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Crece el brote verde en defensa de la sanidad pública
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Antonio Casado

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Crece el brote verde en defensa de la sanidad pública

Según el Gobierno de Madrid, el personal sanitario que se echa a la calle en defensa de la sanidad pública marcha detrás de quienes enarbolan “la

Según el Gobierno de Madrid, el personal sanitario que se echa a la calle en defensa de la sanidad pública marcha detrás de quienes enarbolan “la bandera de una mentira”, en palabras del portavoz, Salvador Victoria. “No se va a privatizar nada”, decía ayer. Sin embargo, sigue muy viva la marea blanca contra el plan de “externalización” de 6 hospitales y 27 centros de salud. No hay precedente de un conflicto en Madrid que haya puesto de acuerdo a todos los actores, con notable implicación de los jefes de servicio de los hospitales. En su reciente carta abierta sostienen que el plan “compromete seriamente la calidad y la universalidad de la sanidad pública madrileña con la que estamos decididamente comprometidos por razones éticas y profesionales”. El conflicto también ha unido a colegios de médicos, sociedades científicas, gerentes de hospitales, sindicatos, usuarios y facultativos en general. Un impresionante brote verde en defensa del Estado del bienestar ¿Tantos miles de profesionales de la sanidad engañados por los sindicatos y sus organizaciones colegiales? No me lo puedo creer.

Sacar a concurso significa conceder al mejor postor, que arriesga su dinero a cambio de obtener una rentabilidad en el negocio de la asistencia sanitaria, ahora en manos de una élite empresarial-sanitaria cada vez más poderosa. Lógico. Les espera un negocio de 500 millones de euros al añoEl sucesor de Esperanza Aguirre al frente de la Comunidad, Ignacio González, y su consejero de Sanidad, Javier Fernández Lasquety, han conseguido poner de acuerdo a todo el personal sanitario en contra de su “plan de ahorro en sanidad”, hasta el punto de provocar una dimisión masiva entre los 270 directores de centros sanitarios. Anoche ya iban 120. Las dimisiones se harán efectivas cuando el Gobierno regional, siguiendo adelante con sus planes, saque a concurso dentro de seis días la gestión privada de 27 ambulatorios madrileños.

Sacar a concurso significa conceder al mejor postor, que arriesga su dinero a cambio de obtener una rentabilidad en el negocio de la asistencia sanitaria, ahora en manos de una élite empresarial-sanitaria cada vez más poderosa. Lógico. Les espera un negocio de 500 millones de euros al año. Hablamos de un modelo de asistencia sanitaria por concesión a una empresa privada, de la que pasan a depender en su trabajo diario los médicos, las enfermeras y el resto de personal del hospital o el ambulatorio. No le demos vueltas. Ese es el nudo de la cuestión. Equivale a poner la salud de millones de personas en manos de entidades con ánimo de lucro. Claro que estos modelos tienen precedentes en distintos puntos de España sin que la asistencia deje de ser pública y gratuita para el usuario, pero si el gestor es privado la asistencia se prestará mirando a la cuenta de resultados. ¿Qué pasa, por ejemplo, si se trata de un trasplante, una cirugía compleja o cualquier otra prestación costosa o poco rentable, como colocarle una prótesis de cadera a una persona de 90 años? Ya está ocurriendo: si la gestión del hospital también es pública, se afronta sin más. Si la gestión es privada, se le desviará hacia el primero.

Todo por ahorrar, claro, que es la excusa del gobernante para delegar en terceros tareas para las que ha sido elegido en las urnas. Si llevamos al absurdo el discurso privatizador de los servicios públicos, que tanto ha avanzado en el PP, habrá que plantear un día de estos la privatización de la política. Es decir, encomendar la gestión de los asuntos generales a empresas privadas mientras el político elegido en las urnas se dedica a cortar cintas y ejercer tareas de representación.

Según el Gobierno de Madrid, el personal sanitario que se echa a la calle en defensa de la sanidad pública marcha detrás de quienes enarbolan “la bandera de una mentira”, en palabras del portavoz, Salvador Victoria. “No se va a privatizar nada”, decía ayer. Sin embargo, sigue muy viva la marea blanca contra el plan de “externalización” de 6 hospitales y 27 centros de salud. No hay precedente de un conflicto en Madrid que haya puesto de acuerdo a todos los actores, con notable implicación de los jefes de servicio de los hospitales. En su reciente carta abierta sostienen que el plan “compromete seriamente la calidad y la universalidad de la sanidad pública madrileña con la que estamos decididamente comprometidos por razones éticas y profesionales”. El conflicto también ha unido a colegios de médicos, sociedades científicas, gerentes de hospitales, sindicatos, usuarios y facultativos en general. Un impresionante brote verde en defensa del Estado del bienestar ¿Tantos miles de profesionales de la sanidad engañados por los sindicatos y sus organizaciones colegiales? No me lo puedo creer.