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La corrupción los descoloca
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Antonio Casado

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La corrupción los descoloca

Lo ocurrido ayer en el pleno del Congreso explica la novísima orografía electoral que conoceremos oficialmente el lunes. Me refiero al barómetro trimestral del CIS (Centro

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (i), tras su intervención ante el Congreso. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (i), tras su intervención ante el Congreso. (EFE)

Lo ocurrido ayer en el pleno del Congreso explica la novísima orografía electoral que conoceremos oficialmente el lunes. Me refiero al barómetro trimestral del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), donde Podemos gana en intención directa de voto (sin cocinar) y se codea con los dos partidos centrales en voto estimado (después de la tabulación). Les cuento lo de ayer para mejor entender cómo el hartazgo de la gente se cuela en un sondeo cuya filtración siembra el pánico en el PP y en el PSOE.

Vamos a ello:

Es un secreto a voces que hoy mismo, en Junta de Portavoces, el PP frenará la petición socialista de un pleno monográfico sobre la corrupción. Así que el líder socialista, Pedro Sánchez, aprovechó el pleno de ayer, convocado para debatir sobre la última cumbre europea, para cargar contra el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, por cuenta de los escándalos que han salido del armario del PP en los últimas semanas. Y fue como haber celebrado ya el reclamado debate sobre la inmoralidad en la vida política. De hecho y con carácter preventivo.

O sea, que si usted pensaba en cerrarme la boca, lo siento pero ya me adelanto yo a ignorar el orden del día porque lo que me importa es increparle por ser un presidente “asediado por la corrupción”. Eso le dijo Sánchez, mientras le exigía “rendir cuentas” y “asumir responsabilidades”, no pedir perdón.

También otros portavoces aprovecharon su turno para sumarse a la lapidación del presidente. Con parecida saña verbal se empleó el líder de IU, Cayo Lara, que llegó a sugerir a Rajoy el traslado de la sede del PP a la Audiencia Nacional, aunque solo después de dimitir y convocar elecciones. Rosa Díez (UPyD), por su parte, habló de “emergencia democrática” y el sinsentido del debate europeo cuando aquí y ahora la ciudadanía solo habla de este “ébola de la democracia” que es la corrupción.

Pudo haberse quedado en disparos al aire si Rajoy no hubiera entrado al trapo. Pero lo hizo. El acuse de recibo, eso sí, fue en bloque. Ya hemos olvidado sus referencias al conflicto de Ucrania o el futuro de la energía fotovoltaica. Sin embargo, se multiplican los ecos de su airada réplica final, centrada en el historial de los socialistas en materia de corrupción, incluida la reciente detención del alcalde de Parla y los 125 imputados en el escándalo de los ERE andaluces.

Pero fue en la traca final donde Rajoy enardeció a los suyos con el enésimo recurso al “y tú, más”, ya utilizado por Sánchez en su intervención, que la opinión publica percibe como una estéril reyerta entre PP y PSOE. Recordó que los dos últimos presidentes del PSOE, Chaves y Griñán, están pendientes del Supremo. Y luego preguntó al joven líder socialista si los echará del partido en caso de resultar imputados: “¿Lo va a hacer o es que Susana Díaz no se lo permite?”.

También por enésima vez en los últimos dos años, Rajoy en el hemiciclo y la vicepresidenta Sáenz de Santamaría en los pasillos, volvieron a anunciar medidas, a ser posible pactadas con el PSOE. Unas horas antes, en otro punto de Madrid, la presidenta andaluza se había referido al pacto contra la corrupción que ahora propone el PP: “Yo lo propuse hace un año y Rajoy ni respondió. Ahora ya no bastan los pactos ni las peticiones de perdón, porque la paciencia de los ciudadanos se ha agotado. Solo cuentan los hechos y las respuestas ejemplares y contundentes”.

Lo ocurrido ayer en el pleno del Congreso explica la novísima orografía electoral que conoceremos oficialmente el lunes. Me refiero al barómetro trimestral del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas), donde Podemos gana en intención directa de voto (sin cocinar) y se codea con los dos partidos centrales en voto estimado (después de la tabulación). Les cuento lo de ayer para mejor entender cómo el hartazgo de la gente se cuela en un sondeo cuya filtración siembra el pánico en el PP y en el PSOE.

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