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Debate sobre el malestar de la Nación
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Antonio Casado

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Debate sobre el malestar de la Nación

La canalización del malestar hacia Podemos, que ya se disputa la Moncloa con PP y PSOE a extramuros del Congreso, puede ser hoy el acicate de los dos grandes

Foto: El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (d), durante su intervención en el debate sobre el estado de la nación. (EFE)
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (d), durante su intervención en el debate sobre el estado de la nación. (EFE)

La opinión pública se desenganchó del debate sobre el estado de la nación del año pasado porque allí no se habló como en la calle de las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos. Si Rajoy y Sánchez, en su cruce parlamentario de esta tarde, cometen el mismo error, habremos hecho un plan de obleas.

Las señales no son buenas. Los climas preelectorales favorecen la impostura. Y resulta que tenemos cuatro citas con las urnas a lo largo del año políticamente más incierto de nuestra reciente historia. Es muy alto el riesgo de que el debate se convierta en un acto más de la larga campaña electoral (andaluzas, municipales, autonómicas, catalanas y generales, qué disparate).

En Moncloa filtran que el presidente anunciará algunas medidas en clave social (familias, dependientes, pequeños emprendedores, reducción de tasas judiciales, etc). Y en Ferraz ven pintiparada la ocasión de reforzar el liderazgo de Sánchez y cultivar su imagen de hombre de Estado que firma pactos antiterroristas con el Gobierno, convoca en Madrid una cumbre de líderes socialistas y está dispuesto a sindicase con Rajoy en la defensa del Régimen del 78 frente a quienes quieren ponerlo patas arriba (reforma, sí; borrón y cuenta nueva, no).

La canalización del malestar hacia Podemos, que ya se disputa la Moncloa con PP y PSOE extramuros del Congreso, puede ser hoy el acicate de los dos grandes

Hay un elemento nuevo llamado a sobrevolar el debate. Me refiero al fenómeno político-social inscrito como Podemos en el registro de partidos. La canalización del malestar hacia la nueva fuerza política, que ya se disputa la Moncloa con PP y PSOE extramuros del Congreso, puede ser hoy el acicate de los dos grandes. Por propio instinto de supervivencia, tal vez esa motivación extra les lleve a comprender que se trata de un debate sobre el malestar de la Nación y no sobre el estado de la clase política.

Al menos sobre el papel, el líder del principal partido de la oposición, Pedro Sánchez, que se estrena, ha diseñado un discurso destinado a denunciar la desconexión entre Moncloa y la calle, dando por hecho que en su intervención inicial el presidente insistirá en que su política de reformas nos está sacando de la crisis sin haber pedido el rescate y sin haber hecho recortes sociales. En ese punto se propone Sánchez desgranar datos que demuestran el aumento de la desigualdad y la pobreza en España, así como la mengua de derechos sociales.

En la parte propositiva me cuentan que el líder socialista perfilará su proyecto basado en la España de las oportunidades: para superar la crisis con justicia social, recuperar los derechos perdidos de a clases medias y trabajadoras, renovar el pacto constitucional y regenerar la vida política.

La incógnita del debate de hoy es el espacio que ocuparán los temas de corrupción, el agujero negro de la democracia española. Me temo que poco en los cruces Rajoy-Sánchez, escasamente interesados en la enésima deriva hacia el “y tú, más”. Pero es segura la agitación de los grandes escándalos por parte de IU y, sobre todo, UPyD, que ha hecho una bandera de la limpieza democrática denunciando a los corruptos no solo en el Parlamento sino también en los tribunales. Dosis de recuerdo: en estos momentos hay más de doscientos políticos implicados en distintas causas judiciales abiertas por infracciones penales o administrativas. Y el goteo es incesante.

La opinión pública se desenganchó del debate sobre el estado de la nación del año pasado porque allí no se habló como en la calle de las verdaderas preocupaciones de los ciudadanos. Si Rajoy y Sánchez, en su cruce parlamentario de esta tarde, cometen el mismo error, habremos hecho un plan de obleas.

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