de las cuentas del Estado. Según él, son los Presupuestos más sociales de la historia.