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Rajoy desmiente que le haya desbordado el excajero
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Antonio Casado

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Rajoy desmiente que le haya desbordado el excajero

Sostengo que tanto el silencio de Rajoy por el caso Bárcenas, su delincuente favorito, como los aspavientos de la oposición (dimisión, moción de censura, disolución anticipada...)

Sostengo que tanto el silencio de Rajoy por el caso Bárcenas, su delincuente favorito, como los aspavientos de la oposición (dimisión, moción de censura, disolución anticipada...) añaden un envenenado elemento de inestabilidad política en la España acorralada por la crisis económica. En coherencia con esa plantilla de aproximación a los hechos, después de la décima visita del extesorero a la Audiencia Nacional y las declaraciones del presidente en Moncloa, tengo que constatar que ayer este sí hizo los deberes.

No fue la comparecencia parlamentaria exigida por la oposición, pero frena las conjeturas sobre el supuesto apadrinamiento al extesorero del PP y, sobre todo, desmiente a quienes lo toman por un presidente desbordado por los acontecimientos. Su discurso fue sobrio y esencial. Primero, el Estado de derecho no depende de un sinvergüenza. Segundo, el Gobierno se compromete a preservar la estabilidad política. Y, tercero, el  presidente del Gobierno, por dignidad institucional, no debe polemizar con un pícaro ni comentar su último desahogo verbal contra quienes, dice, le han dejado tirado.

El presidente del Gobierno, por dignidad institucional, no debe polemizar con un pícaro ni comentar su último desahogo verbal contra quienes, dice, le han dejado tiradoMás basura en la nueva comparecencia de Bárcenas ante el juez, Pablo Ruz. Además, informativamente averiada. ¿Cómo iba el señor Bárcenas a entregar no sé cuántos miles de euros en billetes de 500 a Rajoy y Cospedal, y estos a aceptarlo, en 2010, un año después de haber dimitido como tesorero?  Pero a lo que vamos: nadie en su sano juicio reclamaría una rueda de prensa del presidente para desmentir semejante acusación a palo seco, sin otra garantía que la palabra de un mentiroso.

O esa otra maledicencia del barón de la peineta, que alude a un supuesto intento de comprar su silencio por 500.000 euros. No consta que lo aceptara. Debió considerarlo humillante para una persona de principios como él. Hay que joderse. Naturalmente, no revela el nombre del misterioso recadero del PP. Da igual. La basura vende en ciertos medios como herramienta política. Ayer se comentó tanto como la que el día anterior había soltado este excajero de mano larga: los abogados Miguel Durán y Javier Iglesias le habían ofrecido un pacto de silencio a cambio de echar de ministro a Ruiz-Gallardón y anular el proceso. Si no, Rosalía Iglesias, su mujer, iría a la cárcel. ¿Se imaginan al presidente del Gobierno desmintiendo esta historia para no dormir en rueda de prensa junto al colega polaco?

Sigue en el aire la comparecencia parlamentaria del presidente porque es una petición unánime del resto de los grupos en el uso de su derecho a fiscalizar políticamente al Gobierno, en la medida que pueda estar afectado por el caso Bárcenas-Gürtel. Quedan muchas incógnitas por despejar, sobre todo en el terreno de la más que probable financiación ilegal del PP, yacimiento inexplorado de un conjunto de figuras delictivas.

Dicen en Moncloa que esa comparecencia se va a producir, pero no en este momento, sino cuando el proceso indagatorio del juez se haya abierto paso entre el ruido, las filtraciones interesadas y los aspavientos de unos y otros, de modo que empiecen a estar claras las acusaciones concretas. Una asignatura pendiente para septiembre. Entre tanto, todos deberíamos esforzarnos en evitar que Bárcenas y su jefe de prensa sigan condicionando la agenda política, judicial y mediática.

Sostengo que tanto el silencio de Rajoy por el caso Bárcenas, su delincuente favorito, como los aspavientos de la oposición (dimisión, moción de censura, disolución anticipada...) añaden un envenenado elemento de inestabilidad política en la España acorralada por la crisis económica. En coherencia con esa plantilla de aproximación a los hechos, después de la décima visita del extesorero a la Audiencia Nacional y las declaraciones del presidente en Moncloa, tengo que constatar que ayer este sí hizo los deberes.

Mariano Rajoy