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ERC empieza a aparecer por delante de CiU en los sondeos
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Antonio Casado

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ERC empieza a aparecer por delante de CiU en los sondeos

Se lo oigo decir, como aviso para navegantes, a un alto directivo empresarial de Cataluña. “Ojo con una eventual caída de Artur Mas porque detrás no

Se lo oigo decir, como aviso para navegantes, a un alto directivo empresarial de Cataluña. “Ojo con una eventual caída de Artur Mas porque detrás no está Pere Navarro ni Sánchez-Camacho, sino Oriol Junqueras". Quizás estaba pensando en ese president que en la sesión parlamentaria del miércoles parecía tan agobiado por los problemas: la falta de presupuesto a estas alturas del año, el todavía incierto margen de déficit público que toque en el reparto a la Generalitat y, sobre todo, la sensación de estar cautivo de los independentistas de ERC.

Sin embargo, o justamente por eso, porque en las propias filas de CiU cunde el malestar al ver cómo es ERC la que marca el paso, reparo en un saludable efecto de la proverbial indolencia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Su “resignada languidez”, que diría Aznar, está resultando ser el mejor freno al sueño independentista. Recordemos la fórmula de Moncloa: no entrar al trapo y estricta aplicación de la ley. El paso del tiempo va haciendo el resto. Ahora el president, pendiente de la caja del Estado para tapar agujeros, reconoce en sede parlamentaria los errores cometidos a partir del pecado original: confundir la masiva manifestación del 11 de septiembre con una fuente de legitimidad. Basta escuchar a su hombre de confianza, Francesc Homs, consejero de Presidencia, diciendo que el proceso se precipitó con aquella manifestación.

Mas ya explica que lo importante no es llegar cuanto antes a la meta sino hacer amigos para la causa. “Para que estemos todos los que tenemos que estar los ritmos o pueden ser acelerados”, le ha dicho a su socio, Oriol JunquerasLas pruebas las dieron las urnas dos meses después, con un sorprendente retroceso de 8 puntos porcentuales de CiU (de 38,4% a 30,6%), que había convocado las elecciones para dotarse de la mayoría absoluta como herramienta para escapar de la-España-que-nos-roba. Al principio se dedicó a doblar la apuesta, pero, algo más de medio año después, el viaje hacia la tierra prometida del Estado propio se ha frenado. Al menos se ha hecho un alto en el “derecho a decidir” con espíritu de pacto. Dentro de la ley (modelo escocés) y sin prisas, según la nueva doctrina. Mas ya explica que lo importante no es llegar cuanto antes a la meta, sino hacer amigos para la causa. “Para que estemos todos los que tenemos que estar, los ritmos no pueden ser acelerados”, le ha dicho a su socio, Oriol Junqueras (ERC).

Y junto al desmentido en las urnas del cuento de la lechera, la confirmación de que el órdago independentista inflaría las velas de los independentistas de ERC. Así ha sido, mientras Rajoy esperaba sentado el retorno del president a la centralidad y el sentido común.

Este fin de semana El Periódico de Cataluña va a publicar una encuesta con dosis de recuerdo del histórico tiro en el pie de Artur Mas. Por primera vez en un sondeo de expectativa de voto, ERC supera a CiU. ¿Aprenderá esta vez de sus errores el todavía presidente de la Generalitat?

Se lo oigo decir, como aviso para navegantes, a un alto directivo empresarial de Cataluña. “Ojo con una eventual caída de Artur Mas porque detrás no está Pere Navarro ni Sánchez-Camacho, sino Oriol Junqueras". Quizás estaba pensando en ese president que en la sesión parlamentaria del miércoles parecía tan agobiado por los problemas: la falta de presupuesto a estas alturas del año, el todavía incierto margen de déficit público que toque en el reparto a la Generalitat y, sobre todo, la sensación de estar cautivo de los independentistas de ERC.