Grecia, en la carrera por la Moncloa

La crisis griega sigue dando mucho de sí a pocos meses de las elecciones generales. La última pedrada la tiró el líder socialista, Pedro Sánchez: “Me avergüenzo del presidente del Gobierno por tratar de sacar rédito electoral del sufrimiento de los griegos”. Donde las dan las toman. Justa réplica a un persistente discurso de Mariano Rajoy tratando a Sánchez de “títere de los radicales” y “portamaletas de los populistas”.

La batalla desborda a los dos aspirantes creíbles a la Presidencia del Gobierno, aunque están en el mismo bando europeo respecto a Grecia. El tercero en discordia, Podemos, tampoco desatiende el consumo interno. Uno de los suyos, Juan Carlos Monedero, decía ayer que el humillante trato de la UE a Grecia es una forma de castigar a su partido (su “instrumento”, diría él). Es el más reciente de los despropósitos en la resonancia española del drama. Ya me imagino a Merkel, Hollande y Obama dándole ideas a Alberto Garzón (IU) o convirtiendo la última vuelta de tuerca al Gobierno griego en un nuevo mensaje a Iglesias.

Los gemelos políticos de Syriza en España defienden el “no” al tercer intento europeo de rescate condicionado de Grecia

Sigamos. Los gemelos políticos de Podemos, encabezados por Alexis Tsipras, han llegado a calificar a los jerarcas de Bruselas de “criminales” (Varufakis dixit) y “terroristas financieros”. No es nuevo. Nos suena. Los gemelos de Syriza , encabezados por Pablo M. Iglesias, los acaban de calificar de “mafiosos”. En fin, eso es lo que despacha una de las tres opciones mejor colocadas en la carrera hacia la Moncloa.

Los gemelos políticos de Syriza en España defienden el “no” al tercer intento europeo de rescate condicionado de Grecia. Y eso votarían hoy si fuesen diputados del Parlamento heleno. Muy coherente, ¿cómo votar a favor de unos mafiosos? Una posición que comparten veinte o treinta diputados de Syriza, enrocados en el patriótico “no” que ya tuvo su día de gloria el pasado domingo 5 de julio. Pero, a diferencia de lo que ocurrió en el referéndum, hoy triunfará el “sí”, gracias al apoyo del resto de los diputados de Syriza (149 en total) y, sobre todo, gracias al apoyo de los dos partidos clásicos, Nueva Democracia y PASOK, lo cual refuerza mi analogía sobre “La crisis griega y el teatro del absurdo”: ¿Quién iba decir que en el espacio de una semana el primer ministro, Tsipras, iba a pasar del “no” al “sí” incluso frente a un endurecimiento de la posición europea?

La coherencia, en este caso, solo tiene un camino: la salida del euro. Por supuesto, en libre expresión de la voluntad del pueblo griego

El estupor no se queda en el bandazo. Lo malo es la falta de alternativa en los partidarios del “no”. Un “no” paralizante, perezoso, pasivo, que se agota en sí mismo sin proponer nada a cambio. No es coherente con el rechazo a las dizque prácticas mafiosas de un poder europeo vengativo por el feo del pueblo heleno en las urnas del 5 de julio.

La coherencia, en este caso, solo tiene un camino: la salida del euro. Por supuesto, en libre expresión de la voluntad del pueblo griego. Aún están a tiempo. Les bastaría con la ya acreditada complicidad de la extrema izquierda y la extrema derecha para tumbar hoy mismo, en el templo de la soberanía nacional, el acuerdo alcanzado este lunes en Bruselas. Encajaría en el discurso que mantenían hasta que se asomaron al abismo de la bancarrota económica, social y, en consecuencia, política.

En España, mientras tanto, sigue viva la tentación de hacer paralelismos. ¿Cómo sería un Gobierno en manos de esos admiradores políticos de Syriza que ocupan el tercer lugar en los sondeos electorales?