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Pacto Rajoy-Rubalcaba: el bipartidismo huye de la quema
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Antonio Casado

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Pacto Rajoy-Rubalcaba: el bipartidismo huye de la quema

Ayer por la mañana hubo comedia de puertas en el Congreso de los Diputados. Idas y venidas, ataques de cuernos, rasgado de vestiduras y guiños cruzados

Ayer por la mañana hubo comedia de puertas en el Congreso de los Diputados. Idas y venidas, ataques de cuernos, rasgado de vestiduras y guiños cruzados entre los grupos parlamentarios no adscritos al bloque bipartidista. O sea, todos menos el PP y el PSOE, que recabaron sin éxito la adhesión de los demás a un texto de apoyo a las posiciones de España en la decisiva Cumbre Europea de los días 27 y 28 de junio.

La causa del rechazo de los pequeños al texto de la proposición no de ley, que se votará en la Cámara el próximo día 25, es que ya venía cocinado por los dos grandes. Cuestión de formas. Ninguna objeción realmente seria al fondo de lo pactado con anterioridad por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder del principal grupo de la oposición, Pérez Rubalcaba. A ninguno de los dos le quita el sueño la espantada de los Duran, Cayo Lara, Aitor Esteban y Rosa Díez por sentirse excluidos.

El objetivo político de mayor cuantía se ha conseguido. Me refiero a la interesada sindicación del PP y el PSOE frente a los avisos de los encuestas. Un bipartidismo en horas bajas que huye de la quema. Si otros se suman, mejor que mejor. Pero eso ya es lo de menosLa importancia del asunto reside en la posición, reforzada con el respaldo de las dos grandes fuerzas políticas españolas (y a ser posible, las demás), que el presidente Rajoy defenderá ante los mandatarios europeos en dicha cumbre. A saber: reclamar un mayor esfuerzo inversor de impulso al crecimiento, medidas de fomento al empleo juvenil, más fondos del BEI (Banco Europeo de Inversiones) destinados a las pymes, abolir la fragmentación del mercado financiero y avanzar hacia una real integración europea sin descuidar la dimensión social.

A pesar de la escenificación de ayer, será muy difícil que eso no lo acaben firmando los nacionalistas vascos (PNV) y catalanes (CiU), así como UPyD (lo de IU, partidaria de que España no pague la deuda pública, es otra cosa). Pero, aunque no lo hicieran -que lo harán, apuesten ustedes por ello-, el objetivo político de mayor cuantía se ha conseguido. Me refiero a la interesada sindicación del PP y el PSOE frente a los avisos de las encuestas. Un bipartidismo en horas bajas que huye de la quema. Si otros se suman, mejor que mejor. Pero eso ya es lo de menos.

Estamos, pues, ante un asunto de consumo interno con su carga de efecto placebo. Un paliativo a esa caída de los dos grandes partidos en las encuestas que ha dado lugar a discretas gestiones del Rey y del expresidente del Gobierno, Felipe González, para promover la sintonía de Rajoy y Rubalcaba en asuntos de Estado. En ese sentido no puede afirmarse que el pacto beneficie más a uno o a otro. Los dos salen ganando frente a una opinión pública muy crítica con la clase política. Aunque uno se ha movido más que otro para encontrar la sintonía, esta se ha logrado y aparece reflejada en los siete folios de la proposición no de ley que ayer entró en el Registro de la Cámara con la firma de los respectivos portavoces, Soraya Rodríguez (PSOE ) y Alfonso Alonso (PP).

Ayer por la mañana hubo comedia de puertas en el Congreso de los Diputados. Idas y venidas, ataques de cuernos, rasgado de vestiduras y guiños cruzados entre los grupos parlamentarios no adscritos al bloque bipartidista. O sea, todos menos el PP y el PSOE, que recabaron sin éxito la adhesión de los demás a un texto de apoyo a las posiciones de España en la decisiva Cumbre Europea de los días 27 y 28 de junio.

Mariano Rajoy Alfredo Pérez Rubalcaba