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Sánchez, tan inmovilista como Rajoy
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Antonio Casado

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Sánchez, tan inmovilista como Rajoy

A una semana de la masiva concentración del 11 de septiembre (Diagonal y Gran Vía de Barcelona) y a cuatro días de que la televisión oficial

Foto: El presidente de la Generalitat, Artur Mas (i), y el líder del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Artur Mas (i), y el líder del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)

A una semana de la masiva concentración del 11 de septiembre (Diagonal y Gran Vía de Barcelona) y a cuatro días de que la televisión oficial catalana (TV3), a modo de precalentamiento, estrene la serie sobre el nacimiento de la nación norteamericana (John Adams, uno de sus fundadores) el president, Artur Mas, escuchó ayer por enésima vez el mismo recado desde el centro del sistema: no a una consulta “ilegal” e “inconstitucional”. En esta ocasión, por parte del flamante líder del PSOE, Pedro Sánchez, que no se ha movido ni un milímetro de la doctrina Rubalcaba, incluida la propuesta de reformar la Constitución en clave federal como alternativa al inmovilismo de Rajoy.

El llamado inmovilismo de Rajoy se ha convertido en uno de los tres grandes pedruscos en el camino hacia la ensoñación independentista. Los otros dos son el caso de los Pujol y las contradicciones internas entre los socios. Por si había alguna duda, el secretario general del PSOE se muestra tan inmovilista como Rajoy frente a un claro desafío a las leyes del Estado. En eso consiste la convocatoria de un referéndum el próximo 9 de noviembre. Y no hay alternativa socialista a una operación de ruptura de la legalidad. No puede haberla en un partido comprometido con la Constitución y, en concreto, con el principio de soberanía nacional única e indivisible. Solamente puede y debe haberla en el caso de que quien apadrina nominalmente la quiebra decidiera “orillar” el intento. Eso es lo que ayer le pidió inútilmente Pedro Sánchez a Artur Mas.

Ahí es donde Sánchez ahora, como Rubalcaba antes, habla de la España federal previa reforma de la Constitución con expreso reconocimiento de la singularidad de Cataluña. Y ahí es donde Sánchez ahora, como antes Rubalcaba, espera el reencuentro con Artur Mas que, evidentemente, ya no será Artur Mas, sino quien, una vez pinchado el suflé por el Tribunal Constitucional y consumado el inevitable divorcio de CiU con ERC, lidere el retorno al sentido común y la sed de centralidad que se detecta en el partido de Artur Mas y Jordi Pujol.

Un escenario que nos permite imaginar a Miquel Iceta, el líder socialista catalán, preparando el reencuentro con CiU, a Mas en el tramo final de su carrera política y a ERC de fuerza hegemónica en cualquiera de las circunstancias después del 9 de noviembre. Habrá sido el cuarto intento fallido de dotar a Cataluña de un Estado propio, aunque en esta ocasión ni siquiera veo a Mas desobedeciendo al Tribunal Constitucional, poniendo urnas en la calle el 9 de noviembre y luego proclamando unilateralmente la independencia como Figueras en marzo de 1873, Maciá en abril de 1931 y Companys en octubre de 1934.

¿Qué puede hacer hasta entonces Pedro Sánchez sino apuntarse al inmovilismo de Rajoy, que consiste en cumplir y hacer cumplir la ley como blindaje de la ciudadanía frente la arbitrariedad? Pues lo que ha hecho: apostar genéricamente por el diálogo entre los dos Gobiernos, el central y el autonómico, y por el abandono de las “trincheras” y los “monólogos cruzados”. Y lo que ha dicho: “Los socialistas estaremos siempre a favor de la concordia y el entendimiento, y en contra de lo que rompa la convivencia”, mientras reitera su propuesta de una España federal una vez reformada la Constitución.

Ya, pero ¿hay alguien más?, habrá pensado seguramente su interlocutor de ayer, como el hombre colgado del barranco que no acaba de fiarse de la ayuda que le prometen los ángeles del Señor.

A una semana de la masiva concentración del 11 de septiembre (Diagonal y Gran Vía de Barcelona) y a cuatro días de que la televisión oficial catalana (TV3), a modo de precalentamiento, estrene la serie sobre el nacimiento de la nación norteamericana (John Adams, uno de sus fundadores) el president, Artur Mas, escuchó ayer por enésima vez el mismo recado desde el centro del sistema: no a una consulta “ilegal” e “inconstitucional”. En esta ocasión, por parte del flamante líder del PSOE, Pedro Sánchez, que no se ha movido ni un milímetro de la doctrina Rubalcaba, incluida la propuesta de reformar la Constitución en clave federal como alternativa al inmovilismo de Rajoy.

Artur Mas Pedro Sánchez Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Mariano Rajoy CiU