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"A día de hoy, no" (Sánchez): mañana será otro día
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Antonio Casado

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"A día de hoy, no" (Sánchez): mañana será otro día

Aunque a Sánchez le sobra razón formal, le falta razón política, porque los ciudadanos lo ven de otro modo y castigan al que perciben como clave del desbloqueo

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy (i), y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy (i), y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)

Frente al reto de la gobernabilidad, Pedro Sánchez tiene la razón técnica, aunque dudo de que tenga la razón política cuando grita: ¡el PP está solo! “En 16 días, Rajoy ha sido incapaz de sumar ni un solo apoyo más”, dijo el candidato socialista después de entrevistarse con el presidente del Gobierno en funciones y candidato del PP.

Sánchez no se hace responsable del bloqueo. Nos hace ver que la verdadera causa es la soledad política del PP. Con argumentos irrebatibles: Rajoy se muestra incapaz de ejercer el derecho y el deber de formar Gobierno con grupos afines (“el PSOE no lo es”), como manda la democracia representativa (al presidente no lo elige una mayoría de votantes sino una mayoría de diputados). Y además apela a su probada intención de evitar una nueva llamada a las urnas. Fueron otros (PP y Podemos) quienes frenaron con su no el intento de acabar con la interinidad. Reclama simetría de juicio: “No me pueden llamar irresponsable por rechazar un Gobierno en el que no creo quienes me llamaban irresponsable por apoyar un Gobierno en el que creía”.

La matemática y la política sitúan al PSOE como único partido que puede romper el nudo gordiano

Aunque a Sánchez le sobra razón formal, le falta razón política, como digo, porque los ciudadanos lo ven de otro modo y castigan al que perciben como clave del desbloqueo. La matemática y la política sitúan al PSOE como único partido que puede romper el nudo gordiano. Se ha formado con los dos vectores del bloqueo: la soledad del PP y la aversión socialista a Podemos. Romperlo equivale a rescatar al PP de su aislamiento, una, o encamarse con populistas y separatistas en un Gobierno 'a la tramontana', otra. Pero rechazar lo primero por malo y lo segundo por peor supone repetir las elecciones generales por tercera vez.

¿Alguien cree seriamente que el PSOE va a cargar con ese sambenito? No el que suscribe.

Leamos en los labios de Pedro Sánchez: “La democracia tiene sus plazos y sus tiempos”, dijo ayer mientras mostraba su “plena disposición al diálogo” y reclamaba confianza de los ciudadanos en que “los socialistas darán lo mejor de sí mismos para evitar las elecciones”. Entre esas luces de posición hemos de situarnos para darle sentido a la respuesta del candidato socialista cuando se le preguntó si facilitaría por activa o por pasiva un Gobierno del PP: “A día de hoy, no”.

Vamos a dejarlo ahí. A la espera de acontecimientos. Rajoy ha insinuado una nueva espantada. El fantasma de las elecciones ya sobrevuela entre algunos finos analistas. Buena señal. Busquemos la complicidad del fantasma para inducir el deshielo. Por ejemplo, a partir del documento de 55 páginas que Moncloa puso ayer en manos de Sánchez (y otros), ya con propuestas concretas. Sobre todo, a partir de que Sánchez sienta que ya se ha hecho visible la soledad política del PP, incluso entre sus afines. Y siempre con la vista puesta en el ataque de responsabilidad que, por interés superior de la sociedad española, haga que los socialistas puedan abstenerse en una segunda votación.

La hipótesis de unas terceras elecciones es odiosa y Sánchez la rechaza. También rechaza un Gobierno del PP. Es contradictorio, le dicen a izquierda y derecha

Todo a su debido tiempo, se entiende. No ha llegado, pero llegará. Entre otras cosas, porque la hipótesis de unas terceras elecciones es odiosa y Sánchez la rechaza. También rechaza un Gobierno del PP. Es contradictorio, le dicen a izquierda (Guerra) y derecha (Maillo). Cierto. Pero la contradicción dará frutos cuando todos constatemos que Rajoy es incapaz de entenderse con sus afines. Entonces, Sánchez se desdecirá de uno de sus dos noes, al Gobierno del PP y a la repetición de elecciones. De momento, no tiene el deber ni la necesidad de hacerlo.

Si la incapacidad de Rajoy no dejase otra alternativa que volver a las urnas por tercera vez, el problema ya no sería exclusivo del PP. Cuando ya no sea el PP sino el Estado el que llama a las puertas de Ferraz, habrá llegado la hora de exigir a Sánchez una actitud responsable en la que el interés general prime sobre los intereses partidarios y personales, según mandato de su comité federal (resolución del 28 de diciembre de 2015).

Frente al reto de la gobernabilidad, Pedro Sánchez tiene la razón técnica, aunque dudo de que tenga la razón política cuando grita: ¡el PP está solo! “En 16 días, Rajoy ha sido incapaz de sumar ni un solo apoyo más”, dijo el candidato socialista después de entrevistarse con el presidente del Gobierno en funciones y candidato del PP.

Mariano Rajoy Pedro Sánchez