Es noticia
Pedro y Pablo: sonrisas televisadas
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Pedro y Pablo: sonrisas televisadas

La reunión de Pedro Sánchez y Pablo Manuel Iglesias no alumbra el camino hacia la gobernabilidad. Lo impide la política o la aritmética. O ambas

Foto: El líder de Podemos, Pablo Iglesias (d), obsequia al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, con el libro 'Historia del baloncesto de España'. (EFE)
El líder de Podemos, Pablo Iglesias (d), obsequia al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, con el libro 'Historia del baloncesto de España'. (EFE)

Si lo que les une de saque es el baloncesto y la aversión a Rajoy, estamos apañados. Más parece teatro, puro teatro, falsedad bien ensayada, estudiado simulacro, como cantaba la gran Lupe. Intercambio de regalitos, manos tendidas, lenguas afiladas, si hay que ir se va, postureo mirando a cámara, diga treinta y tres, sonrisas televisadas, dientes, dientes, que se jodan. Pero detrás de la melosa gestualidad, nada de nada. Nada nuevo, quiero decir, en el escabroso camino hacia la formación de Gobierno.

Por mí que no quede, dice un Pablo Manuel inesperadamente manso. Y sostiene Sánchez que ese simple “cambio de actitud” nos acerca más a un “Gobierno del cambio” que a la repetición de elecciones. Me parece muy aventurado decir eso sin tener el balcón alquilado cuando el exministro Jordi Sevilla y el líder de Podemos echen cuentas sobre la mesa negociadora o cuando Iglesias exija dejar en la cuneta a Ciudadanos, socio preferente y estratégica coartada centrista de Sánchez.

Todos los medios coinciden en destacar como lo más relevante del encuentro que Iglesias renuncia a la Vicepresidencia para facilitar un pacto con el PSOE. Tómense la molestia de comprobarlo. Es el gran titular de la cita entre Pedro y Pablo. Bueno, pues si el cambio de actitud consiste en la autoexclusión de su autopropuesta como vicepresidente (por su real gana se postuló y por su real gana renuncia), estamos donde estábamos. El PSOE no acordará nada con Podemos si Ciudadanos no entra en el trato. Y Ciudadanos no entrará nunca en ese trato, salvo que “Podemos deje de ser Podemos”. De modo que, a mi juicio, es matemáticamente viable pero políticamente imposible la “vía 199” (PSOE- Podemos- Ciudadanos) que le gustaría a Sánchez. Como lo es la “vía 161” (PSOE-Podemos-IU) que le gustaría a Iglesias. Y a la “vía 131” (PSOE- Ciudadanos) llega la política pero no llegan los números.

Si el cambio de actitud de Pablo Manuel consiste en la autoexclusión de su autopropuesta como vicepresidente, estamos donde estábamos

Podrían alterarse estas coordenadas, claro. Nada es imposible. “¿Pero, cómo?, le preguntaron ayer a Sánchez. “Ah, eso es lo que tenemos que hablar”, respondió. Y eso es todo lo que sacamos en limpio de la celebradísima cita de ayer. Eso y la mera disposición de Podemos a sentarse con Ciudadanos. “Hablar a tres”, dice el líder socialista. Y tampoco es mucho decir, a la espera de entrar en los contenidos del pacto PSOE-Ciudadanos y sus 200 medidas. Por ver cuántas seducen a Podemos. Permítanme que sea escéptico en este sentido.

La reunión de Pedro Sánchez y Pablo Manuel Iglesias no alumbra el camino hacia la gobernabilidad. Lo impiden la política o la aritmética. O ambas. No hay margen para formar un Gobierno “a la valenciana”, como suele decir Iglesias. O “a la portuguesa”, como soñaba Sánchez, cuando viajó a Lisboa para insinuar sus intenciones, cuando decía en público que la militancia socialista no entendería la falta de diálogo con Podemos o cuando anunciaba que consultaría a esa militancia si los barones le ataban las manos. Todo eso decayó al elegir a Rivera como socio preferente, después de descubrir la verdadera cara de Podemos y la insolencia de Pablo Manuel.

Sánchez supo que Podemos quería liquidar al PSOE, que una eventual alianza sería matemáticamente inestable y políticamente tóxica. Entonces empezó a emitir señales de desistimiento. La más significativa fue el nombramiento de un equipo negociador (Jordi Sevilla, José E. Serrano, Rodolfo Ares) incompatible con las tesis de Podemos. Y un discurso persistente advirtiendo de que no sería presidente a cualquier precio, mientras asumía los topes del comité federal (nada de tratos con fuerzas disgregadoras).

¿Todo eso ha cambiado de la noche a la mañana? No lo creo.

Si lo que les une de saque es el baloncesto y la aversión a Rajoy, estamos apañados. Más parece teatro, puro teatro, falsedad bien ensayada, estudiado simulacro, como cantaba la gran Lupe. Intercambio de regalitos, manos tendidas, lenguas afiladas, si hay que ir se va, postureo mirando a cámara, diga treinta y tres, sonrisas televisadas, dientes, dientes, que se jodan. Pero detrás de la melosa gestualidad, nada de nada. Nada nuevo, quiero decir, en el escabroso camino hacia la formación de Gobierno.

Pedro Sánchez Ciudadanos