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Pendientes del dedo de Rajoy
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Antonio Casado

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Pendientes del dedo de Rajoy

Tal vez no vaya tan desencaminado el poderoso consejero del presidente cuando le dice en la distancia corta: “Mariano, lo del 25 de mayo a los

Tal vez no vaya tan desencaminado el poderoso consejero del presidente cuando le dice en la distancia corta: “Mariano, lo del 25 de mayo a los españoles se la sopla”. Ahí puede estar la verdadera razón de que el dedo perezoso de Rajoy no se haya posado todavía en el nombre llamado a encabezar la lista del PP a las elecciones europeas (“Ni lo tenemos, ni se lo puedo desvelar”, respondió hace unos días en Bruselas).

En el mejor de los casos, una razón más a elegir entre las que han ido circulando sucesivamente, como, por ejemplo, la previa negociación de nombres españoles en las instituciones de la UE o las dudas sobre la oportunidad de una consecuente remodelación del Gobierno. Sin olvidar las divertidas explicaciones manejadas en el debate político de cercanías. Según el PSOE, porque ningún dirigente del PP quiere dar la cara. Según el PP, por descolocar al PSOE, de modo que su candidata, Elena Valenciano, a falta de oponente, acabe dando puñetazos al aire.

Todo esto alimenta la sospecha de que el Estado Mayor de Rajoy puede haber asumido el presunto desinterés de los ciudadanos por Europa y no tenga la menor intención de llevarles la contraria, lo cual sería grave

“¿Puñetazos? Oiga, que esto no es un combate de boxeo. Es una carrera electoral. Y en las carreras, siempre lleva ventaja el que sale antes”, le oigo comentar al secretario general del PSOE, Pérez Rubalcaba, en relación con la hipótesis de que la demora en la designación del candidato del PP a las elecciones europeas podía deberse a un cálculo para minimizar la precampaña de la candidata socialista al dejarla sin contraparte. Pero eso no cala en las filas del PP, donde crece el estupor por ser la única fuerza política relevante, a escala española y europea, que aún no tiene candidato ni programa ante las elecciones del 25 de mayo. Nadie lo explicó mejor que el presidente de Extremadura, José Antonio Monago: “Ya he participado en algunos actos de la precampaña y sigo sin saber a quién tengo que apoyar”.

Todo esto alimenta la sospecha de que el Estado Mayor de Rajoy puede haber asumido el presunto desinterés de los ciudadanos por Europa y no tenga la menor intención de llevarles la contraria, lo cual sería grave, a mi juicio. De hecho, el vicesecretario general, Esteban González Pons, responsable de Estudios y Programas, decía ayer en Santander que en la campaña de las europeas “al PP se le va a llenar la boca hablando de España”.

Aunque falta el nombre no falta la doctrina. Se basa en que el cartel no es lo más importante. Según Rajoy, lo importante es “conseguir que los nuestros vayan a votar” y que la tarea se lleve a cabo puerta a puerta. Atención a la consigna: “Municipalizar las elecciones europeas”. Lo escuchó el comité ejecutivo en boca del presidente. El próximo fin de semana, por cierto, se celebra en Valencia la convención intermunicipal del PP, que se presenta como su primer gran acto de precampaña.

Ahí es donde Rajoy, en el acto de clausura, pedirá directamente a los alcaldes y los concejales un esfuerzo doble en la movilización de las bases para lograr que los votantes del PP no se queden en casa el 25 de mayo. Y, de paso, dicen los expertos en marianismo que ahí se anunciará el nombre que encabezará la lista. O no.

Tal vez no vaya tan desencaminado el poderoso consejero del presidente cuando le dice en la distancia corta: “Mariano, lo del 25 de mayo a los españoles se la sopla”. Ahí puede estar la verdadera razón de que el dedo perezoso de Rajoy no se haya posado todavía en el nombre llamado a encabezar la lista del PP a las elecciones europeas (“Ni lo tenemos, ni se lo puedo desvelar”, respondió hace unos días en Bruselas).

Elena Valenciano Mariano Rajoy