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Socialismo maltratado
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Antonio Casado

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Socialismo maltratado

Manuel Valls, primer ministro y brazo político de Hollande, está haciendo y diciendo lo mismo que Zapatero en mayo de 2010 desde Moncloa. Básicamente, pasarse por

Manuel Valls, primer ministro y brazo político de Hollande, está haciendo y diciendo lo mismo que Zapatero en mayo de 2010 desde Moncloa. Básicamente, pasarse por el arco del triunfo su contrato con los votantes. Como acabó ocurriendo en nuestras elecciones generales de noviembre de 2011, también en Francia van camino de llevar la marca socialista a la bancarrota política, ideológica y electoral. Las recientes elecciones municipales en el país vecino ya lo anticiparon, aunque el tándem Hollande-Valls ha entendido el mensaje al revés. Al menos Zapatero era consciente del coste político que asumía: “Cueste lo que me cueste”, ¿recuerdan ustedes?

En ambos casos, con tres años de diferencia, vista a la derecha. Bajo el irresistible influjo del pensamiento único y un idéntico mensaje: no hay alternativa a las políticas de austeridad dictadas por Bruselas. De lo dicho en formato de programa electoral, nada de nada, papel mojado, debió ser producto de una calentura. “Le debemos la verdad a los franceses”, ha dicho Hollande. Ergo mentía como un bellaco cuando reprobaba las políticas restrictivas de Alemania y las atribuía a “la intransigencia egoísta de la señora Merkel”. Ahora resulta que la verdad debida a los franceses era la de la señora Merkel, la que los mercados sabios dictan en Bruselas, la del equilibrio presupuestario que ha venido a reventar el mito progre de la deuda y el déficit público como herramientas del bienestar.

Ahora resulta que la verdad debida a los franceses era la de la señora Merkel, la que los mercados sabios dictan en Bruselas, la del equilibrio presupuestario que ha venido a reventar el mito progre de la deuda y el déficit público como herramientas del bienestar

Fantástico: Hollande gira a la derecha por presión de Merkel mientras que esta gira a la izquierda por presión de sus socios socialdemócratas en el Gobierno de Berlín. Es devastador. Para el desorientado votante socialista, se entiende. Al menos el español, cortejado a todas horas por el lema favorito de Rubalcaba: “Hay otra forma de hacer las cosas”. ¿Cómo dice usted?, ¿y cómo dice que dice Elena Valenciano, candidata del PSOE a las elecciones europeas del 25 de mayo? Pues dice que trabaja en favor de una mayoría socialista y socialdemócrata que deje atrás la etapa del austericidio que tanto daño nos hace. Pero, ojo, porque los antecedentes pueden estar perjudicando gravemente la fe de los votantes en el mensaje. Me temo.

Un exasesor de Sarkozy lo clava: “Mitterrand nos libró del comunismo y Hollande nos va a librar del socialismo”. Lo firma Alain Minc, un abanderado del neoliberalismo que aplaude con las orejas el llamado Plan de Responsabilidad (recorte de 50.000 en gasto público durante el periodo 2015-2017). Le parece un paso de gigante que “la derecha no se atrevió a dar”. Encima, recochineo, por cuenta de funcionarios y pensionistas. Es lo primero que se le ocurre a cualquier gobernante perezoso que no se toma la molestia de explorar “otra forma de hacer las cosas”, según receta de Rubalcaba, que casualmente no es gobernante. Una molestia que, además de firmar un manifiesto contra el hachazo presupuestario anunciado por Valls, sí se ha tomado un numeroso grupo de diputados socialistas de la Asamblea Nacional dispuestos a romper la disciplina de voto cuando el plan vaya la semana próxima a dicho organismo. Ya veremos.

Manuel Valls, primer ministro y brazo político de Hollande, está haciendo y diciendo lo mismo que Zapatero en mayo de 2010 desde Moncloa. Básicamente, pasarse por el arco del triunfo su contrato con los votantes. Como acabó ocurriendo en nuestras elecciones generales de noviembre de 2011, también en Francia van camino de llevar la marca socialista a la bancarrota política, ideológica y electoral. Las recientes elecciones municipales en el país vecino ya lo anticiparon, aunque el tándem Hollande-Valls ha entendido el mensaje al revés. Al menos Zapatero era consciente del coste político que asumía: “Cueste lo que me cueste”, ¿recuerdan ustedes?

Manuel Valls François Hollande