El dedo perezoso de Mariano Rajoy

Si ayer tarde, en el Palacio de la Zarzuela, Don Juan Carlos tuvo la curiosidad de preguntárselo al presidente del Gobierno, con el que despacha todos los lunes, tal vez sea el Rey la única persona que en estos momentos conoce el nombre de quien encabezará la lista del PP en las elecciones europeas del 25 de mayo, además del interesado. O no, porque la respuesta de Mariano Rajoy ha podido ser la misma que viene despachando después de un fin de semana muy viajero: “No he tenido tiempo”.

Eso dice. Primero Dublín (congreso PPE), luego San Sebastián (congreso PP vasco), ayer la Ejecutiva del partido por la mañana y el despacho con el Rey por la tarde, mañana el Senado, pasado el Congreso. ¡Qué dura es la vida de un presidente del Gobierno! Y qué pesada se pone la tropa esperando la fumata cuando falta casi un mes para la inscripción (entre el 7 y el 13 de abril, por ser exactos). “Los plazos están para utilizarlos”, ha dicho la número dos del partido, Dolores de Cospedal.

La idea es movilizar al electorado del PP, municipalizar la campaña, multiplicar el boca a boca con la buena nueva de la inminente recuperación y combatir la tendencia de los españoles a quedarse en casa a la hora de votar

Ya, pero “los socialistas nos llevan ventaja” con su candidata, Elena Valenciano, haciendo campaña por tierra, mar y aire. Era el susurro de ayer en los pasillos de Génova en boca de dirigentes decepcionados con el dedo perezoso del jefe. Y ahí es donde Rajoy comenta con el cuello de su camisa que, en contra de lo que piensan algunos de sus colaboradores, estas son unas elecciones de marca de partido más que de candidato. “Lo prioritario es movilizar a los nuestros”, es el acuse de recibo de su Estado Mayor. El coordinador de la campaña, Carlos Floriano, queda debidamente instruido sobre la necesidad de convertir las próximas elecciones europeas en un ensayo general con todo para las elecciones municipales y autonómicas de 2015. Como una primera vuelta de estas.

De ese modo, Rajoy sale al paso de quienes ven un dedo perezoso donde antes veían un dedo “divino”. La idea es movilizar al electorado del PP, municipalizar la campaña, multiplicar el boca a boca con la buena nueva de la inminente recuperación, combatir la tendencia de los españoles a quedarse en casa a la hora de votar y no escandalizarse, como Ignacio González y José Antonio Monago, por ser el único partido del centroderecha europeo que aún no ha designado a su cabeza de lista.

Al fin y al cabo, ya está cantado en las coplas de Génova y Moncloa. Y hay quien tiene oído decir al jefe que el ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, ya ha hecho los deberes y tiene la agenda de su departamento prácticamente cerrada. Por cierto, con la mejor nota de los ciudadanos en las encuestas sobre valoración de los ministros. Su salida del Gobierno (recalará en la Comisión Europea una vez que tome posesión del escaño, aunque a él le hubiera gustado evitar el rodeo) obliga a Rajoy a buscar un sustituto. Puede ser que el dedo perezoso del presidente esté entretenido en esa tarea. O no.