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El hastío no alivia la tensión
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Antonio Casado

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El hastío no alivia la tensión

A la hora de escribir este comentario no se había producido la reacción institucional de Artur Mas a lo ocurrido ayer tarde en el Congreso de

A la hora de escribir este comentario yase había producido la reacción "institucional" de Artur Mas a lo ocurrido ayer tarde en el Congreso de los Diputados. Una vez escuchadas todas las voces en relación con la solicitud del Parlament (delegación de competencias para convocar un referéndum), la curiosidad por oír al presidente de la Generalitat cotizaba a la baja. Simplemente por el hastío de haberlo escuchado tantas veces. Ayer se anticipó, por boca de Duran i Lleida, portavoz de CiU, que interpretabael discurso de Rajoy como una negativa a la negociación.

Pronóstico cumplido: ahora Artur Mas venía a añadirque el “portazo” no altera sus planes, unilaterales, por supuesto, porque, según él, se le vuelve a dar con la puerta en las narices.

Eso, lo del hastío, puede aplicarse tanto a los interpelantes como a los interpelados. Más que voces fueron ecos de sus respectivos discursos sobre el fondo de la cuestión: una ofensiva política cuyo remate pasa por la fragmentación de la soberanía nacional. Por enésima vez escuchamos ayer los consabidos argumentos a favor y los consabidos argumentos en contra. Con muy pocas variantes.

Sólo de tono, deliberadamente suave, sobre todo en el bando constitucional. Así que, después de sietehoras escuchando las mismas cantinelas, el epílogo del president ni quita ni pone nada al debate. Y compartir o no los argumentos de unos y otros ya no alivia el hastío que causan, por pura reiteración.

Más que voces fueron ecos de sus respectivos discursos sobre el fondo de la cuestión: una ofensiva política cuyo remate pasa por la fragmentación de la soberanía nacional

Por tanto, desde el tedio, pero no desde la neutralidad respecto al fondo de la cuestión, procede reafirmarse en los archiconocidos argumentos del presidente del Gobierno, los racionales y los emocionales, para oponerse a la solicitud del Parlament que, en realidad, según el líder del PSOE, Pérez Rubalcaba, se inscribe en una calculada secuencia con meta en la “independencia”, mediante del ejercicio del “derecho de autodeterminación”, tal y como queda recogido en una resolución del Parlament aprobada en 2012 con el voto favorable de las tres fuerzas políticas ayer representadas por los tres proponentes: Jordi Turull (CiU), Marta Rovira (ERC) y Joan Herrera (ICV).

Impecable Mariano Rajoy en su papel de presidente del Gobierno de la Nación y primer guardián de unas leyes que debe cumplir y hacer cumplir, mientras no se cambien. En ese punto se remitió a una eventual reforma de la Constitución por vías democráticas como paso previo al encaje legal de cualquier objetivo político por extravagante que sea, si tiene el suficiente respaldo. Incluido un derecho de autodeterminación a la española, por supuesto. Eso no lo dijo el presidente, pero responde al principio que defiende: “La esencia de la Democracia es el respeto a la ley”.

Previsible, también, Pérez Rubalcaba, en la misma línea que Rajoy, afirmando que las pretensiones del nacionalismo afectan al conjunto de los españoles y que la petición del Parlament “no cabe de ninguna de las maneras en la Constitución”, si bien, la Constitución se puede cambiar, “faltaría más”. “De hecho yo creo que tendríamos que revisarla”, añadió. Y ahí aprovechó para clavetear sus tesis sobre la España federal como solución a los problemas de convivencia con Cataluña.

Como se ve, novedades, ninguna. Por desgracia, la tensión no cesa ni se alivia con la enésima puesta en escena de la brecha política, legal y emocional entre los responsables del Estado y los firmantes de la fallida proposición de ayer.

A la hora de escribir este comentario yase había producido la reacción "institucional" de Artur Mas a lo ocurrido ayer tarde en el Congreso de los Diputados. Una vez escuchadas todas las voces en relación con la solicitud del Parlament (delegación de competencias para convocar un referéndum), la curiosidad por oír al presidente de la Generalitat cotizaba a la baja. Simplemente por el hastío de haberlo escuchado tantas veces. Ayer se anticipó, por boca de Duran i Lleida, portavoz de CiU, que interpretabael discurso de Rajoy como una negativa a la negociación.

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