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Pujol, la patria como caja registradora
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Antonio Casado

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Pujol, la patria como caja registradora

El padre fundador del nacionalismo catalán en la era moderna, Jordi Pujol, entra en los anales judiciales como el jefe de una organización criminal, su propia familia. Así lo dicen los autos judiciales

Foto: El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol durante su comparecencia ante la comisión de investigación del Parlament. (EFE)
El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol durante su comparecencia ante la comisión de investigación del Parlament. (EFE)

Nunca había caído tan bajo la Generalitat, entendida como el conjunto de las instituciones del autogobierno de Cataluña. Su actual dirigente, Artur Mas, aguanta mansamente los escobazos de la CUP en el tren de la bruja, mientras el padre fundador del nacionalismo catalán en la era moderna, Jordi Pujol, entra en los anales judiciales como el jefe de una organización criminal, su propia familia. Eso dicen los autos judiciales del juez de la Audiencia Nacional José de la Mata.

Lo supimos este miércoles. El magistrado llama a declarar a la cúpula de la organización. O sea, al ex 'molt honorable' y a su esposa, Marta Ferrusola. El próximo 10 de febrero han de comparecer como 'investigados' ('imputados', antes de reformarse la Ley de Enjuiciamiento Civil) por un delito de blanqueo. La cita judicial incumbe a la causa abierta contra el 'hereu', Jordi Pujol Ferrosola, por diferentes delitos de corrupción.

A lo largo de los 13 autos dictados por este, que también asume el proceso indagatorio por los delitos fiscales de la familia, se explica el 'modus operandi' de la trama. En las cuentas corrientes de los distintos miembros del clan -“ocultas en jurisdicciones extranjeras”-, entraban cantidades de origen desconocido “que no pueden asimilarse a una actividad legal” y que en algunos casos coinciden con cantidades abonadas por empresarios que han trabajado para el sector público de Cataluña.

Nada nuevo, en realidad. La cita judicial del matrimonio Pujol-Ferrusola solo es una meta volante en el viaje a las alcantarillas del nacionalismo catalán. Un viaje iniciado con la famosa frase del 'expresident': “¿Qué coño es eso de la UDEF?”. Ahora ya sabe cómo funciona este brazo policial encargado de perseguir la inmoralidad de quienes aprovechan sus cargos públicos para meter la mano en la caja común. Una dosis de recuerdo, en fin, de un desazonante descubrimiento de los ciudadanos de Cataluña, especialmente los de más sincera adhesión a la causa nacionalista. No era España la ladrona sino quienes cobraban por ser patriotas. En negro, por supuesto.

Lo peor del aquí y ahora es que Artur Mas se cuidará de decir que no conoce de nada a Jordi Pujol

Y en negro había que referirse siempre al poder de los Pujol. En voz baja, quiero decir, porque siempre fue un tema tabú durante los 23 años de paso por el poder, cuando la causa del soberanismo y la fortuna familiar venían a ser lo mismo. Todo por la patria. Ya desde el principio, cuando el apellido aparecía contagiado con el virus de la mentira y la corrupción (caso Banca Catalana). Al conocerse la victoria de CiU en las primeras elecciones autonómicas del nuevo régimen democrático (1980), Jordi Pujol gritó a los cuatro vientos: “Se acabó el sucursalismo”. Así nació el nuevo poder catalán, fundado por el 115º presidente de la Generalitat y líder de CiU, que nunca dejó de ser sucursalista de la política española. No solo de la política, sino también de la inmoralidad en la vida publica.

Lo peor del aquí y ahora es que Artur Mas, el averiado presidente de la Generalitat en funciones, se cuidará de decir que no conoce de nada a Jordi Pujol. O que la inmoralidad de la familia Pujol es un asunto privado. Si no lo decía cuando Pujol usaba a Cataluña como parapeto (último refugio de los truhanes, escribió Samuel Johnson), tampoco puede decirlo al descubrir que la usaba como caja registradora.

Nunca había caído tan bajo la Generalitat, entendida como el conjunto de las instituciones del autogobierno de Cataluña. Su actual dirigente, Artur Mas, aguanta mansamente los escobazos de la CUP en el tren de la bruja, mientras el padre fundador del nacionalismo catalán en la era moderna, Jordi Pujol, entra en los anales judiciales como el jefe de una organización criminal, su propia familia. Eso dicen los autos judiciales del juez de la Audiencia Nacional José de la Mata.

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