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Cifuentes, nada que ver con sus antecesores
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Antonio Casado

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Cifuentes, nada que ver con sus antecesores

En lucha contra los elementos, la ex delegada del Gobierno ganó con holgura las elecciones del 24-M y, gracias a los 17 escaños de de Ciudadanos, hoy se convertirá en la presidenta de la Comunidad

Foto: La dirigente popular Cristina Cifuentes. (EFE)
La dirigente popular Cristina Cifuentes. (EFE)

En Ferraz encargaban misas para que Gabilondo (la apuesta de Sánchez) sacara al menos un voto más que Carmona en Madrid. En Génova hicieron lo mismo con Cristina Cifuentes (la apuesta de Rajoy) respecto a Esperanza Aguirre. En los dos casos se cumplió la expectativa.

Tanto el socialista Carmona como la popular Aguirre, mal vistos en sus respectivas direcciones nacionales, acabaron en la cuneta como aspirantes a la Alcaldía. Pero al menos aquel tenía el favor de la estructura regional del PSOE, donde hasta hace poco había reinado su amigo Tomás Gómez. No fue el caso de Cifuentes, abocada a currarse el voto sintiendo la hostilidad y la falta de apoyo de la organización controlada por Aguirre.

En lucha contra los elementos, la ex delegada del Gobierno ganó con holgura las elecciones del 24-M y, gracias a los 17 escaños de de Ciudadanos, hoy se va a convertir en la quinta presidenta de la Comunidad. Solo la prudencia, el sentido común y el superior interés del partido al que sirve frenaron la tentación del desquite. Aunque en su discurso de investidura ante la Asamblea de Madrid pudo haber sido más explícita, no pasó de denunciar de forma genérica el maridaje tóxico entre política y corrupción. Y el que quiera entender, que entienda.

“Política y corrupción no pueden ir de la mano”, sentenció. Dicho ante dos de los tres compañeros de partido (el ausente era Ruiz Gallardón) que han venido gobernando por mayoría absoluta una de las Comunidades mas afectadas por ese mal, cobra un doble valor. Por un lado, la valentía de nombrar la soga en casa del ahorcado. Por otro, el compromiso que asume de honrar con hechos y no palabras el principio de que la corrupción es incompatible con el ejercicio de la política.

Esperemos que cuando en el curso de su mandato alguien le informe de las andanzas de tal o cual alcalde, tal o cual consejero, tal o cual concejal de Urbanismo, no responda como le respondieron tantas veces a ella: “¡Qué negativa eres, Cristina!”. Lo malo es que de ese burladero salió un largo historial de malas prácticas ignoradas, disculpadas, desoídas, ocultadas, que luego acabaron en los tribunales y hoy forman parte de voluminosos sumarios en los que aparecen personajes que hicieron de la política y la corrupción una misma cosa.

No necesitaba Cifuentes el incentivo de Ciudadanos y sus setenta y tantas condiciones para marcar distancias con sus antecesores

No necesitaba Cifuentes el incentivo de Ciudadanos y sus setenta y tantas condiciones para marcar distancias con sus antecesores. Las había marcado antes. Ciudadanos le ofrece ahora la ocasión de incorporarlas a su hoja de ruta. Empezando por su valiente compromiso con la regeneración de la vida política. Y siguiendo por su renuncia a las políticas privatizadoras de Aguirre e Ignacio González, sin olvidar bajada de impuestos, auditorias externas, desaforamientos, despolitización de Telemadrid o alejamiento de las viviendas públicas de los llamados fondos buitre.

Un programa cargado de sentido común que, aunque hoy no tenga el voto favorable del PSOE y de Podemos, no va a merecer una enmienda a la totalidad por parte de sus respectivos jefes de fila, Ángel Gabilondo y José Manuel López. En cuanto a la jefa del PP madrileño, Esperanza Aguirre se muestra contenta porque “Cristina va a seguir con la política que había”. Aparte de mantener el pulso con el ministro Cristobal Montoro respecto a la financiación autonómica, ¿de dónde se habrá sacado Aguirre que Cifuentes ha pregonado continuidad en su discurso de ayer?

En Ferraz encargaban misas para que Gabilondo (la apuesta de Sánchez) sacara al menos un voto más que Carmona en Madrid. En Génova hicieron lo mismo con Cristina Cifuentes (la apuesta de Rajoy) respecto a Esperanza Aguirre. En los dos casos se cumplió la expectativa.

Cristina Cifuentes Esperanza Aguirre Alberto Ruiz-Gallardón Ignacio González