Es noticia
Las pistas falsas que dejó Sánchez
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Las pistas falsas que dejó Sánchez

Su movimiento especulativo como patriótica aportación socialista al desbloqueo de la situación sin tener que volver a las urnas no contempla la posibilidad de una abstención socialista a Rajoy

Foto: El líder socialista Pedro Sánchez durante una rueda de prensa. (Reuters)
El líder socialista Pedro Sánchez durante una rueda de prensa. (Reuters)

Crecido tras el 26-J con su doble triunfo sobre Podemos (evitó el 'sorpasso') y Susana Díaz (más de la mitad de los votos perdidos se perdieron en Andalucía), Pedro Sánchez se siente reforzado en su apuesta a la grande ¿Sánchez 'for president'? No se postula, como si hizo en la anterior legislatura tonta, es verdad. Pero no se opondría si le postulan otros hasta donde dé la suma.

“No voy a encabezar ninguna alternativa que no cuente con los votos necesarios”, dice. Ergo, la encabezaría si tuviera “los votos necesarios”. Así es como, si tal cosa llegase a ocurrir, en una muy improbable coincidencia de la aritmética con la política, Sánchez habría cumplido su ambigua promesa de acabar siendo “parte de la solución” para rescatar del colapso a España.

Es interpretación lógica de sus entrecomilladas palabras. Meterse en la boca del caballo nos lleva a constatar que al líder socialista no se le pasa por la cabeza ninguna otra forma de ser “parte de la solución”. Y por la misma descubriremos cómo Pedro Sánchez ha ido sembrando el camino de pistas falsas.

A saber: que “habrá Gobierno y la Legislatura echará a andar”, que se pensaría revisar su actitud (“no es no”, “ni por activa ni por pasiva”) si el candidato del PP se sometía a la investidura al menos con 170 votos (se lo llegó a decir a Rajoy y fue uno de los resortes que le llevaron al presidente en funciones a aceptar el mandato del Rey sin tener asegurada la investidura), que el PSOE estaría en la solución al bloqueo, que debían respetarse los tiempos (“cuando lleguemos a ese río cruzaremos ese puente”, dijo), que estaba rotundamente en contra de volver a las urnas (“Las nuevas elecciones deben ser la última opción”, se lee en la vigente resolución del Comité Federal del 28 de diciembre de 2015).

Y la última, cuando convocó su ronda de contactos con “todas las fuerzas políticas, excepto Bildu”, pero no para postularse como presidente del Gobierno –eso dijo– sino para dialogar sobre la forma de salir del atasco. Ahora ya sabemos que la ronda, efectivamente, no era para postularse, sino para explorar, contra toda lógica política y aritmética, la posibilidad de que le postulasen otros mediante el compromiso previo de apoyarle en una nueva sesión de investidura.

En todo caso, algo queda meridianamente claro. Ese movimiento especulativo de Sánchez, como patriótica aportación socialista al desbloqueo de la situación sin tener que volver a las urnas –así suena el discurso de Ferraz– no contempla ni de lejos la posibilidad de una abstención socialista a la candidatura de Rajoy. O sea, que Sánchez sigue atrapado en su propia ratonera: “No habrá elecciones” y “seremos parte de la solución”. Pero los 85 diputados del PSOE seguirán votando 'no' al candidato del PP “porque si lo apoyamos o nos abstenemos nuestros militantes nunca lo perdonarían”.

El movimiento especulativo de Sánchez como aportación al desbloqueo no contempla la posibilidad de una abstención socialista a la candidatura de Rajoy

Aquí nos la envainamos quienes creímos en la neutralidad del PSOE, que no el alineamiento, un minuto antes de tener que repetir las elecciones. Al menos el abajo firmante sostuvo desde el día después del 20-D, y con mayor motivo después del 26-J, que un partido de Estado como el PSOE, que ha recibido el mandato de votar “en contra de la investidura de Rajoy” pero con igual grado de compromiso el de actuar “anteponiendo siempre el interés de España a cualquier otro objetivo” (resolución vigente del Comité Federal), aunque fuera de penalti y en el ultimo minuto, terminaría optando por la abstención. En coherencia con esos valores de lealtad a los españoles, a los que debería subordinarse la lealtad a sus militantes.

Si por la boca del caballo se me dice que no hay disputa en esa doble lealtad, me quedo sin argumentos. Entonces no queda otra que hacer caldo de cerebro. O sea, entregarse al consabido proceso de intenciones ajenas proyectando las propias. Y entonces la resultante sería la de un profundo pesimismo. Es mejor seguir haciendo tiempo.

Crecido tras el 26-J con su doble triunfo sobre Podemos (evitó el 'sorpasso') y Susana Díaz (más de la mitad de los votos perdidos se perdieron en Andalucía), Pedro Sánchez se siente reforzado en su apuesta a la grande ¿Sánchez 'for president'? No se postula, como si hizo en la anterior legislatura tonta, es verdad. Pero no se opondría si le postulan otros hasta donde dé la suma.

Pedro Sánchez