Es noticia
Paciencia y verdad, aunque duela, para seguir tirando
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Paciencia y verdad, aunque duela, para seguir tirando

Moncloa nos sirve un triple mensaje de consuelo para ir tirando. Primero, paciencia franciscana porque “el Gobierno sabe lo que hace” (Rajoy, Granada, domingo 28 de

Moncloa nos sirve un triple mensaje de consuelo para ir tirando. Primero, paciencia franciscana porque “el Gobierno sabe lo que hace” (Rajoy, Granada, domingo 28 de abril). Segundo, decir siempre la verdad, aunque duela. Y, tercero, confianza en que la realidad acabe derrotando las sombrías previsiones del Gobierno. Dan ganas de gritar como el montañero colgado en el vacío que escuchaba voces celestiales dispuestas a echarle una mano: “Ya, pero... ¿hay alguien más por ahí?”.

Ahí tenemos los fundamentos del nuevo y desalentador discurso oficial. Se puso en circulación a finales de la semana pasada, cuando la EPA del primer trimestre del año y la rectificación del cuadro presupuestario demostraron, una vez más, que vamos por mal camino. Mal camino es perseverar en la austeridad, que sigue quedándose a las puertas del gasto público improductivo. Y mal camino es la forma de comunicar esta clase de desventuras a la opinión pública. La parte más optimista del relato va hilvanada sobre indicadores tan fríos como déficit público, prima de riesgo, reestructuración bancaria y balanza de pagos.

En los corrillos políticos y mediáticos se sigue comentando con estupor la ausencia de reacciones gubernamentales de altura cuando el jueves pasado se supo que en España ya hay más de seis millones de paradosÚltimamente, sólo de vez en cuando a algún ministro o dirigente del PP se le escapa que la política económica del Ejecutivo está orientada a la creación de empleo. Sin cargar las tintas porque justamente en ese indicador, el empleo, el único que determina realmente el bienestar o el malestar de una sociedad, este Gobierno ha ido de mal en peor. Escuchado en la distancia, suena como una broma de mal gusto aquel “cuando yo gobierne bajará el paro” de Mariano Rajoy.

En los corrillos políticos y mediáticos se sigue comentando con estupor la ausencia de reacciones gubernamentales de altura cuando el jueves pasado se supo que en España ya hay más de seis millones de parados, la cifra más alta en la historia de la democracia española. Casi un millón de parados más que cuando Rajoy llegó a Moncloa. Exactamente, 929.100 más. La cifra también nos convierte en el país con la más alta tasa de paro de la Unión Europea (27,16%). Y aquí sí se localizan las verdaderas fuentes del desaliento y el malestar social.

Sin embargo, ni el presidente, ni la vicepresidenta, ni ningún ministro salió a dar la cara. La reacción de mayor nivel fue la de la secretaria de Estado de Empleo, Engracia Hidalgo, que se limitó a calificar el dato de “dramático” y a anunciar que el Gobierno trabajará sin descanso para que España pueda volver a ser “un país de oportunidades para todos”. La secretaria de Estado fue escoltada en sus declaraciones por dos cargos del PP. El vicesecretario, Carlos Floriano, dijo: “Que no nos ciegue ese mal dato”.Y el portavoz en parlamentario del PP en la Comisión de Economía, Martínez Pujalte, no pasó de calificar los datos de “escalofriantes”.

Francamente desalentador, ¿o no? Por cierto, mañana celebramos el Día del Trabajo. Aunque sea fiesta, no creo que el Gobierno quiera celebrarlo.

Moncloa nos sirve un triple mensaje de consuelo para ir tirando. Primero, paciencia franciscana porque “el Gobierno sabe lo que hace” (Rajoy, Granada, domingo 28 de abril). Segundo, decir siempre la verdad, aunque duela. Y, tercero, confianza en que la realidad acabe derrotando las sombrías previsiones del Gobierno. Dan ganas de gritar como el montañero colgado en el vacío que escuchaba voces celestiales dispuestas a echarle una mano: “Ya, pero... ¿hay alguien más por ahí?”.