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Hoy es un día para salir del atolladero
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Antonio Casado

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Hoy es un día para salir del atolladero

No me creo que, a pesar de los negros pronósticos, los tres eran tres, Rajoy, Sánchez y Rivera, lleguen al final de la jornada de hoy dejando las cosas como estaban ayer

Foto: El presidente del Gobierno en funciones y del PP, Mariano Rajoy (i), el líder del PSOE, Pedro Sánchez (c), y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)
El presidente del Gobierno en funciones y del PP, Mariano Rajoy (i), el líder del PSOE, Pedro Sánchez (c), y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)

Hoy es un día decisivo para el reto de la gobernabilidad. Me resisto a creer que nada habrá cambiado al final de la jornada, tras el paso por Zarzuela de Rivera, Sánchez y Rajoy, líderes de las tres fuerzas políticas comprometidas con la razón de Estado, el rechazo a la repetición de elecciones y el compartido deseo de no desairar al Rey.

Sería lamentable que el balance de la jornada se quedase, como otras veces, en un golpe teatral de Pablo M. Iglesias, y no en señales de fumata blanca emitidas por el presidente del Gobierno en funciones y el líder del PSOE, los dos principales implicados en la tarea de cerrar el paréntesis más tonto de la política nacional desde la muerte del general Franco. Por tanto, los dos grandes responsables de esta dañina interinidad, en los términos tan luminosamente expuestos ayer en El Confidencial por Ignacio Varela (La incomprensible política de chiringuito).

Mariano Rajoy usa la insuficiente victoria electoral del PP como argumento conminatorio en el trato con otras fuerzas políticas (sumisión o vuelta a las urnas). Pedro Sánchez practica un tacticismo que le impide combinar el papel de oposición exigente con el mandato del comité federal del PSOE: “Primará siempre el interés general de la sociedad española” (resolución del 28 de diciembre de 2015). Y Albert Rivera, lider de Ciudadanos, está inmovilizado en su duelo de miradas con Sánchez por ver quien se moja menos y más tarde.

Me niego a admitir la hipótesis indeseable de una vuelta a las urnas por insolvencia culpable de los políticos cuando están en juego intereses nacionales

Ese es el atolladero en el que la clase política ha metido al Rey, Felipe VI. Y también a la inmensa mayoría de los españoles, convencidos de que en las urnas del 26-J se había rescatado el valor de la gobernabilidad, divino tesoro, bajo un cielo cargado de nubarrones (recortes venideros, los efectos del Brexit, terrorismo yihadista, separatismo catalán, incierta recuperación económica, crisis de los refugiados, la guerra de Siria….).

Y no me creo que, a pesar de los negros pronósticos, los tres eran tres, Rajoy, Sánchez y Rivera, lleguen al final de la jornada de hoy, o en una posterior jornada de reflexión conjunta (de aquí no sale nadie sin fumata blanca) dejando las cosas como estaban ayer, después del penoso tú a Mojarcar y yo a Sanxenxo denunciado por Varela.

Probablemente necesiten una jornada de reflexión conjunta de la que salga un principio de acuerdo para desatascar la situación

No concibo que Rajoy vuelva a declinar la propuesta del Rey para que forme gobierno, como titular del derecho y el deber que le otorgaron las urnas. Y tampoco concibo que la condición de hombre de Estado demostrada por Sánchez en su contundente pronunciamiento sobre la última entrega del delirio separatista se quede a las puertas de la Zarzuela. Insisto: aunque probablemente necesiten una jornada de reflexión conjunta de la que salga un principio de acuerdo para desatascar la situación.

De algo ha de servir el ruido de móviles de las últimas horas. Me niego a admitir la hipótesis indeseable de una vuelta a las urnas por insolvencia culpable de los políticos cuando están en juego los intereses nacionales. Los cálculos partidistas no pueden seguir alimentando esta absurda situación de interinidad incompatible con la razón de Estado. Y hoy es el día indicado para que empecemos a ver tierra. Es mi apuesta.

Hoy es un día decisivo para el reto de la gobernabilidad. Me resisto a creer que nada habrá cambiado al final de la jornada, tras el paso por Zarzuela de Rivera, Sánchez y Rajoy, líderes de las tres fuerzas políticas comprometidas con la razón de Estado, el rechazo a la repetición de elecciones y el compartido deseo de no desairar al Rey.

Mariano Rajoy