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El mandato: abstención es abstención
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Antonio Casado

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El mandato: abstención es abstención

La apuesta es por la recuperación de la normalidad política interrumpida hace un año. En nombre del “interés general de la sociedad española” que “primará siempre en el comportamiento del PSOE”

Foto: Reunión del Grupo Socialista en el Senado. (EFE)
Reunión del Grupo Socialista en el Senado. (EFE)

Es injusto decir que el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, y quienes defienden la abstención ante la sesión de investidura de la semana que viene apuestan por la continuidad de Mariano Rajoy. Injusto e insidioso, pues parece deducirse que quienes defienden el no apuestan contra su continuidad. Falso. El no nos lleva a unas nuevas elecciones. Y estas también garantizan la continuidad de Rajoy, pero con un PP más fuerte y un PSOE más débil.

Como se ha hartado de explicar el presidente asturiano, la apuesta es por la recuperación de la normalidad política interrumpida hace un año. En nombre del “interés general de la sociedad española” que, según mandato del comité federal, “primará siempre en el comportamiento del PSOE”. Visto así, la continuidad de Rajoy es un mal menor frente al riesgo de males mayores, como la parálisis institucional, los daños económicos o los graves desperfectos en la imagen de España, amén de un seguro retroceso socialista en las urnas.

La continuidad de Rajoy es un mal menor frente a la parálisis institucional, los daños económicos o los graves desperfectos en la imagen de España

Esta línea argumental sigue ganando terreno en vísperas del decisivo comité federal del domingo, del que saldrá un mandato de 'neutralidad' (ni apoyo ni rechazo). Así, los 84 diputados del grupo socialista vienen obligados a abstenerse. Por disciplina de voto, perfectamente reglamentada en la normativa interna sobre cargos públicos (artículo 6).

A fecha de hoy, no se descartan fugas hacia el no o la ausencia física de algunos diputados, catalanes o no catalanes. En ese caso, la gestora prefiere afrontar el coste de aplicar sanciones (desde multa de 600 euros hasta expulsión del grupo), en vez de permitir la división del grupo parlamentario por dar libertad de voto (fragmentación voluntaria) o por voto asignado (fragmentación táctica, hasta un mínimo de 11 abstenciones).

La gestora prefiere afrontar el coste de aplicar sanciones en vez de permitir la división del grupo por dar libertad de voto o por voto asignado

En todo caso, en base a la votación del pasado 1 de octubre (132 contrarios a las propuestas de Pedro Sánchez frente a los 107 a favor), está garantizada una mayoría suficiente del comité federal en favor de la abstención, con tendencia a aumentar. Por una diferencia mínima de al menos 40 votos respecto a los partidarios del no, que tienden a disminuir al paso de las horas. Y una vez oficializada esa postura, se convierte en un mandato para los 84 diputados. Eso aleja definitivamente el fantasma de unas nuevas elecciones y garantiza el desbloqueo de la vida política nacional, sin perjuicio de que pueda producirse alguna fuga hacia el no o que algunos escaños socialistas aparezcan vacíos a la hora de votar. Nunca en número suficiente como para impedir la fumata blanca de la gobernabilidad.

Sin sorpresas tampoco respecto a la movilización de militantes pilotada por el alcalde de Jun (Granada), José Antonio Rodríguez, que hasta ayer había logrado reunir 79.839 firmas en demanda de un congreso extraordinario, lejos aún de las 93.720 que requiere la aplicación del art. 34 de los estatutos (es obligado convocar el congreso si lo pide la mitad más uno de la militancia).

El meritorio esfuerzo de este alcalde granadino no tiene recorrido. Por imperativos insalvables del calendario, sin ir más lejos. Solo el trámite de validar las firmas llevaría bastante más tiempo del que falta hasta la reunión del comité federal, la sesión de investidura y la formación de Gobierno.

Una vez rebasadas esas metas volantes, la gestora convocará de oficio el previsto congreso federal que elija al nuevo líder y la nueva ejecutiva. Porque lo que toca tras el desbloqueo de la gobernabilidad es el desbloqueo del PSOE. Y para eso no hace falta amontonar firmas de militantes a toda prisa en una aventura que se perderá en la polvareda de la agitada semana que nos espera.

Es injusto decir que el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández, y quienes defienden la abstención ante la sesión de investidura de la semana que viene apuestan por la continuidad de Mariano Rajoy. Injusto e insidioso, pues parece deducirse que quienes defienden el no apuestan contra su continuidad. Falso. El no nos lleva a unas nuevas elecciones. Y estas también garantizan la continuidad de Rajoy, pero con un PP más fuerte y un PSOE más débil.