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Sánchez no suelta la presa de Gürtel
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Antonio Casado

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Sánchez no suelta la presa de Gürtel

El PSOE ha decidido insistir en que Rajoy debe comparecer en el Congreso para dar explicaciones, después de que el PP haya sido calificado por el juez como “partícipe a titulo lucrativo de la trama Gürtel”

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)

La independencia de los tres poderes del Estado es compatible con la colaboración. Están en juego dos principios generales básicos. Uno, el deber de los organismos dependientes del Ejecutivo de echar una mano en los procesos indagatorios del poder judicial. Y otro, la obligación del Gobierno de someterse al control del Parlamento. Los dos sufren serios desperfectos por culpa del caso Gürtel.

Moncloa no se los pasa por el arco del triunfo, pero se traspapelan en el despacho de Mariano Rajoy cuando en la agenda se cruza el minuto y resultado de un escándalo de corrupción masiva que salpica al PP desde hace cinco años. Ahora el PSOE, su principal adversario político y electoral, ha decidido que no vale la pena buscar esos dos principios (colaboración con la Justicia y control parlamentario) en el despacho de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría. Ni en el del ministro Montoro.

Lo que llega al ciudadano es la sospecha de que el Gobierno y el PP están toreando a un juez. Mensaje tóxico donde los haya. En consecuencia, los socialistas han reprobado en el Congreso al ministro y se disponen a reprobar a la vicepresidenta si a lo largo de la jornada de hoy, al vencer el plazo fijado por el juez Ruz, la Agencia Tributaria, dependiente del Ministerio de Hacienda, no entrega de una vez por todas el exigido informe sobre la situación fiscal de las donaciones irregulares recibidas por el PP a lo largo del año 2008.

Lo que llega al ciudadano es la sospecha de que el Gobierno y el PP están toreando a un juez. Mensaje tóxico donde los haya

La dirección del PSOE, además, ha decidido insistir en que Rajoy debe comparecer en el Congreso para dar explicaciones, después de que el PP haya sido calificado por el juez como “partícipe a titulo lucrativo de la trama Gürtel”. Y por ello está emplazado a depositar una fianza de 250.000 euros, sobre un supuesto de financiación irregular reiteradamente negado por Génova, con la excusa tonta de que si había cuentas opacas no eran las del PP sino las del tesorero del PP. Pero el representante socialista, Antonio Hernando, ya ha anunciado que aprovechará todas las juntas de portavoces hasta el final de la Legislatura para seguir reclamando la comparencia del presidente del Gobierno, a fin de que se someta al control de la Cámara.

Está claro que el Estado Mayor de Pedro Sánchez ha hecho presa del caso Gürtel y piensa utilizarla como pedrada electoral. A escala regional ha hecho lo propio en el caso del vicealcalde de Valencia, Alfonso Grau, mano derecha de Rita Barberá (¿la mano izquierda ignoraba lo que hacía la derecha?), que acaba de ser desahuciado por su propio partido. Pero Rajoy no es Barberá. Ni Gürtel es Nóos, aunque se parezcan.

Al final la malversación de los dos grandes mandamientos civiles (el Ejecutivo no debe obstaculizar la labor de la Justicia ni rehuir el control del Parlamento) se perderá en la polvareda de una larga campaña electoral cuya réplica nos llevará sin remedio al caso de los ERE en la Andalucía socialista.

Las trapacerías de los tesoreros del PP, la financiación irregular, el ruido de sobres, las comisiones ilegales o el dinero negro para construir o remodelar sedes del partido volverán a compararse con el incumplimiento de un procedimiento administrativo que favoreció un fraude de fondos públicos. Un fraude escandaloso, por supuesto, pero del que de ninguna manera se beneficiaron ni Chaves ni Griñán cuando eran presidentes de la Junta de Andalucía.

La independencia de los tres poderes del Estado es compatible con la colaboración. Están en juego dos principios generales básicos. Uno, el deber de los organismos dependientes del Ejecutivo de echar una mano en los procesos indagatorios del poder judicial. Y otro, la obligación del Gobierno de someterse al control del Parlamento. Los dos sufren serios desperfectos por culpa del caso Gürtel.

Pedro Sánchez Caso Gürtel