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Paro, con "p" de pobreza
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Antonio Casado

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Paro, con "p" de pobreza

Durante el pasado mes de marzo volvió a disminuir la cola del paro y a aumentar la afiliación a la Seguridad Social. Excelentes noticias. Pero sigue

Durante el pasado mes de marzo volvió a disminuir la cola del paro y a aumentar la afiliación a la Seguridad Social. Excelentes noticias. Pero sigue galopando el empleo precario (temporalidad y trabajo a tiempo parcial) y vuelve a aumentar el colectivo de trabajadores sin empleo anterior que tampoco en marzo encontró un puesto de trabajo. Al tiempo, levantamos acta de un hachazo del 15,8 % en la partida de gasto público dedicada a la protección por desempleo (el llamado seguro de paro). Y estas noticias no pueden ser peores.

Paro y precariedad ya se escriben con “p” de pobreza en Bruselas, sede de la Unión Europea, y en París, sede de la OCDE. Ahí están “los países de nuestro entorno”, como reza el discurso oficial de este y otros Gobiernos. En Bruselas ya nos dijeron a finales de enero que el empleo precario tiende a consolidar la pobreza (informe anual 2013 sobre la evolución del empleo y la situación social en Europa), mientras en Paris, según ha contado Carlos Sánchez en El Confidencial, la OCDE abronca a España por la escasa atención que presta a pobres y parados.

Toca saludar la bajada del paro, pero se nos está diciendo desde respetables instituciones europeas y mundiales, ajenas al debate político de cercanías, que conseguir trabajar en España ya no es una garantía para salir de la pobreza

O sea, que no es sectarismo del escribidor invocar la urgente necesidad de fortalecer las prestaciones asistenciales a los nuevos pobres y los parados de larga duración. O aludir al diagnóstico de la OCDE cuando califica de “improbable” que la recuperación económica, aunque sea sólida, pueda por sí sola poner fin a la “crisis social” que España está atravesando.

En consecuencia, toca saludar el hecho de que el mes de marzo acabase con 16.620 parados menos y 83.984 afiliados más a la Seguridad Social. Pero se nos está diciendo desde respetables instituciones europeas y mundiales, totalmente ajenas al debate político de cercanías, que encontrar un empleo y conseguir trabajar en España actualmente ya no es una garantía para salir de la pobreza. Lo firma la Comisión Europea, cuyos datos hablan de un 12 % de trabajadores españoles en tal situación pese a tener un puesto de trabajo.

En ese indicador solamente estamos mejor que griegos y rumanos. Una de las razones es el mencionado recorte en las prestaciones sociales. Las otras son el alto número de hogares con todos los miembros en paro (1,8 millones), el alto nivel de desempleo de larga duración (ha aumentado en 880.800 en los dos últimos años) y, por supuesto, la precariedad laboral. Es muy elocuente la cifra conocida ayer. De los 1.216.637 contratos laborales registrados durante el pasado mes de marzo, sólo 113.481 eran fijos. Los demás, inestables. Nueve de cada diez, ojo, con un crecimiento del 15,7 % respecto a marzo del año pasado y con una confesión de parte.

La de la ministra, Fátima Báñez, al reconocer ayer que “el empleo estable es la garantía de la verdadera recuperación”. Ergo no podemos tomar el empleo precario, el que se está creando por nueve a uno, como una señal fiable de que realmente estamos saliendo del agujero.

Todavía está reciente el grito de Cáritas que alertaba de la tragedia que están viviendo 700.000 familias españolas, donde no entra ni un euro. Y más recientes aún las cifras de la guerra de Montoro contra el déficit público. Incumplido, por cierto, aunque sea de penalti y en el último minuto (poco más de una décima). Sin embargo, la única partida de la Seguridad Social que superó el ejercicio de 2013 con superávit (0,11%) fue la dedicada a la protección por desempleo.

Insisto: por sus prioridades los conoceréis.

Durante el pasado mes de marzo volvió a disminuir la cola del paro y a aumentar la afiliación a la Seguridad Social. Excelentes noticias. Pero sigue galopando el empleo precario (temporalidad y trabajo a tiempo parcial) y vuelve a aumentar el colectivo de trabajadores sin empleo anterior que tampoco en marzo encontró un puesto de trabajo. Al tiempo, levantamos acta de un hachazo del 15,8 % en la partida de gasto público dedicada a la protección por desempleo (el llamado seguro de paro). Y estas noticias no pueden ser peores.

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