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Rajoy-Sánchez: la respuesta común
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Antonio Casado

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Rajoy-Sánchez: la respuesta común

El que está en el poder (PP) apuesta por el cumplimiento de la Constitución y el que aspira a estar (PSOE) apuesta por su reforma. Eso

El que está en el poder (PP) apuesta por el cumplimiento de la Constitución y el que aspira a estar (PSOE) apuesta por su reforma. Eso tiene arreglo porque son posiciones compatibles. Así que tan salvable diferencia entre las fuerzas centrales del sistema no debería alimentar a las firmantes del reto segregacionista en Cataluña. De ahí la importancia de que el presidente del Gobierno de la Nación se entreviste antes con el líder del principal partido de la oposición que con quien lidera el reto.

Algo más que un gesto. Recibir al líder del PSOE, Pedro Sánchez, antes que al presidente de la Generalitat, Artur Mas, cuando ya se había creado la expectativa de que sería al revés, es una apuesta de Mariano Rajoy por la normalidad amenazada. Buena noticia. Cargada de lógica política. Los titulares de los dos pilares centrales del sistema de representación política tienen una cita en Moncloa el lunes 28 para repasar juntos la agenda nacional y los temas de Estado. Especialmente los que ponen en cuestión al Estado mismo con propuestas fragmentadoras. Deben dejar claro que no están disponibles para acompañarlos en la aventura. Si consiguen presentarlo a modo de respuesta conjunta habrán administrado una oportuna dosis de recuerdo a los nacionalistas sobre la buena salud de las instituciones, mientras la fatiga de materiales no aconseje su reforma.

No sólo se trata de respetar la letra y el espíritu de la legalidad vigente. También se trata de suscribir la compartida negativa de Gobierno y PSOE a colaborar con quienes aspiran a reventar los principios de integridad territorial y soberanía nacional única. Con eso bastaría para advertir dos días después a Artur Mas, el más conocido agitador del otoño caliente (once del nueve y nueve del once, ya saben), que todavía está a tiempo de buscar una pista de frenado, so pena de seguir marchando hacia el abismo. Eso obligaría a aparcar las diferencias entre Rajoy y Sánchez sobre el cómo y el cuándo de la mano tendida al president en el caso muy improbable de que quisiera aceptarla.

Con más razón, entonces, para que el primer plano del encuentro del lunes no lo ocupe la insistencia de Rajoy en el cumplimiento de la ley y la consabida apelación de Sánchez a la reforma de la Constitución en clave federal. Ya tendrá tiempo de diferenciarse respecto al modelo del encaje catalán en el Estado español quien dentro de unos días sustituirá a Rubalcaba al frente del PSOE. El concurso de ideas puede esperar. Lo políticamente relevante ahora es que Rajoy y Sánchez digan con una sola voz que harán todo lo posible para impedir en nombre de la legalidad, el sentido común, la relación afectiva, la historia, los lazos familiares, que Cataluña se desprenda de España como si fuera una balsa de piedra imaginada por el inolvidable Saramago.

Y a partir de ahí, cantidades industriales de diálogo. Siempre que, como dice Leguina, no se confunda diálogo con rendición.

Amén.

El que está en el poder (PP) apuesta por el cumplimiento de la Constitución y el que aspira a estar (PSOE) apuesta por su reforma. Eso tiene arreglo porque son posiciones compatibles. Así que tan salvable diferencia entre las fuerzas centrales del sistema no debería alimentar a las firmantes del reto segregacionista en Cataluña. De ahí la importancia de que el presidente del Gobierno de la Nación se entreviste antes con el líder del principal partido de la oposición que con quien lidera el reto.

Artur Mas Pedro Sánchez Mariano Rajoy