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Los españoles deben sufrir algo más, sostiene Bruselas
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Antonio Casado

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Los españoles deben sufrir algo más, sostiene Bruselas

Europa sigue viendo a España en el pelotón de los torpes. Por un exhaustivo informe de 48 páginas, conocido cinco minutos antes del enésimo debate parlamentario

Europa sigue viendo a España en el pelotón de los torpes. Por un exhaustivo informe de 48 páginas, conocido cinco minutos antes del enésimo debate parlamentario sobre la política económica impuesta por Angela Merkel, hemos sabido que todavía no nos hemos sacrificado lo suficiente. Si queremos seguir en el club del euro hemos de hacer más méritos. En otras palabras, se nos está diciendo que tres años de recortes y sacrificios no nos han sacado del purgatorio. Hacen falta más.

Solo han pasado 240 días desde que el ministro Luis de Guindos dijo que se habían acabado los recortes. Fue con ocasión de la última oleada: Plan de Ajuste 2012-2014, enviado a Bruselas en agosto de 2012. Horas después, su colega Cristóbal Montoro le desmintió diciendo todo lo contrario: los habrá y “serán muy dolorosos”. Tenía razón. Eso es lo de menos. Lo desalentador es volver a sentir cómo sigue galopando la incertidumbre económica en paralelo con la política e institucional, mientras los informes policiales anticipan una primavera caliente.

Nada de medidas de estímulo que incentiven el crecimiento. Más de lo mismo. Con doctrina incluida. Según los jerarcas de la UE, en contra de lo que cree el FMI y EEUU, sólo los recortes, como herramientas del equilibrio fiscal, nos llevarán al crecimientoComo aves precursoras de esa primavera (Sara Montiel en la memoria), ahí están los grupos antidesahucios y sus métodos de intimidación. El contrapunto policial no augura nada bueno. En nombre de la intimidad y la inviolabilidad del domicilio, se han dado las órdenes oportunas para evitar el acoso de los activistas a los gobernantes del PP y sus familias. Es razonable, pero el riesgo está a la vista. Me refiero a los enfrentamientos televisados entre las fuerzas policiales y los agitadores del malestar por el drama de los desahucios.

Me he desviado del asunto. Aunque no tanto, porque esa sólo es una manifestación concreta del malestar generalizado por el altísimo precio que están pagando los españoles, especialmente las capas más débiles, las de siempre. En forma de desahucios por impagos de hipoteca, pero también en forma de paro, pobreza, desigualdad, pérdida de calidad en los servicios públicos y dramas familiares sin cuento. Todo ello como consecuencia lógica de una determinada política económica de austeridad que carga sobre los más débiles la cruzada del Gobierno por el saneamiento de nuestra averiada economía. El presidente, Mariano Rajoy, nos dijo el miércoles que no hay en Bruselas la menor intención de cambiar esa política de sacrificios y recortes impuesta a los países del sur.

Nada de medidas de estímulo que incentiven el crecimiento. Más de lo mismo. Con doctrina incluida. Según los jerarcas de la UE, en contra de lo que cree el FMI y Estados Unidos, sólo los recortes, como herramientas del equilibrio fiscal, nos llevarán al crecimiento antes o después. Y mientras tanto, a sufrir. Se lo acaban de decir a Rajoy, que en el debate del miércoles llegó a pedir tímidamente algunas medidas de estímulo. En Bruselas le han venido a decir en su informe sobre los desequilibrios macroeconómicos de España (deuda y paro, a la cabeza) lo siguiente: si quiere usted crecimiento, deje de pedir medidas de estímulo y emprenda nuevas reformas estructurales.

Moncloa ya pensaba en el sector energético, las Administraciones Públicas y los emprendedores, pero ahora tendrá que ocuparse de apretar tuercas además en la reforma laboral, la seguridad social y el sistema fiscal, entre otros. Lo dicho: todavía queda mucho por sufrir, a pesar del mantra oficial que nos sigue remitiendo al año que viene si Dios quiere.

Europa sigue viendo a España en el pelotón de los torpes. Por un exhaustivo informe de 48 páginas, conocido cinco minutos antes del enésimo debate parlamentario sobre la política económica impuesta por Angela Merkel, hemos sabido que todavía no nos hemos sacrificado lo suficiente. Si queremos seguir en el club del euro hemos de hacer más méritos. En otras palabras, se nos está diciendo que tres años de recortes y sacrificios no nos han sacado del purgatorio. Hacen falta más.

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