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Andalucía: el parto de las urnas
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Antonio Casado

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Andalucía: el parto de las urnas

Gobierno socialista en minoría, pero con la complicidad del principal partido de la oposición, PP. O pacto de legislatura entre los socialistas andaluces y uno de los otros tres partidos concurrentes

Foto: Saludo entre Susana Díaz y Pedro Sánchez. (EFE)
Saludo entre Susana Díaz y Pedro Sánchez. (EFE)

La suerte está echada en Andalucía. Pase de nosotros cuanto antes el cáliz de la impostura en los mítines de cierre anunciados para esta noche, después de una campaña inesperadamente convencional. Una vez más, el consabido tsunami de palabras prefabricadas. Y la gente ya no está para palabras. Quiere hechos.

La gran incógnita del 22-M andaluz es saber si la masiva demanda de cambio que recorre España afecta también a este 17% de españoles gobernados por el mismo partido desde hace más de treinta años. Y dos interrogantes menores cuya respuesta iluminaráel futuro inmediato de la política nacional. Una es la prueba de las urnas reales para Podemos (las europeas fueron de ensayo). Y la otra, también con carácter de prueba, es saber si el rejuvenecido PSOE de Sánchez y Díaz responde al primer reto de recuperar su sitio en el liderazgo de la sociedad.

Pendientes del parto de las urnas, sólo queda ponerse en manos de la aritmética electoral. Esa es la única clave de la gobernabilidad en la región más poblada de España y la más persistente en la apuesta socialista desde el advenimiento de la democracia en 1978.

El recuento de la noche electoral pondrá sobre la mesa un tablero de cinco fuerzas políticas y diversas combinaciones de gobernabilidad en torno al partido ganador (PSOE, con toda probabilidad). Hagan juego. Todos han dicho que salen a ganar, no a pactar. El quinielismo no sirve de nada en estas circunstancias. Paciencia. En menos de setenta y dos horas los números nos van a sacar de dudas.

La doctrina Rajoy sobre la prevalencia de la lista más votada a la hora de formar Gobierno responde a la lógica democrática. Pero hay un límite: la inestabilidad

Es la matemática la que determinará el nuevo mapa político de Andalucía. Pero el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, tenía razón al irrumpir en el debate de las futuras alianzas diciendo que no votar al PP de Moreno Bonilla es una forma de mantener el largo reinado socialista en Andalucía. Su propuesta de paso franco a la lista más votada, unida al juego de afinidades respecto a los otros tres partidos (Podemos, Ciudadanos e IU), permite anunciar la continuidad de Susana Díaz al frente de la Junta.

La doctrina Rajoy sobre la prevalencia de la lista más votada a la hora de formar Gobierno responde a la lógica democrática. Pero tiene un límite: la inestabilidad. La aplicación del principio en ningún caso puede ser la causa de que una institución representativa esté permanentemente sometida al estrés de los amagos desestabilizadores.

De ahí las dos hipótesis que se abren paso en vísperas de la jornada electoral del domingo. Por un lado, Gobierno socialista en minoría pero con la complicidad del principal partido de la oposición, PP, de no apoyar ninguna moción de censura contra el Gobierno de Susana Díaz, al menos durante un tiempo. Y por otro, un pacto de legislatura, y de coalición, entre los socialistas andaluces y uno de los otros tres partidos concurrentes, sin que sea descartable una repetición del extinguido pacto con IU. Dependerá, en todo caso, como queda dicho, de la aritmética que salga del recuento electoral en la noche del domingo que viene.

La suerte está echada en Andalucía. Pase de nosotros cuanto antes el cáliz de la impostura en los mítines de cierre anunciados para esta noche, después de una campaña inesperadamente convencional. Una vez más, el consabido tsunami de palabras prefabricadas. Y la gente ya no está para palabras. Quiere hechos.

Susana Díaz Mariano Rajoy Pedro Sánchez