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Rajoy vuelve a la pista de baile con un papel
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Antonio Casado

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Rajoy vuelve a la pista de baile con un papel

Cinco puntos para persuadir a Sánchez y Rivera de que deben unirse a la causa de la estabilidad, la moderación y la certidumbre. Más genérico que el documento del PSOE e igual de voluntarista

Foto: El presidente del Gobierno en funciones y del PP, Mariano Rajoy. (EFE)
El presidente del Gobierno en funciones y del PP, Mariano Rajoy. (EFE)

El presidente del Gobierno en funciones también tiene un papel. Cinco puntos para persuadir a Sánchez y Rivera de que deben unirse a la causa de la estabilidad, la moderación y la certidumbre. Más genérico que el documento del PSOE e igual de voluntarista. Le sirve a Rajoy para salir de su quietud y usarlo como Sánchez usa el suyo: que el otro se retrate.

No es momento de enfocar el retorno del líder del PP a la pista de baile con ese papel en la mano, sino de recordar que comparte con Pablo M. Iglesias el poder de bloquear los esfuerzos de Sánchez por cumplir el encargo de Felipe VI. El “yo o nadie”, formulado indistintamente por Iglesias y Rajoy, es ahora el principal escollo en la formación de un Ejecutivo apoyado en una mayoría de diputados. Supone anticipar el fracaso de Sánchez. La matemática no le va a ser propicia, sabiendo que de ninguna manera se va a encamar con Podemos (y cama supletoria para IU).

Véase cómo las claves del bloqueo siguen ocultas en la maldita secuencia verbal usada en Moncloa: “El PP no puede hacer nada sin el PSOE y el PSOE no puede hacer nada sin Podemos”. Así que, en vísperas del encuentro Rajoy-Sánchez, cuya fumata negra está garantizada, y la renuncia de Podemos a pactar nada con los socialistas mientras estos vean en Ciudadanos al socio preferente, seguimos en las mismas. Cautivos de la matemática. O sea, de cabeza hacia una sesión de investidura fallida en el recuento de votos, aunque políticamente rentable para el líder socialista, hacia dentro y hacia fuera de su partido.

El “yo o nadie” formulado indistintamente por Iglesias y Rajoy, es ahora el principal escollo en la formación de un Ejecutivo apoyado en una mayoría de diputados

Entonces habrá pasado más de un mes y la pelota volverá a estar en los pies de Rajoy. Mejor dicho, de un candidato alternativo del PP con más posibilidades de comprometer a PSOE y Ciudadanos en el imperioso mandato de la gobernabilidad. Por tanto, con más gracias que las de Rajoy para provocar en Sánchez un ataque de responsabilidad sobrevenida, cinco minutos antes de ir a una nueva convocatoria de elecciones generales.

Insisto en mi quiniela de siempre. La defiendo desde el día después de las elecciones. Pasa por la abstención de los socialistas en una enésima sesión de investidura, en nombre de los intereses generales y razones de Estado (fundada aversión a un vacío de poder tan prolongado) y la formación de un Gobierno monocolor del PP con apoyos exteriores de geometría variable con PSOE y Ciudadanos, que ejercerían de oposición 'responsable', dejando a Podemos en el papel de oposición 'gamberra'. Todo ello para una legislatura corta, incluso con la fecha de caducidad pactada por los partidos de mayor compromiso con el orden vigente. Los tres que incluye Rajoy en un inexcusable eje de estabilidad. “El más razonable y el más democrático”, dijo ayer a sus senadores. Lo repitió una vez más: “Hace falta un Gobierno apoyado por el PP, el PSOE y Ciudadanos. Y ese Gobierno debe estar presidido por el PP, porque ha sido la primera fuerza política”.

Fue su reaparición en escena, después de perpetrar el inesperado mutis que desairó al Rey y convirtió a Sánchez en el protagonista de la obra. Al menos en este acto, cuando estamos viendo cómo al líder socialista le salen los números donde no encajan los principios y donde encajan los principios no le salen los números. Es la escenificación de lo que pasa, aún lejos del desenlace final. Nunca mejor dicho lo de escenificar. En eso está Pedro Sánchez, haciendo un máster en liderazgo. Mariano Rajoy, apostando su resto al fracaso de Sánchez. Pablo Manuel Iglesias, hurgando en las heridas del PSOE. Y Rivera, tratando de reeditar la dinámica mediadora que dio lugar a la constitución de las Cortes, a la espera de que se repita en la constitución del Gobierno.

El presidente del Gobierno en funciones también tiene un papel. Cinco puntos para persuadir a Sánchez y Rivera de que deben unirse a la causa de la estabilidad, la moderación y la certidumbre. Más genérico que el documento del PSOE e igual de voluntarista. Le sirve a Rajoy para salir de su quietud y usarlo como Sánchez usa el suyo: que el otro se retrate.

Mariano Rajoy Ciudadanos