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Antonio Casado

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Destronado Sánchez, se acabó la rabia

Todo el protagonismo para el comité federal, que dictará la línea de actuación de sus dos brazos operativos. Uno, la gestora. Otro, el grupo parlamentario

Foto: Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa en la que anunció su dimisión. (EFE)
Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa en la que anunció su dimisión. (EFE)

Se rompió Sánchez, un minuto antes de que se rompiera el PSOE. Y ahora se multiplican los llamamientos a la unidad y el sosiego. No ahondar en las heridas abiertas en tiempo pasado y sobre todo en la bochornosa jornada del sábado 1 de octubre, que pasará a la historia como la página más negra en la reciente historia del socialismo español. Cerrar heridas, calmar los ánimos, acercar posiciones. Al menos por unos días, aparcar los temas que dividen, suscitar los que unen. 'Coser' es la palabra más repetida del fin de semana entre vencedores y vencidos.

Foto: Un deteriorado cartel electoral de Pedro Sánchez. (Reuters) Opinión
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Es el único pensamiento que ocupa la mente del presidente de Asturias, Javier Fernández, que hoy se pone al frente de la comisión gestora encargada de dirigir el partido hasta la elección de un nuevo secretario general (primarias) y una nueva ejecutiva (39º Congreso Federal). Ahora el tiempo corre más. Aún consciente de eso, impondrá unos días de silencio sobre los debates de fondo. A medio plazo, el de liderazgo. A corto, el de la posición de los 85 diputados socialistas en relación con el desbloqueo de la vida política. Urge el segundo. Se afrontará en una nueva convocatoria del comité federal, el órgano que marca la línea del partido y decide la política de pactos. Hasta entonces, Javier Fernández tratará de imponer discreción y templanza en todos los dirigentes socialistas, a fin de ir descargando el componente emocional de la crisis en las filas del PSOE.

Respecto a la naturaleza y el funcionamiento de una gestora a escala federal, hay precedentes (mayo de 1979, dimisión de Felipe González, y marzo de 2000, dimisión de Almunia). Pero no hay regulación normativa. Sin embargo, ese vacío reglamentario no afecta en absoluto a la naturaleza, función y competencias del comité federal como depositario de la voluntad de la militancia entre congreso y congreso. Por tanto, con vacío reglamentario o sin él, no es la gestora —órgano interino en su propia esencia— sino el comité federal el facultado para despejar las grandes incógnitas que sobrevuelan al PSOE y a la política española.

Los acontecimientos han transcurrido de tal modo que el no a la propuesta de primarias (23 de octubre) y congreso extraordinario (12-13 de noviembre), en aplicación a lo previsto cuando una ejecutiva caduca por mayoría de 'vacantes', fue en realidad un no a Sánchez. Y tampoco se quedó ahí. También fue un no al 'Gobierno Frankenstein' (con Podemos y separatistas), un no a las terceras elecciones consecutivas en menos de un año y un sí a la neutralidad del PSOE en el proceso de formación del Gobierno de la nación.

Todo eso va a cocerse en el seno del comité federal, donde han de ir tomando forma la orientación y las intenciones políticas de quienes, aun con diferencias entre sí, secundaron el 'susanazo' bajo la genérica denominación de 'sector crítico'. Su primera base argumental es que, si se cruzan los intereses del PSOE con los de España, hay más y mejores razones para rechazar una nueva llamada a las urnas que para mantener el 'no es no' a Rajoy. Eso significa que, si se proyecta la mayoría que afloró el sábado (132 frente a 107), el comité optará por la 'neutralidad' como aporte socialista a la normalización de la vida política, sin renunciar a una oposición dura y sin desdecirse en absoluto de su reprobación a un Gobierno del PP marcado por la corrupción, los recortes, le mentira y la desigualdad.

Todo el protagonismo, pues, para el comité federal, que dictará la línea de actuación de sus dos brazos operativos. Uno, la gestora. Otro, el grupo parlamentario, donde algunos diputados 'pedristas' pudieran sentir la tentación de remitirse al fuero del diputado (sin mandato operativo) y mantenerse en el 'no es no' a Rajoy. Lo previsible es que todos los diputados estén a lo que decida el comité. Con una idea fija en Javier Fernández. Que tanto la gestora que el presidirá como el grupo parlamentario hablen con una sola voz.

Foto: Pedro Sánchez, en rueda de prensa en Ferraz. (EFE) Opinión

Solo el calendario está por ver. El resto de las incógnitas, a mi juicio, han quedado despejadas. Se formará el Gobierno Rajoy, no habrá elecciones (a nadie se le ocurre ir a las urnas con la imagen de un partido roto) y los diputados socialistas optarán por la neutralidad, que no es alineamiento. Al final de esa secuencia, se producirá la convocatoria de congreso federal ordinario, una vez elegido el secretario general en elecciones primarias, en fechas que fijará el comité federal. Pero solo cuando haya arrancado la legislatura con la formación del Gobierno.

Se rompió Sánchez, un minuto antes de que se rompiera el PSOE. Y ahora se multiplican los llamamientos a la unidad y el sosiego. No ahondar en las heridas abiertas en tiempo pasado y sobre todo en la bochornosa jornada del sábado 1 de octubre, que pasará a la historia como la página más negra en la reciente historia del socialismo español. Cerrar heridas, calmar los ánimos, acercar posiciones. Al menos por unos días, aparcar los temas que dividen, suscitar los que unen. 'Coser' es la palabra más repetida del fin de semana entre vencedores y vencidos.

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