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Corrupción: ayer sonaron todas las alarmas a la vez
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Antonio Casado

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Corrupción: ayer sonaron todas las alarmas a la vez

Ayer fue un día para hacer cola en los aeropuertos, si de verdad aspiramos a vivir en un país decente con servidores públicos decentes. Imputaron al

Ayer fue un día para hacer cola en los aeropuertos, si de verdad aspiramos a vivir en un país decente con servidores públicos decentes. Imputaron al fallecido padre de la ministra de Trabajo. Urdangarin superstar y unas parientes lejanas del Rey se suman a la crónica de tribunales, Luis Bárcenas no cesa mientras todo un presidente del Senado dice desconocer sus deberes fiscales (no sabemos lo que encubre Pío García Escudero, pero le compensa la renuncia a la desgravación en el 'préstamo' concedido por la tesorería del PP), el agujero negro de la Andalucía socialista (ERE), el foco judicial sobre los exdirectivos de Caja Madrid por la venta de preferentes…

Demasiadas dosis de recuerdo a la vez sobre la presencia del virus de la corrupción aquí y allá, por la derecha y por la izquierda, por las alturas y por las bajuras. Con un único consuelo: aunque la corrupción sea tan antigua como la orilla del río, ahora, mal que bien, nos vamos enterando. No tanto por el compromiso de los partidos políticos para retirar del cesto las manzanas podridas (qué manera de echar balones fuera), sino gracias a unos medios de comunicación básicamente libres y plurales, y gracias al normal funcionamiento de instituciones como los cuerpos policiales, la Judicatura, y el Ministerio Fiscal.

El cerco es cada vez más estrecho en torno a Bárcenas, a pesar de la falta de colaboración de su partido con los jueces. En un auto dictado ayer por el juez, se imputan tres nuevos delitos al barón de ‘la Peineta’ y su esposa por una venta fraudulenta de cuadros, al tiempo que se refuerzan los cargos contra el extesorero del PP por blanqueo

El cerco es cada vez más estrecho en torno a Bárcenas, a pesar de la falta de colaboración de su partido con los jueces. En un auto dictado ayer por el instructor de la causa, Pablo Ruz, se imputan tres nuevos delitos al barón de ‘la Peineta’ y su esposa por una venta fraudulenta de cuadros, al tiempo que se refuerzan los cargos contra el extesorero del PP por blanqueo de dinero, extensibles a su mujer, Rosalía Iglesias.

Y, en fin, el reciente levantamiento del sumario por el escándalo de los ERE de la Junta de Andalucía, que no ha hecho sino multiplicar las razones para que cualquier socialista sienta vergüenza. Por la descarada y organizada malversación de dinero público a favor de amigos, compañeros de partido o vecinos de escalera, por cuenta de unas subvenciones a empresas y trabajadores en apuros.

Tuvo que haber colaboradores necesarios que, por implicación directa o por negligencia, cebaron la trama a lo largo de diez años. Es de sentido común.

¿Dónde mirar? Da lo mismo, porque las sirenas que avisan de la corrupción en la vida pública (más de 1.600 causas judiciales abiertas) sonaron ayer por todos nosotros. Como las campanas de Hemingway.

Ayer fue un día para hacer cola en los aeropuertos, si de verdad aspiramos a vivir en un país decente con servidores públicos decentes. Imputaron al fallecido padre de la ministra de Trabajo. Urdangarin superstar y unas parientes lejanas del Rey se suman a la crónica de tribunales, Luis Bárcenas no cesa mientras todo un presidente del Senado dice desconocer sus deberes fiscales (no sabemos lo que encubre Pío García Escudero, pero le compensa la renuncia a la desgravación en el 'préstamo' concedido por la tesorería del PP), el agujero negro de la Andalucía socialista (ERE), el foco judicial sobre los exdirectivos de Caja Madrid por la venta de preferentes…