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Sánchez apuesta contra una matemática hostil
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Antonio Casado

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Sánchez apuesta contra una matemática hostil

Sánchez no tiene la matemática de su parte. Por dos pedruscos en su camino: la incompatibilidad de Podemos con C's y el veto del PP a cualquier aspirante que no sea del partido ganador del 20-D

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)

Quienes descifraron la encuesta del CIS en clave electoral (subían PP y Podemos, bajaban PSOE y Ciudadanos), realizada antes de la espantada institucional de Rajoy, se han quedado mudos ante la encuesta de Metroscopia, realizada inmediatamente después de que Sánchez aceptase el encargo de intentar la investidura. Ahora la moraleja es justo la contraria: suben PSOE y Ciudadanos, bajan PP y Podemos.

Es decir, castigo a quienes cierran las salidas con sus respectivos vetos y premio al esfuerzo conjunto de PSOE y Ciudadanos por desbloquear la situación creada por quien desairó al Monarca, a pesar de representar al partido más votado. Por falta de apoyos, alegó entonces Rajoy, aunque ni siquiera intentó ganárselos o, al menos, verificar su presunta soledad política como justificante del desistimiento. Tampoco Sánchez tiene la matemática de su parte. Por dos pedruscos en su camino: la incompatibilidad de Podemos con Ciudadanos y el veto del PP a cualquier aspirante que no sea del partido ganador de las elecciones.

Castigo a quienes cierran salidas con sus vetos y premio al esfuerzo de PSOE y C's por desbloquear la situación creada por quien desairó al Monarca

El líder socialista (“Voy en serio”) ha decidido correr el riesgo, apostar con fe y jugársela en nombre de los intereses generales. Elegir a Ciudadanos como pareja para abrir el baile ha sido una primera declaración de intenciones. La segunda es el carácter poco aventurero del equipo negociador del PSOE. Todo ello, sin renunciar a su plan de granjearse apoyos por la derecha y por la izquierda, a partir de un documento base conectado a los dos vectores de un futuro Gobierno. Uno: el social, para el que Sánchez trata de atraer a Podemos. Y otro, el reformista, santo y seña en el programa de Ciudadanos.

Los tanteos de ayer no parecen haber sonado mal a Compromis e IU, por la izquierda, ni a Ciudadanos, por la derecha. Pero tanto Pablo Manuel Iglesias, líder de Podemos, como José Manuel Villegas, de Ciudadanos, nos dejaron dosis de recuerdo sobre la imposibilidad de caminar juntos. Item más, Villegas insiste en que “de uno u otro modo”, en el acuerdo final debe estar presente el PP. Otra roca en el camino de Sánchez a la búsqueda de “espacios comunes” con otras fuerzas.

El PP sigue alimentando el discurso preventivo contra un Pedro Sánchez ambicioso y dispuesto a pactar con “quienes quieren romper España”

A la espera de un inminente encuentro del líder del PSOE con el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, el PP sigue alimentando el discurso preventivo contra un Sánchez ambicioso y dispuesto a pactar con “quienes quieren romper España”, según Cospedal, para ser presidente a cualquier precio.

A la vista de la encuesta del CIS, publicada cuando Sánchez ya había dado el paso adelante, muchos analistas interpretaron ese agresivo discurso del PP como la señal de que empezaba a asumir la inevitabilidad de una repetición de las elecciones. Más parece una forma de alimentar la imagen de un líder socialista capaz de entregarse al populismo y al separatismo con tal de ganar La Moncloa, a sabiendas de que eso no va a ocurrir.

Y si eso no ocurre, es imposible que a Sánchez le salgan los números, Por tanto, el PP no apuesta a la repetición de elecciones sino al fracaso de Sánchez, lo cual daría una segunda oportunidad a Rajoy. O a Soraya Sáenz de Santamaría, o a Ana Pastor, o a Núñez Feijóo. Y entonces el elemento de bloqueo sería el “no es no” de Sánchez a Rajoy, como ahora es el “no es no” de Rajoy a Sánchez. O de desbloqueo, si para entonces el desafío separatista de Cataluña, el persistente vacío de poder, los problemas de la economía o la situación internacional provocan un ataque conjunto de responsabilidad en los tres partidos comprometidos con la Constitución y los intereses generales.

Quienes descifraron la encuesta del CIS en clave electoral (subían PP y Podemos, bajaban PSOE y Ciudadanos), realizada antes de la espantada institucional de Rajoy, se han quedado mudos ante la encuesta de Metroscopia, realizada inmediatamente después de que Sánchez aceptase el encargo de intentar la investidura. Ahora la moraleja es justo la contraria: suben PSOE y Ciudadanos, bajan PP y Podemos.

Pedro Sánchez Barómetro del CIS Ciudadanos