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Las cosas importantes que se juega Rajoy con su silencio
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Antonio Casado

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Las cosas importantes que se juega Rajoy con su silencio

Los ministros salieron ayer en concertada defensa del honor de Mariano Rajoy. No hacía falta. Es fácil elegir entre la palabra del presidente del Gobierno y

Los ministros salieron ayer en concertada defensa del honor de Mariano Rajoy. No hacía falta. Es fácil elegir entre la palabra del presidente del Gobierno y la de un mentiroso acreditado. Hablamos de los sobresueldos en negro presuntamente entregados al presidente cuando era ministro de Aznar. Pero no viene a cuento remitirse a su decencia personal si hablamos de la financiación ilegal del PP, como filón inexplorado de todos los delitos propios de la corrupción política, que es la segunda gran preocupación de los españoles.

Y es de lo que toca hablar, de la presunta financiación ilegal del partido en el poder, con la trama Gürtel al fondo, y del grado de colaboración o consentimiento que sus responsables políticos han venido prestando a lo largo de estos últimos veinte años. Que el trabajo sucio lo hiciera el tesorero, y que además metiera la mano en la caja para redondear su patrimonio particular, no exime de responsabilidad a los dirigentes. La tesorería es una sección del organigrama. No vale decir que las salchichas estaban buenas aunque nunca entré en la cocina a ver cómo se hacían.

“De vez en cuando conviene hablar de cosas importantes”, dijo Rajoy en Zaragoza. Importante es la documentada sospecha de que el PP se financió cobrando comisiones por contratos adjudicados por administraciones que gobernaba, al menos durante el reinado de Aznar“De vez en cuando conviene hablar de cosas importantes”, dijo ayer el presidente en Zaragoza. Importante es la documentada sospecha de que el PP se financió cobrando comisiones a cambio de contratos adjudicados por administraciones gobernadas por el partido, al menos durante el reinado de Aznar (1990-2004).

Tan importante como la espantada de los partidos políticos que ayer abandonaron la elaboración conjunta de una futura ley de transparencia porque el partido en el poder no predica con el ejemplo. E importantísima es la incómoda sensación, aunque en buena parte sea por engorde artificial, de tener un presidente del Gobierno en manos de un sinvergüenza.

“De uno, no, de dos”, ha gritado alguien en Moncloa. Vale, de dos, a los que no se quiere hacer el juego. Es la base argumental sobre la que se apoya la negativa del presidente a explicarse políticamente en el Parlamento, como le están exigiendo el PSOE y otros. Serviría para cerrar muchas bocas y aliviar la presión sobre el Gobierno, sin perjuicio de que el proceso indagatorio continuase en el ámbito judicial. Sin embargo, en la Diputación Permanente convocada para hoy, según me cuentan, el PP no apoyará esa comparecencia.

Entiendo el razonamiento. Se trata de no convertir el Parlamento en caja de resonancia para la estrategia de un enredador y un presunto delincuente, dicen. Pero eso se arreglaría jugando con las fechas, a fin de que no pareciese una sesión convocada por Bárcenas y cía, por ejemplo. Más dañino es el persistente silencio oficial respecto a cuestiones que afectan al corazón del sistema democrático y el prestigio de España en el mundo. Básicamente, la existencia de una trama de corrupción Gürtel-Bárcenas que, según todos los indicios, ha financiado de forma ilegal al partido en el poder.

Los ministros salieron ayer en concertada defensa del honor de Mariano Rajoy. No hacía falta. Es fácil elegir entre la palabra del presidente del Gobierno y la de un mentiroso acreditado. Hablamos de los sobresueldos en negro presuntamente entregados al presidente cuando era ministro de Aznar. Pero no viene a cuento remitirse a su decencia personal si hablamos de la financiación ilegal del PP, como filón inexplorado de todos los delitos propios de la corrupción política, que es la segunda gran preocupación de los españoles.

Mariano Rajoy