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Un debate bobo en nombre de la austeridad
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Antonio Casado

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Un debate bobo en nombre de la austeridad

Los dirigentes políticos carecen de fuerza moral para hacernos creer que les quita el sueño el gasto por una llamada a las urnas de la que solo ellos son responsables

Foto: Los diputados esperan para sus ruedas de prensa tras la reunión mantenida en el Congreso para intentar recortar el gasto de la campaña. (EFE)
Los diputados esperan para sus ruedas de prensa tras la reunión mantenida en el Congreso para intentar recortar el gasto de la campaña. (EFE)

Perdonen el atrevimiento. Lo de recortar gastos en la campaña bis me parece un debate bobo. Desatinados tiras y aflojas por cuenta del buzoneo, la publicidad, acortamiento de calendario o tamaño de los recortes en nombre de la austeridad.

Los dirigentes políticos carecen de fuerza moral para hacernos creer que les quita el sueño el gasto por una llamada a las urnas de la que solo ellos son responsables. En su mano estuvo evitarlo. Bastaba haber antepuesto los intereses generales a los del partido y de sus respectivos líderes.

Cuentan los portavoces en la absurda reunión del jueves que será difícil ponerse de acuerdo en recortar la factura de 130 millones de dinero público por repetir elecciones. Ojo al argumento: “Es que cada medida de restricción no afecta a todos por igual”. ¿Y para llegar a esa conclusión necesitaron una foto de familia? Eso parece. Lo peor es la reincidencia.

Los representantes de los partidos de base parlamentaria volverán a reunirse el miércoles que viene en el Congreso. Ahora se trata de definir lo que es “publicidad exterior” (en lo único que hay un principio de acuerdo, pero supone solo el 16% del gasto) y seguir haciendo el paripé.

Claro que el impacto de los recortes va por barrios. Es evidente que suprimir o recortar en publicidad, por ejemplo, perjudica más a los partidos de nueva planta que a los históricos, como PP y PSOE, poco apremiados por la necesidad de darse a conocer. Y es indiscutible que aplicar el mismo porcentaje de reducción para todos dejaría las cosas como están en el 'ranking' de su diferente capacidad financiera.

De algo podemos estar seguros. Se impondrá el principio de conveniencia. No el de austeridad. Sin embargo, seguirán aparentando mala conciencia

Al Real Madrid y al Rayo les pueden exigir una misma reducción del 20% de gastos en fichajes, pero la diferencia de potencial presupuestario seguirá siendo exactamente igual. Por eso los pequeños prefieren una rebaja de la cifra máxima de gasto, habida cuenta de que para ellos será todavía inalcanzable mientras que solo los grandes vendrán obligados a ajustarse a la rebaja. O sea, a gastar menos.

Además, se puede controlar el dinero público que se distribuye entre los partidos, pero no es tan fácil controlar el privado. Se sabe lo que se declara como gasto (12 millones el PP, 8,6 el PSOE, 3,4 Ciudadanos y 2,9 Podemos y sucursales, en la última campaña), pero no lo que se gasta realmente.

De algo podemos estar seguros. Se impondrá el principio de conveniencia. No el de austeridad. Sin embargo, seguirán aparentando mala conciencia por tener que cubrir con dinero publico su dolosa incapacidad de pactar una salida al escenario creado el 20 de diciembre.

En nombre del principio de conveniencia el PP está dispuesto a indultar en sus ataques dialécticos a Podemos "porque no nos quitan votos"

Las mismas razones de conveniencia, y no de fe en la democracia, inspiran las posiciones de los partidos respecto a la no menos 'cansina' cuestión de los debates electorales. Es lo que lleva a Rajoy a reconocer su proverbial resistencia a participar en los mismos. Y lo que lleva a los demás partidos a no exponer a sus números uno si el PP tampoco expone al suyo.

En nombre del principio de conveniencia el PP está dispuesto a indultar en sus ataques dialécticos a Podemos “porque los de Iglesias no nos quitan votos”, aunque eso signifique alimentar una opción tóxica de gobierno. Porque le conviene, el PSOE mete en un cajón su pacto con Ciudadanos para que no le acusen de aparearse con “la marca blanca del PP”.

Por el mismo interés de partido, Podemos acusa al PSOE de estar cautivo de Ciudadanos, la cruzada regeneradora de Rivera se toma un respiro en el reino socialista de Susana Díaz e Iglesias se disfraza con piel de cordero para desactivar la ira antipodemita de un influyente comunicador, Carlos Herrera.

Y, en fin, el principio de conveniencia inspira la foto de familia de una clase política dizque dispuesta a apretarse el cinturón como penitencia por haberse gastado 130 millones de euros en un dictamen que encargaron al pueblo español y que ahora devuelve porque el pronunciamiento disgusta a los tres partidos con poder de bloqueo: PP, PSOE y Podemos.

Da vergüenza verlos regatear por un millón arriba o abajo, como si de verdad les preocupase la quema del dinero público en una nueva hoguera de vanidades

Da vergüenza verlos regatear por un millón arriba o abajo, como si de verdad les preocupase la quema del dinero público en una nueva hoguera de vanidades electorales. Tuvieron la ocasión de evitar el dispendio pero pesaron más sus prejuicios partidistas: PSOE bloqueo al PP, al PSOE lo bloqueó Podemos y el PP bloqueó a todos con su innegociable “yo o nadie”.

A tiro de los tres y cada uno estuvo la opción de multiplicar esas cantidades en términos de crecimiento y empleo, si hubieran cumplido con su deber de impedir las elecciones dotando a España de un marco político estable. Nos fallaron y ahora quieren hacérselo perdonar con un absurdo paripé de ahorro de cantidades que, comparadas con los malogrados beneficios de la estabilidad, viene a ser el chocolate del loro.

Perdonen el atrevimiento. Lo de recortar gastos en la campaña bis me parece un debate bobo. Desatinados tiras y aflojas por cuenta del buzoneo, la publicidad, acortamiento de calendario o tamaño de los recortes en nombre de la austeridad.

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