Es noticia
Cameron y Rajoy: dos que se la juegan
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Cameron y Rajoy: dos que se la juegan

Es el telón de fondo para la foto más buscada del próximo martes en Bruselas: el encuentro de Cameron y Rajoy después de pasar el trago

Foto: Rajoy junto a Cameron. (EFE)
Rajoy junto a Cameron. (EFE)

David Cameron y Mariano Rajoy compartirán protagonismo a principios de la semana que viene. Reinarán en los pasillos de la cumbre europea convocada en Bruselas, inmediatamente después del cotejo democrático a dos grandes anomalías nunca vistas hasta ahora. Una en el Reino Unido: su posible desconexión en la UE. Otra en España: repetir unas elecciones generales.

Muchos países hacen o hicieron cola para la entrada, pero es la primera vez que uno de los socios se plantea la salida. Tampoco es nueva la ingobernabilidad más o menos prolongada en países con dificultades para formar coaliciones después de un proceso electoral (Bélgica, Italia, Grecia...), pero ningún país de la UE había tenido necesidad de repetir una llamada a las urnas por la incompetencia de su clase política.

Es el telón de fondo para la foto más buscada del próximo martes en Bruselas: el encuentro de Cameron y Rajoy después de pasar el trago. Con sonrisas o lágrimas. Se admiten apuestas. Ya veremos lo que ocurre hoy en el referéndum británico y el domingo en las elecciones españolas. De momento, ambos quisieran eludir la sentencia de Plutarco sobre las vidas paralelas de Rómulo y Teseo: “Ni uno ni otro evitaron el infortunio y disgusto en las cosas domésticas, habiendo incurrido, según se dice, en el desdén de sus conciudadanos”.

¿Quién se alarmaría al descubrir una gotera en el techo de una casa en ruinas? Por una gotera, no. Por un portazo, sí. Se trata de evitarlo y por eso los europeístas británicos trabajan y los jerarcas de Bruselas rezan. Los portazos son letales para una casa con los cimientos dañados. Habría más grietas y se caerían los cuadros de los padres fundadores (Schuman, Adenauer, De Gasperi, Monnet, Churchill) en metáfora perfecta de una Europa sin identidad y sin futuro entre las cuatro paredes de su paraíso artificial.

Hoy, dentro y fuera del Reino Unido, los europeístas contienen la respiración por miedo a las consecuencias del Brexit. También las del contagio a otros países como Holanda, Austria, Hungría, Polonia o Dinamarca, si se produjera la hipótesis más temida en Bruselas. Así que lo peor de un eventual portazo británico en el referéndum de hoy no sería el desaire al espíritu fundacional, pues ¿qué es lo que puede romper el Reino Unido que no se haya roto ya? (crisis del euro, drama de los refugiados, recelos ante un tratado trasatlántico en materia comercial, renacimiento de los nacionalismos, etc). Y además el espíritu del Brexit ya forma parte de la insularidad británica (insularidad mental, política e incluso económica, se entiende).

De hecho y de derecho las relaciones de este país con la UE ya son especiales y diferenciadas. No participa del espacio Schengen (Europa sin fronteras), los coches circulan por la izquierda, tiene su propio sistema de medidas y funciona con moneda propia distinta al euro. O sea, ni moneda común, ni territorio compartido ni compromiso de caminar junto a los otros socios hacia una Europa cada vez más unida.

De modo que aunque hoy ganase el “Bremain” (la permanencia), el Reino Unido seguiría gozando las ventajas de su insularidad pactada (insisto, no hablo de la insularidad geográfica) sin los inconvenientes de pertenecer a un consorcio de países basado en la cesión de soberanía de los mismos. Ni cesión de soberanía, ni libertad de movimientos para los nacionales de los países socios, ni igualdad de derechos sociales de trabajadores vecinos, según las condiciones impuestas a Bruselas por el Gobierno de Cameron a cambio de comprometerse a defender el “Bremain” (quedarse) frente al Brexit (marcharse).

A Cameron la dan las notas antes que a Rajoy. Pero el martes que viene, en la cumbre de la UE, tendrán algo que decirse. Los dos pusieron de su parte para meter en un lío a sus respectivos paises. Así que los dos se la juegan. Al presidente en funciones y candidato del PP aun le quedan casi cuarenta y ocho horas para mirar las entrañas de la oca (Andorra, mon amour) y esperar que las urnas no le tengan en cuenta lo del ministro Fernández Díaz (contra el adversario vale todo: las instituciones y los micrófonos chivatos).

David Cameron y Mariano Rajoy compartirán protagonismo a principios de la semana que viene. Reinarán en los pasillos de la cumbre europea convocada en Bruselas, inmediatamente después del cotejo democrático a dos grandes anomalías nunca vistas hasta ahora. Una en el Reino Unido: su posible desconexión en la UE. Otra en España: repetir unas elecciones generales.

Brexit Mariano Rajoy Reino Unido Unión Europea Apuestas Andorra