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Rajoy se juega mañana la credibilidad y la iniciativa
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Antonio Casado

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Rajoy se juega mañana la credibilidad y la iniciativa

El presidente del Gobierno se juega mañana la recuperación de la iniciativa y la credibilidad. Si derrochamos expectativas, los días de todo pueden convertirse en vísperas

El presidente del Gobierno se juega mañana la recuperación de la iniciativa y la credibilidad. Si derrochamos expectativas, los días de todo pueden convertirse en vísperas de nada. Aplaudimos con las orejas la decisión de Mariano Rajoy, por forzada que fuese, de explicar en el Parlamento la cara política del caso Bárcenas. Pero a medida que se acercaba la fecha del 1 de agosto hemos ido recibiendo señales negativas: no entrará de lleno en el caso, hablará de las medidas contra la corrupción a futuro, volverá a negarlo todo, etc.

Mañana tiene la ocasión de hacer verosímil aquel “No tengo miedo a la verdad”, dirigido a los españoles tras un biombo de plasma (2 de febrero de 2013). Esa debe ser su apuesta: la verdad. Si se vuelve a mostrar elusivo, no ante los recados de Bárcenas sino ante los emplazamientos de los representantes de la soberanía nacional, su credibilidad, que ya está seriamente averiada, sufrirá un daño tal vez irreparable. Me ratifico en que a Rajoy le sobran tablas, decencia y capacidad política para ser convincente sin necesidad de hacerle el juego a un sinvergüenza. No se trata de contraponer la palabra del presidente del Gobierno a la de Luis Bárcenas, hasta ahí podíamos llegar. En eso tiene razón Moncloa cuando predice el sesgo del debate. Y aunque esa fuera la vía elegida por algunos para desacreditar a Mariano Rajoy, como dice Dolores de Cospedal, de lo que realmente se trata es de acreditar al Parlamento como institución obligada al control político del Ejecutivo en nombre de todos los españoles.

El presidente lo tiene muy fácil, aunque tenga que añadir a su discurso el ingrediente de contrición por las cosas que se hayan podido hacer mal en su propio partido

Ese deber del Parlamento se puso en entredicho con la persistente e injustificable resistencia del presidente y su partido a dar las explicaciones políticas derivadas del caso Gürtel-Bárcenas. Al llegar la rectificación muchos dijimos que nunca es tarde si la dicha es buena. Y hoy toca advertir del riesgo de volver a las andadas si de las explicaciones de Rajoy sobre “algunos temas que preocupan a la opinión pública” salimos con la cabeza caliente y los pies fríos, mientras el líder del PSOE, Rubalcaba, mantiene viva su exigencia de dimisión.

El Congreso (cerrado, por obras, el debate se celebrará en el edificio del Senado) es el templo de la política. El presidente no tiene por qué descender a las insinuaciones de Bárcenas, que está donde tiene que estar, en la cárcel, controlado por quien debe controlarle: los jueces.Rajoy va a ser controlado por quienes deben controlarle: los representantes de la soberanía nacional. Claro que hay aspectos políticos del caso cuya clave buscamos en la palabra del presidente.

Tiene que explicar de una forma creíble y sin rodeos cómo se ha venido financiando el PP porque es políticamente relevante saber si ha jugado con ventaja o no, si Bárcenas actuó solo o en compañía de otros para perpetrar su proceso de enriquecimiento y eventual reparto de dineros opacos entre dirigentes del partido, y tiene que responder de forma convincente a quienes le van a acusar, con toda seguridad, de que su flojera con Bárcenas es la consecuencia del miedo a quedar en evidencia.

A mi juicio, si quiere, lo tiene muy fácil, aunque tenga que añadir a su discurso el ingrediente de contrición por las cosas que se hayan podido hacer mal en su propio partido. Pedir disculpas es muy sano, Si lo hizo el Jefe del Estado (“Me equivoqué, lo siento, no volverá a ocurrir”), ¿por qué no podría hacerlo el presidente del Gobierno?

El presidente del Gobierno se juega mañana la recuperación de la iniciativa y la credibilidad. Si derrochamos expectativas, los días de todo pueden convertirse en vísperas de nada. Aplaudimos con las orejas la decisión de Mariano Rajoy, por forzada que fuese, de explicar en el Parlamento la cara política del caso Bárcenas. Pero a medida que se acercaba la fecha del 1 de agosto hemos ido recibiendo señales negativas: no entrará de lleno en el caso, hablará de las medidas contra la corrupción a futuro, volverá a negarlo todo, etc.

Luis Bárcenas Caso Gürtel