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Pérez Cobos y la levedad ética de la vida pública
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Antonio Casado

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Pérez Cobos y la levedad ética de la vida pública

Otro culebrón a la vista. Que no decaiga. Última perla de los papeles de Bárcenas (ejercicio 2008), donde aparece el actual presidente del Tribunal Constitucional, Francisco

Otro culebrón a la vista. Que no decaiga. Última perla de los papeles de Bárcenas (ejercicio 2008), donde aparece el actual presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, como “donante” y “afiliado” del PP. Sin noticias fiables de lo primero y mucho ruido por lo segundo. El interesado lo reconoce: militaba en el PP cuando fue elegido magistrado del alto tribunal en 2010, siguió siéndolo al menos durante un año y, según él, dejo de pagar las cuotas en 2011.

La noticia ha escandalizado a los partidos de la oposición. Piden explicaciones o exigen la dimisión del “jurista de reconocido prestigio”, justo al mes de haber sido elegido para el cargo por sus compañeros. Se plantea un caso de incompatibilidad contemplado en la Ley Orgánica del Poder Judicial (prohibición a los jueces de militar en un partido político), en relación con el punto 4 del artículo 159 de la Constitución Española: “Los miembros del Tribunal Constitucional tendrán las incompatibilidades propias de los miembros del poder judicial”. De nuevo es obligatorio apoyarse en las dos barandillas clásicas: legalidad y moralidad. En las dos a la vez .

Sinceramente, no creo que esté más ni menos amenazada la imparcialidad de unos magistrados cuya afinidad política, esa sí, queda garantizada desde el momento en que deben el cargo a tal o cual partido

El debate técnico giraba ayer tarde en torno a si el citado precepto de la CE debe imponerse o no al supuesto descrito en la LOPJ y en la del propio Tribunal Constitucional. Se refiere al desempeño de “funciones directivas” en un partido, pero no a la militancia. Por otro lado se discute si Pérez de los Cobos, que no es juez sino catedrático de la Universidad, queda afectado por el sistema de incompatibilidades de los jueces. El PP, por boca de González Pons, ya ha dicho que no.

Ha dicho algo más el dirigente del PP, siempre tan ocurrente: “A este paso va a ser un delito votar al PP”. Lo cual cae de lleno en los ecos morales del debate. Por ejemplo, mezclar la afinidad política e ideológica, que no es nada reprobable, con el hecho de haber ocultado deliberadamente que era militante del partido que le propuso cuando fue elegido para formar parte del alto tribunal.

Topamos por enésima vez con la insoportable levedad del respeto a los principios éticos en la vida pública porque, como ayer nos recordaba González Pons, también hay en estos momentos tres magistrados que han ocupado altos cargos en Gobierno socialistas. Argumento difícil de rebatir en el plano moral si hablamos de la deseable imparcialidad de quienes van a sentenciar asuntos de firma política como el aborto, la reforma laboral, las tasas judiciales, la amnistía fiscal o el euro por receta. Sinceramente, no creo que esté más ni menos amenazada la imparcialidad de unos magistrados cuya afinidad política, esa sí, queda garantizada desde el momento en que deben el cargo a tal o cual partido. En esas condiciones, tampoco es de mejor condición afinidad con militancia que afinidad sin militancia.

Así que conviene evitar el rasgado las vestiduras. Salvo interesada migración del espíritu a la letra, porque entonces el presidente del Tribunal Constitucional no tiene escapatoria. A saber: “Deberes del militante del PP: cumplir los estatutos, reglamentos y directrices emanadas de sus órganos de gobierno y ajustar su actuación política a los principios, fines y programas del partido". Claro que si aparcamos la letra y hacemos el camino de retorno al espíritu, constatemos que para ser afín y disciplinado no hace falta tener un carné, como vemos a diario en nuestra vida política, judicial y mediática. Me guardo los nombres por tener la fiesta en paz. Por la derecha y por la izquierda, naturalmente.

Otro culebrón a la vista. Que no decaiga. Última perla de los papeles de Bárcenas (ejercicio 2008), donde aparece el actual presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, como “donante” y “afiliado” del PP. Sin noticias fiables de lo primero y mucho ruido por lo segundo. El interesado lo reconoce: militaba en el PP cuando fue elegido magistrado del alto tribunal en 2010, siguió siéndolo al menos durante un año y, según él, dejo de pagar las cuotas en 2011.