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Bárcenas, la pesadilla de Rajoy
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Antonio Casado

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Bárcenas, la pesadilla de Rajoy

Si era un bocazas entre rejas, hasta el punto de haber perdido ya dos abogados defensores, lo seguirá siendo en la calle, si consigue los 200.000

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (EFE)

Si era un bocazas entre rejas, hasta el punto de haber perdido ya dos abogados defensores, lo seguirá siendo en la calle si consigue los 200.000 euros de la fianza exigida por la Audiencia Nacional. Los conseguirá, aunque sea al precio de tener la boca cerrada. No será inocente el préstamo o aval que le abra las puertas de la cárcel, aunque parezca un solidario gesto de amigos y familiares. A saber dónde estarían los amigos y familiares cuando Rosalía Iglesias se quejaba de que, con las cuentas embargadas y el marido en la cárcel, no tenía ni para el recibo de la luz.

Esto es otra cosa. Ya verán ustedes lo pronto que le van a caer del cielo 200.000 euros para recuperar una libertad que él mismo se jugó con sus conductas presuntamente delictivas. Jugó y perdió por perpetrar los supuestos delitos señalados por el juez Ruz y las fiscales Sabadell, Nicolás y Segura, en el marco de una trama de corrupción masiva que creció como la yedra en dominios locales, regionales y nacionales del PP.

Bárcenas ya es un icono de la corrupción vinculada al partido de Aznar y Rajoy. El empapelamiento judicial alcanza a tres extesoreros nacionales, dos exalcaldes de municipios madrileños y un exconsejero de Esperanza Aguirre, todos ellos conectados a empresarios que pagaban comisiones ilegales a cambio de contratos y concesiones amañados en distintas Administraciones Públicas. Comisiones que, en parte, sirvieron para financiar actos electorales del PP, lo que convierte al partido en beneficiario de la trama “a título lucrativo”.

Bárcenas es la pesadilla de Rajoy. Y el testigo de cargo del líder socialista, Pedro Sánchez, cuando se refiere al PP como “partido de la corrupción”. Su excarcelación controlada será una dosis de recuerdo en ese sentido. Así lo aprovecharán los adversarios del partido en el poder ante un año cargado de citas electorales (andaluzas, municipales, autonómicas, catalanas y generales). Y así se desprende de los autos del juez Ruz, que va a sentar en el banquillo a una decena de exdirigentes del PP. Todo lo cual choca, por sentido común y por datos del proceso indagatorio de la Fiscalía anticorrupción, con el relato oficial del equipo de Rajoy, en su patéticos esfuerzos por desmarcarse de la trama Gürtel con la excusa tonta de que son “personas concretas” las que están imputadas, no el PP. Pero la figura de Bárcenas es un desmentido viviente en la cárcel o fuera de ella. Al menos han suavizado aquella síntesis verbal que, en octubre de 2009, puso en circulación la cúpula del PP retratada en piña junto a Rajoy para resaltar la firmeza de la frase: “Gürtel no es una trama del PP, sino contra el PP”.

No me resisto a añadir un párrafo de aquel comunicado oficial del PP, entonces en la oposición, cuando acababa de levantarse parcialmente el secreto sumarial del caso (sin piezas separadas aún), porque no tiene desperdicio:

“Con la misma firmeza denunciamos que este partido está siendo víctima de una actuación sectaria y partidista del Gobierno y de la Fiscalía General del Estado. Jamás se había producido un comportamiento tan parcial y tan sectario contra una formación política como el que han protagonizado por acción u omisión, Cándido Conde Pumpido, Teresa Fernández de la Vega y Alfredo Pérez Rubalcaba. Confiamos, como siempre lo hemos hecho, en la independencia judicial y su capacitad para hacer justicia por encima de los juicios paralelos, una práctica de la que se ha abusado últimamente con el claro objetivo de perturbar la independencia judicial”.

No creo necesario recordar que PP y PSOE tenían los papeles cambiados por aquel entonces.

Si era un bocazas entre rejas, hasta el punto de haber perdido ya dos abogados defensores, lo seguirá siendo en la calle si consigue los 200.000 euros de la fianza exigida por la Audiencia Nacional. Los conseguirá, aunque sea al precio de tener la boca cerrada. No será inocente el préstamo o aval que le abra las puertas de la cárcel, aunque parezca un solidario gesto de amigos y familiares. A saber dónde estarían los amigos y familiares cuando Rosalía Iglesias se quejaba de que, con las cuentas embargadas y el marido en la cárcel, no tenía ni para el recibo de la luz.

Mariano Rajoy Luis Bárcenas Pedro Sánchez Caso Gürtel