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El dilema de Mas: cancelación o desobediencia
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Antonio Casado

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El dilema de Mas: cancelación o desobediencia

El ébola dejó mal enterrada la ensoñación soberanista del nacionalismo catalán. Aflora de nuevo en la cuenta atrás hacia el final de la aventura: cancelación o

Foto: El 'president' de la Generalitat, Artur Mas (2d), el 'conseller' Francesc Homs (i), la vicepresidenta Joana Ortega (2i) y el líder de ERC, O
El 'president' de la Generalitat, Artur Mas (2d), el 'conseller' Francesc Homs (i), la vicepresidenta Joana Ortega (2i) y el líder de ERC, O

El ébola dejó mal enterrada la ensoñación soberanista del nacionalismo catalán. Aflora de nuevo en la cuenta atrás hacia el final de la aventura: cancelación o desobediencia. That is the question en la cumbre de Pedralbes, donde los partidos del llamado frente soberanista, una vez asumida la suspensión de la consulta del 9-N y agotados los plazos previstos en el propio decreto de convocatoria, se reunieron ayer a puerta cerrada para preguntarse, como Mariano Rajoy, quién manda ahora en Cataluña. Y quién mandaría si se optase por tal o cual de los caminos que se abren después de elegir entre la insumisión frente al Estado (“nuestro verdadero enemigo”, según Artur Mas) o el retorno al sentido común en sus diversas variantes. Incluidas las electorales (anticipadas o no, plebiscitarias o no, de lista única soberanista o no…)

Anoche, a la hora de escribir este comentario, no se había terminado esta discreta reunión del president con los partidos favorables a la consulta, después de la celebrada con luz y taquígrafos el 3 de octubre y la del jueves pasado en el Palau Robert de Barcelona. Pero no eraarriesgar demasiado suponer que las discrepancias internas sobre cómo gestionar el hasta aquí hemos llegado harían muy difícil la continuidad del bloque (CiU, ERC, ICV y CUP). Y así lo confirmaba Masesta mañana, por mucho que aún se resista a dar por muerto el consenso.

En el maratoniano encierro de ayer se constatóque la consulta del 9-N, por lo “legal” y “con garantías democráticas”, ya es imposible. Veremos el desenlace sobre la posibilidad de una consulta “alternativa” en la misma fecha (9-N) y a la luz de un artículo de la ley de consultas (autonómica, se entiende) no impugnado por el Constitucional, si bien parece otra ocurrencia de los servicios jurídicos de la Generalitat en nombre del principio de “participación ciudadana”, que es una "competencia genérica" de laGeneralitat, tal y como explicó hoy el propio presidente de la Generalitat en rueda de Prensa.

Y luego están las extravagantes sugerencias de Carles Viver Pi Sunyer, presidente del llamado Consejo Nacional de Transición Nacional, expresadas ayer en la radio. Desbordan descaradamente la distinción entre voluntad de votar y voluntad de salirse de España al plantear un supuesto de sedición puro y duro. Chocan con el sentir de esa mitad de catalanes que, según las encuestas recientes, son partidarios de acatar la sentencia del Tribunal Constitucional. Y dividen a los dos socios principales: CiU y ERC. Se centran en la convocatoria anticipada de elecciones como una forma de ejercer el derecho a decidir.

En efecto, el decreto de convocatoria y las promesas electorales no serían impugnables por el TC. Pero ahí se acaba la parte razonable de la apuesta. Lo demás es de aurora boreal. Las promesas del programa, pactadas por los partidos soberanistas, consistirían básicamente en el “compromiso de proclamar unilateralmente la independencia” y ponerse inmediatamente a la tarea de “completar las estructuras del Estado”. En caso de victoria, se entiende, y en alguna de las dos modalidades propuestas por Pi Sunyer. Una modalidad serían las elecciones plebiscitarias, a las que Mas no hace ascos a modo de "consulta definitiva". Lo aceptaría solo en una lista conjunta que él encabezase, pero Junqueras no tiene la menor intención de hacerle el juego. En la otra modalidad de elecciones, cada uno iría por su lado. Pero eso no lo quiere Mas, porque hoy por hoy supone su muerte política anticipada y la bancarrota electoral de CiU en favor de ERC. Esta mañana insistió en que su voluntad sigue siendo la de agotar la Legislatura, aunque "eso dependerá de las circunstancias".

El ébola dejó mal enterrada la ensoñación soberanista del nacionalismo catalán. Aflora de nuevo en la cuenta atrás hacia el final de la aventura: cancelación o desobediencia. That is the question en la cumbre de Pedralbes, donde los partidos del llamado frente soberanista, una vez asumida la suspensión de la consulta del 9-N y agotados los plazos previstos en el propio decreto de convocatoria, se reunieron ayer a puerta cerrada para preguntarse, como Mariano Rajoy, quién manda ahora en Cataluña. Y quién mandaría si se optase por tal o cual de los caminos que se abren después de elegir entre la insumisión frente al Estado (“nuestro verdadero enemigo”, según Artur Mas) o el retorno al sentido común en sus diversas variantes. Incluidas las electorales (anticipadas o no, plebiscitarias o no, de lista única soberanista o no…)

Artur Mas Oriol Junqueras Generalitat de Cataluña Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) CiU