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Espejo andaluz, política nacional
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Antonio Casado

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Espejo andaluz, política nacional

La endemoniada matemática parlamentaria, con cinco partidos donde había tres (del bipartidismo a la fragmentación), añade a la política andaluza nuevos elementos de incertidumbre e inestabilidad

Foto: Una simpatizante del PSOE observa en la sede federal la comparecencia por televisión de Susana Díaz. (EFE)
Una simpatizante del PSOE observa en la sede federal la comparecencia por televisión de Susana Díaz. (EFE)

Una segunda lectura de los resultados desvela las tres grandes novedades del 22-M andaluz. A saber: el desplome del PP (zarpazo de la crisis y corrupción), la fragmentación del escenario político (indignados por la derecha y por la izquierda) y las nuevas amenazas a la estabilidad (adiós, mayorías absolutas). Las tres forman parte de la misma secuencia y son extrapolables a la política nacional.

Cuarenta y ocho horas después del recuento, a la vista de esas tres coordenadas fijas del vigente año electoral, no entiendo la euforia en el entorno de Susana Díaz. Dicho sea no por la legítima celebración de su victoria en las urnas, que es indiscutible (ya le gustaría a los otros partidos concurrentes estar en el lugar del PSOE), sino por la insensata convicción con la que se anuncia un gobierno de minoría socialista fuerte y estable. Es imposible. O lo uno o lo otro, pero no las tres cosas a la vez. Si ha de ser en minoría, no será fuerte ni estable.

Antes o después se abrirá paso el inapelable poder de los números. Y entonces empezaremos a ver que la endemoniada matemática parlamentaria, con cinco partidos donde antes había tres (del bipartidismo a la fragmentación), añade a la política andaluza nuevos elementos de incertidumbre e inestabilidad. El cuadro es aplicable a la política nacional, incluido el desplome del PP. Desde hace más de un año las encuestas vienen anunciando el zarpazo de la crisis económica y la corrupción sobre las expectativas electorales del partido de Rajoy.

Los socialistas andaluces, tras perder 120.000 votos, no van sobrados para gobernar sin hipotecas en un escenario objetivamente más inestable que el anterior

El batacazo del PP (Ciudadanos, al alza) y la fragmentación del escenario aumentan las posibilidades del PSOE para competir por una victoria relativa con PP y Podemos en las generales de finales de año sin necesidad de mejorar sustancialmente su cotización en las encuestas. Eso sí, en medio de una dispersión de fuerzas que le obligaría a pactar con otros. Como le ocurre ahora a los socialistas andaluces que, tras haber perdido 120.000 votos, no van sobrados para gobernar sin hipotecas en un escenario objetivamente más inestable que el anterior.

Sin embargo, ahí están celebrando los resultados del domingo como una gran victoria.Por eso sostengo que poco a poco se irán apagando los cumplidos a Díaz y se irá imponiendo la aritmética parlamentaria, en la que un partido ganador con 47 escaños ha de gobernar frente a la oposición de 62. Si antes la presidenta de la Junta entendió que su gobierno se tambaleaba asentándose sobre una mayoría absoluta (59 escaños de la coalición PSOE-IU), no sé cómo va a garantizar la estabilidad con un gobierno asentado ahora solo sobre los 47 escaños socialistas.

Ha de pactar con Podemos a su izquierda o con Ciudadanos a su derecha. Ninguno de los dos partidos emergentes está por la labor de convertirse en costaleros de Díaz y de uno de los dos pilares del denostado bipartidismo. En el caso de Podemos, significaría el fin de su aventura de asaltar el cielo. Y Ciudadanos, que también va de subidón, no se retrataría en el escenario andaluz sin esperar que se decanten otros de mayor cuantía.

Hasta entonces, Susana Díaz no se plantea alianzas de gobierno o pactos de legislatura. Se dedica a asegurarse la investidura, una vez constituido el Parlamento el 16 de abril. Está abocada a salir por mayoría simple de sus 47 diputados en segunda, tercera o enésima votación (dos meses de margen concede la ley), siempre que se abstenga el PP o el conjunto de los otros 47 (Podemos, Ciudadanos e IU), si la matemática no me falla.

Ha empezado a tantear a los grupos. ¿Y luego, qué? Insisto: no veo al PP, ni a Podemos, ni a Ciudadanos haciendo el papel de costaleros del PSOE andaluz. Y la llamada “geometría variable” (pactos puntuales con unos y otros)pinta un futuro inmediato incierto e inestable en la política andaluza. Por no hablar de la exposición permanente a una moción de censura de todos contra el PSOE (62 contra 47). La excusa es lo de menos. Pongamos cualquier nuevo escándalo de corrupción, que eso une mucho a los adversarios del poder.

Una segunda lectura de los resultados desvela las tres grandes novedades del 22-M andaluz. A saber: el desplome del PP (zarpazo de la crisis y corrupción), la fragmentación del escenario político (indignados por la derecha y por la izquierda) y las nuevas amenazas a la estabilidad (adiós, mayorías absolutas). Las tres forman parte de la misma secuencia y son extrapolables a la política nacional.

Susana Díaz