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Del CIS y los hijos de la ira
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Antonio Casado

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Del CIS y los hijos de la ira

Solo cabe elevar a definitiva una conclusión: los hijos de la ira se consolidan en los sondeos como una de las tres fuerzas políticas en lucha

Foto: El líder de Podemos, Pablo Iglesias, durante la manifestación del pasado domingo. (AP)
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, durante la manifestación del pasado domingo. (AP)

Solo cabe elevar a definitiva una conclusión: los hijos de la ira se consolidan en los sondeos como una de las tres fuerzas políticas en lucha por la Moncloa. Ninguna de las tres ganará por mayoría absoluta en las próximas elecciones generales, que es el supuesto del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) y su barómetro de ayer. A partir de ahí solo cabe hacer apuestas respecto a la lista que resultará más votada y los pactos que necesitará para formar un Gobierno estable.

Para eso faltan nueve o diez meses, un debate sobre el estado de la Nación, cuatro citas preliminares con las urnas (andaluzas, municipales, autonómicas y catalanas) que van a alterar los mapas del poder territorial, numerosos casos de corrupción de incierto desenlace, amén de los escándalos que se desvelen sobre la marcha (¿quién se atreve a descartarlo?) y, en fin, el minuto y resultado de la situación económica.

En un segundo o tercer vistazo a las entrañas oficiales de la oca, una vez anotado el dato grueso de los primeros en expectativa de voto (PP, Podemos y PSOE, por ese orden), descubrimos la importancia numérica de los que se desmarcan. Nada menos que un 35,6% del electorado. O sea, más de un tercio de españoles en edad de votar que están indecisos (20,8%), no piensan acudir a las urnas (13,6 %) o simplemente no contestan. El quinielismo no conduce a ninguna parte en estas circunstancias. Ni conducía hace quince días, cuando en otras encuestas el PP iba de tercero, PSOE de segundo y Podemos de ganador.

Estamos ante un trío de ases y las encuestas mezclan las cartas de forma que el orden varía de unas a otras en porcentajes no alejados entre sí. Sólo cabe hacer lo que se está haciendo ya: confirmar la emergencia de Podemos, las dificultades del PSOE para la remontada (perdería 5 puntos respecto a las últimas elecciones generales) y la profunda caída del PP desde su barrida electoral de 2011 (más acusada que la del PSOE respecto a 2008). Pero, insisto, sin dar por hecho el cuadro, sobre todo cuando los expertos demoscópicos coinciden en destacar la existencia de una importante franja de voto oculto, no precisamente de Podemos,que barre en fidelidad e intención directa. O sea, que no es un voto vergonzante sinopúblico y notorio, hasta el punto de que un cierto porcentaje de ese voto tan entusiasta y tan decidido llega a confesar haber votado a Podemos en las últimas elecciones generales (¿?).

Es la noticia del barómetro del CIS: Podemos se confirma como aspirante verosímil a ganar la Moncloa. Bienvenido a la legítima confrontación democrática un partido con notable mayoría de hombres (22,9%) sobre mujeres (15,7%) y cuya ubicación en el espectro ideológico, mal que les pese a sus dirigentes, se sitúa más a la izquierda que IU, los republicanos de Cataluña (ERC) o los amigos políticos de ETA (Amaiur).

La agresividad de los seguidores de Pablo Manuel Iglesias, glosada hace unos días por su antiguo profesor, Antonio Elorza, tiene premio. En todos los canutazos de los manifestantes del domingo pasado se reproducía la misma reacción contra los partidos centrales del sistema (PP y PSOE), pero ni una sola referencia a propuestas o iniciativas de Podemos.

Me limito a señalar los datos que revela la encuesta del CIS respecto a lo bueno por conocer. De lo malo conocido (PP y PSOE) estamos al cabo de la calle. Y también de las causas por las que se han desplomado en las encuestas.

Solo cabe elevar a definitiva una conclusión: los hijos de la ira se consolidan en los sondeos como una de las tres fuerzas políticas en lucha por la Moncloa. Ninguna de las tres ganará por mayoría absoluta en las próximas elecciones generales, que es el supuesto del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) y su barómetro de ayer. A partir de ahí solo cabe hacer apuestas respecto a la lista que resultará más votada y los pactos que necesitará para formar un Gobierno estable.

Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)