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Vascos y gallegos apuestan a lo seguro
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Antonio Casado

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Vascos y gallegos apuestan a lo seguro

Conviene resaltar el higiénico distanciamiento de sus protagonistas respecto a la política nacional: España como el mal ejemplo del hermano mayor

Foto: Alberto Núñez Feijóo e Iñigo Urkullu. (EC)
Alberto Núñez Feijóo e Iñigo Urkullu. (EC)

Vascos y gallegos apostaron por la continuidad en la noche trilingüe del domingo. Feijóo en Galicia y Urkullu en Euskadi seguirán reinando, incluso con mejor facturación electoral que hace cuatro años (repite mayoría absoluta el gallego, dos escaños más el vasco). En tiempos de tribulación, mejor que el poder no cambie de manos.

Sin cerrarse a lo nuevo, puesto que Podemos, con sus respectivas fuerzas instrumentales (En Marea y Elkarrekin), irrumpe con vigor en ambos escenarios a costa del voto socialista, aunque en el País Vasco se estrella contra su propia expectativa de igualar o superar, en nombre de los desheredados, a quienes siguen en el sueño de la Euskadi grande y libre (Bildu).

Mejor le ha ido con el PSOE, al que se equipara en Galicia (solo en escaños, pero con 16.000 votos más) y desborda ampliamente en el País Vasco. Es el dato más relevante de anoche, si miramos los comicios de ayer como meta volante de Pedro Sánchez en su camino hacia la formación de un Gobierno 'progresista' o la repetición de las elecciones generales.

La guerra pedristas-antipedristas no se va a librar entre el no y la abstención, sino entre un Gobierno alternativo y la resignación ante las nuevas elecciones

El aspirante socialista a La Moncloa irá con la pólvora mojada a la decisiva reunión del comité federal, convocado para el sábado, pues, en términos de apoyo ciudadano, estamos ante una nueva debacle, visto el tamaño del retroceso, en porcentaje de votos y en número de escaños obtenidos. Con el pobre consuelo de poder especular como costaleros del PNV en Vitoria a cambio de un eventual apoyo de los cinco diputados nacionalistas en una muy improbable investidura de Sánchez.

Aun así, los resultados del 25-S no van a cambiar la posición del partido respecto a una eventual investidura de Rajoy. Si algo está claro, es que la guerra pedristas-antipedristas no se va a librar entre el no y la abstención a Rajoy, sino entre un Gobierno alternativo presidido por Sánchez y la resignación ante la tercera convocatoria de elecciones generales. Ya es demasiado tarde para retirar el no al candidato del PP. Los barones críticos tendrían que desmentirse a sí mismos, porque ellos mismos lo decidieron el 28 de diciembre (resolución escrita) y lo ratificaron, también por unanimidad, el 9 de julio (sin resolución escrita, por entender que nada había cambiado tras las elecciones del 26-J).

Pierde fuerza, si alguna vez la tuvo, la hipótesis de un cambio de signo en la posición de los cinco diputados del PNV en el Congreso. Seguirá siendo adversa a la candidatura de Rajoy a La Moncloa. Dicha hipótesis se alimentaba de un Iñigo Urkullu necesitado de los diputados autonómicos del PP para gobernar en Euskadi. Y eso no ha ocurrido. La aritmética y la política apuntan hacia un Gobierno en minoría del PNV, con pactos de geometría variable. O, en su caso, solo con el apoyo para toda la legislatura de los nueve diputados a los que han quedado reducidos los socialistas en este, una vez más, el peor resultado de su historia en el País Vasco.

De estos comicios también conviene resaltar el higiénico distanciamiento de sus protagonistas respecto a la política nacional, convertido en deliberado argumento de campaña: España como el mal ejemplo del hermano mayor. “Euskadi no se va a sumir en el desgobierno de España”, dijo el lendakari en funciones y candidato del PNV, Iñigo Urkullu. Por cierto, en curiosa coincidencia argumental con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que llegó a decir: “No quiero que pase en Galicia lo que pasa en España”.

En ese sentido no hay problema. En Galicia, la región talismán del PP, la mayoría absoluta del PP no deja ningún resquicio a la inestabilidad. Y prácticamente puede decirse lo mismo del País Vasco, donde Urkullu se apoyará en los socialistas para gobernar sin sobresaltos.

Vascos y gallegos apostaron por la continuidad en la noche trilingüe del domingo. Feijóo en Galicia y Urkullu en Euskadi seguirán reinando, incluso con mejor facturación electoral que hace cuatro años (repite mayoría absoluta el gallego, dos escaños más el vasco). En tiempos de tribulación, mejor que el poder no cambie de manos.

Iñigo Urkullu PNV Nacionalismo