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El rebobinado de Podemos
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Antonio Casado

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El rebobinado de Podemos

La calculada operación para desbravar propuestas fundacionales del partido de los indignados supone alejarse cada vez más de Podemos y acercarse cada vez más al PSOE

Foto: El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. (Reuters)
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. (Reuters)

Del espíritu de Vistalegre al rebobinado político. Sus dirigentes quieren convencer a las élites de que no hay razón para tenerles miedo. Ya no hablan con desprecio del régimen del 78, incluso reniegan del término (“régimen”), tantas veces utilizado cuando creían que la sonrisa había cambiado de bando. El antes arrogante líder, Pablo M. Iglesias, reaparece en la tele mucho más humilde, sin calificar-descalificar las preguntas de los periodistas. Y si le mencionan el retroceso en las encuestas, reacciona como Rajoy, Sánchez o Rosa Díez: “La única encuesta válida es el voto ciudadano”.

De nacionalizaciones, ni media palabra. Nada de consultas sobre Monarquía o República. No hay prisa. Los de la “casta” tienen su corazoncito, lloran y también van al cielo. Oídos sordos a quienes advierten de que España puede ser la plataforma de difusión del chavismo. ¿Impago de la deuda? Debimos haber entendido mal. El “simpa” no va con ellos. Querían decir y dicen ahora “reestructuración ordenada”. Ah, bueno.

Trataremos de decirlo siguiendo el modelo argumental aplicado por Podemos a sus competidores de Ciudadanos, cuyo programa denuestan por parecerse demasiado al del PP. Según Iglesias, lo que propone el partido de Albert Rivera es un simple plan renove en base a “medidas cosméticas alineadas con el discurso de recuperación del Gobierno”. Eso mismo puede predicarse de Podemos respecto al guion programático de los socialistas de Pedro Sánchez.

La calculada operación para desbravar propuestas fundacionales del partido de los indignados supone alejarse cada vez más de Podemos y acercarse cada vez más al PSOE. Según las encuestas, es la alianza preferida por la mayoría de los españoles. De hecho, Iglesias abraza la idea de “ocupar el espacio socialdemócrata” supuestamente abandonado por el PSOE. Eso solo es posible con idénticas o muy similares propuestas. Y así ha debido entenderlo, a la vista del programa-marco para las elecciones autonómicas de mayo. Se empieza a desvelar por fascículos y nos da pistas fiables sobre su programa de asalto a la Moncloa.

Iglesias abraza la idea de 'ocupar el espacio socialdemócrata' supuestamente abandonado por el PSOE. Eso solo es posible con idénticas propuestas

A este paso, los ciudadanos se maliciarán que para ese viaje no hacían falta alforjas. Ni mochilas cargadas de sueños. Como el de una reforma fiscal donde “paguen más los que más tienen”, según el mantra cosido a la izquierda de toda la vida. Vaya novedad. Lo firma ya mismo el líder del PSOE, Pedro Sánchez, si le garantizan que no es Juan Carlos Monedero el dirigente llamado a hacer la reforma fiscal. No sería muy creíble, por su conocido historial con el fisco.

Ítem más: renta mínima de inserción para todos, incluidos los menores, siempre y cuando acompasemos nuestra presión fiscal a la media europea. ¿Y por qué no transporte público gratis siempre y cuando los defraudadores se retraten? ¿O acabar con la corrupción siempre y cuando los corruptos se arrepientan y juren que lo lamentan, que se han equivocado y que no volverá a ocurrir?

Acabar con la corrupción, defender la escuela pública, impedir las privatizaciones, eliminar los copagos en la sanidad, luchar contra la precariedad laboral apostando por el empleo estable, combatir la pobreza, redoblar el apoyo a las clases trabajadora y media (pymes y autónomos), garantizar la protección al desempleo, plan de repatriación de los jóvenes que se buscan la vida fuera de España, derogar “por ineficaz e injusta” la reforma laboral del Gobierno Rajoy...

Todo eso está en los guiones electorales del PSOE, lo cual nos invita a ver en Podemos, a la luz de sus propios argumentos, un abanderado del recambio respecto al PSOE, por la izquierda. Lo mismo que Ciudadanos lo sería respecto al PP, por la derecha.

Del espíritu de Vistalegre al rebobinado político. Sus dirigentes quieren convencer a las élites de que no hay razón para tenerles miedo. Ya no hablan con desprecio del régimen del 78, incluso reniegan del término (“régimen”), tantas veces utilizado cuando creían que la sonrisa había cambiado de bando. El antes arrogante líder, Pablo M. Iglesias, reaparece en la tele mucho más humilde, sin calificar-descalificar las preguntas de los periodistas. Y si le mencionan el retroceso en las encuestas, reacciona como Rajoy, Sánchez o Rosa Díez: “La única encuesta válida es el voto ciudadano”.