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Un manifiesto por el fin de la indolencia
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Antonio Casado

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Un manifiesto por el fin de la indolencia

Mientras el presidente de la Generalitat, Artur Mas, en vísperas de su encuentro con Mariano Rajoy, proponía al Gobierno de la Nación trapichear con la fecha

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Mientras el presidente de la Generalitat, Artur Mas, en vísperas de su encuentro con Mariano Rajoy, proponía al Gobierno de la Nación trapichear con la fecha y la pregunta del referéndum sobre una eventual secesión de Cataluña, frente a los leones de las Cortes se levantaba una nueva voz coral contra la indolencia. En estos términos:

“Hasta ahora el desafío nacionalista no ha recibido la respuesta que merece. España es hoy un Estado a la defensiva y en sus elites prevalecen el tacticismo y la resignación. No existe un auténtico debate público sobre el fondo gravemente reaccionario del nacionalismo ni sobre las consecuencias de su proyecto para la libertad, la igualdad y la seguridad de los ciudadanos. En cambio, proliferan maniobras opacas para ofrecer nuevos privilegios al nacionalismo a costa de la soberanía de los españoles”.

Es un párrafo del manifiesto “Libres e Iguales”, firmado a título individual por intelectuales, músicos, juristas, pintores, cineastas, empresarios, economistas, políticos, escritores, diplomáticos, periodistas, científicos, historiadores, etc. (Ramón Arcusa, Vargas Llosa, Nicolás Redondo, Carlos Falcó, José Luis Garci, Fernando Savater, Carlos Belmonte, Adolfo Suárez, Martín Patino, Joaquín Leguina, Javier Rupérez, José María Fidalgo...). Una macedonia política y social con la misma preocupación: despertar a la opinión pública frente al riesgo cierto de que la ofensiva desencadenada por el nacionalismo rompa la convivencia entre los españoles y su condición de ciudadanos “libres e iguales”.

Quieren mostrar el verdadero rostro del nacionalismo, trabajando organizadamente por su deslegitimación. Se comprometen en la tarea didáctica de enseñar a la ciudadanía cómo el nacionalismo busca la colaboración del Gobierno de la Nación en la voladura del Estado que garantiza precisamente la libertad, la igualdad y el pluralismo. Por tanto, cuando se ataca al Estado legítimamente constituido se está atacando a la democracia con la intención de derrotarla. “Evitar esa derrota es responsabilidad de todos y la primera obligación de los partidos políticos”. Esa es la clave del llamamiento a rescindir la mirada indolente que una inmensa mayoría de españoles, dentro y fuera de Cataluña, viene dedicando a esta ofensiva fragmentadora.

El “manifiesto de los libres e iguales” nos invita a vencer la pereza de vernosabocados a reivindicar unas cuantas obviedades en nombre de la racionalidad y el sentido común. Hacerse de nuevas es resignarse al engorde de unas cuantas mentiras solemnizadas en nombre de las emociones identitarias que desgarraron a Europa en el siglo pasado. Por tanto, dice el manifiesto, “entendemos que es imprescindible abrir un debate público que informe y comprometa al conjunto de los españoles. Nosotros asumimos la responsabilidad y pasamos a la acción”.

Aunque parezca mentira, este es un llamamiento en defensa de la ley, el deber de cumplirla y el de hacerla cumplir. Es lo mejor que hasta ahora ha inventado la civilización para protegerse de la arbitrariedad, el delito y los particularismos. Que desde la sociedad civil se haya hecho imprescindible recordarlo, explicarlo y ponerlo en valor, como si fuera un descubrimiento reciente, nos da la medida de la aberrante progresión del desafío nacionalista. Incluso hasta el punto de que los abajo firmantes se hayan visto en la obligación de advertir al Gobierno frente a la tentación de entenderse con los nacionalistas por debajo de la mesa “con el pretexto de evitar el conflicto que plantea el secesionismo catalán”.

Mientras el presidente de la Generalitat, Artur Mas, en vísperas de su encuentro con Mariano Rajoy, proponía al Gobierno de la Nación trapichear con la fecha y la pregunta del referéndum sobre una eventual secesión de Cataluña, frente a los leones de las Cortes se levantaba una nueva voz coral contra la indolencia. En estos términos: