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Chaves y Griñán entran en campaña

Los numerosos asuntos de corrupción política agobian a los votantes y alimentan los discursos de la campaña electoral

Foto: Los expresidentes andaluces Manuel Chaves (i) y José Antonio Griñán. (EFE)
Los expresidentes andaluces Manuel Chaves (i) y José Antonio Griñán. (EFE)

El expresidente andaluz José Antonio Griñán, procesado por supuestos delitos de prevaricación y malversación continuada de fondos públicos que pueden cursar con penas de cárcel, dijo en cierta ocasión que los fondos de ayudas a empresas en crisis no eran “fondos de reptiles”. Cierto. Lo cual no impidió que los reptiles se acercaran para apropiárselos en cantidad suficiente como para asar una vaca.

Vamos ahora con la otra estrella invitada del auto judicial sobre los ERE (apertura de juicio oral), Manuel Chaves. El también expresidente de la Junta de Andalucía, procesado por un delito de prevaricación administrativa, sin horizonte penitenciario, negó en sus días de aforado ante el Tribunal Supremo haber sabido que se cometieran ilegalidades o irregularidades con los 855 millones de euros destinados a trabajadores y empresas en apuros durante el periodo 2001-2010. Si dijo la verdad, fue un mal gobernante por no enterarse de lo que ocurría en ámbitos de responsabilidad propia. Si mintió, como cree el juez, un prevaricador, por consentir ilegalidades a sabiendas.

El mayor escándalo de la Andalucía socialista ha sido su tumba política. Y, según el auto del juez Álvaro Martín, “no hicieron nada por evitarlo”

Ya sin sus antiguos aforamientos, los dos han renunciado a la militancia socialista antes de que se lo pidiera la dirección de un partido que llegaron a presidir. De sus otros cargos ya se habían despedido hace tiempo. En realidad, son dos jubilados de la vida pública, pero ya no podrán salir de ella con la cabeza alta, sin perjuicio de los recursos que presenten por vía judicial. El mayor escándalo de la Andalucía socialista ha sido su tumba política. Y, según el auto del juez Álvaro Martín, “no hicieron nada por evitarlo”. Pólvora de rey para hacer amigos: 855 millones de euros, de los que 141 fueron defraudados.

El rango de Chaves y Griñán en la Junta les impide alegar desconocimiento, so pena de haber pecado por desidia, omisión o colaboración pasiva, en el mejor de los casos. Y ya se verá en el proceso indagatorio que aún ha de transcurrir hasta la celebración del juicio oral (no antes de 2017, en cualquier caso) si, en razón de sus competencias cuando estaba viva la trama malversadora, fueron colaboradores necesarios de los principales sinvergüenzas del caso o, por desidia en el ejercicio del cargo, se quedaron en el incumplimiento más o menos consciente de la normativa en materia presupuestaria o la mera improcedencia del instrumento elegido para distribuir los fondos.

Lo inaceptable es la impunidad, tanto judicial como política. Es muy saludable comprobar que se aplica el higiénico principio de ir hasta el final caiga quien caiga

Lo inaceptable es la impunidad, tanto judicial como política. Es muy saludable comprobar que se aplica el higiénico principio de ir hasta el final caiga quien caiga (lo de ayer es solo la pieza político-administrativa de una macrocausa con unos 300 'investigados'). Lo cual vale para cualquiera de los numerosos asuntos de corrupción política que agobian a los votantes y alimentan los discursos de la campaña electoral, a la que ayer se incorporaron por méritos propios los dos exdirigentes del PSOE Chaves y Griñán.

¿Tanto como para arruinar la causa de Pedro Sánchez? Más o menos, como las obras completas de Francisco Granados o Luis Bárcenas se la arruinan al candidato del PP, Mariano Rajoy. Ni fu, ni fa. El daño que la corrupción puede hacerles, ya se lo hizo. De ahí, aunque no solo, la irrupción de dos fuerzas alternativas al PSOE y al PP, puntales de la estabilidad durante los últimos 34 años. La estabilidad no es un valor en alza en la política española. Ahora, hasta se repiten las elecciones.

El expresidente andaluz José Antonio Griñán, procesado por supuestos delitos de prevaricación y malversación continuada de fondos públicos que pueden cursar con penas de cárcel, dijo en cierta ocasión que los fondos de ayudas a empresas en crisis no eran “fondos de reptiles”. Cierto. Lo cual no impidió que los reptiles se acercaran para apropiárselos en cantidad suficiente como para asar una vaca.

Caso ERE Manuel Chaves José Antonio Griñán