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Así funciona el uno contra tres de Podemos
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Antonio Casado

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Así funciona el uno contra tres de Podemos

PP, PSOE y Ciudadanos saben que su complicidad es imprescindible para tomar medidas apremiantes y llevar a cabo, sin traumas, las reformas que necesita el sistema

Foto: El portavoz de Unidos Podemos en el Congreso, Íñigo Errejón (i), y el secretario general, Pablo Iglesias, durante el debate de investidura. (EFE)
El portavoz de Unidos Podemos en el Congreso, Íñigo Errejón (i), y el secretario general, Pablo Iglesias, durante el debate de investidura. (EFE)

El pluripartidismo nacido de las urnas no le dará al Gobierno del PP para seguir haciendo de su capa un sayo, como en la legislatura anterior. Es lo que tiene el paso del bipartidismo al pluripartidismo. Tampoco las otras dos fuerzas comprometidas con el sistema están por favorecer un estado de perpetua inestabilidad.

Las tres, el PP, el PSOE y Ciudadanos, saben que su complicidad es imprescindible para tomar medidas apremiantes y llevar a cabo, sin traumas, las reformas que necesita el sistema, siempre pensando en los intereses generales y en mejorar la vida de los ciudadanos.

Y todo eso pasa también por la necesidad de proteger al sistema frente al populismo de Podemos o las tentaciones secesionistas del nacionalismo catalán.

Así es si así nos parece:

A punto de que el año tonto de la política nacional pase a ser un mal recuerdo ya se perfila el nuevo escenario. De los cuatro grandes partidos, tres quedan emplazados a afrontar juntos los más apremiantes problemas de España (PP, PSOE y Ciudadanos), mientras que el cuarto (Unidos Podemos) se autoexcluye. Bracea por volverse a meter en el partido, pero prefiere hacerlo desde la calle y las televisiones amigas.

Visto desde quien decide autoexcluirse, lo que queda enfrente es una “triple alianza” forjada sobre el golpe antidemocrático que destronó a Pedro Sánchez

Lo de las instituciones no pudo ser, por culpa de ese ataque de sentido común del PSOE que, de penalti y en el último minuto, evitó unas elecciones que hubieran hecho más fuerte a Rajoy y mas débil al PSOE. O sea, el sueño de Pablo M. Iglesias. Al no lograrlo, Podemos alimenta la algarada callejera prevista para el sábado en los alrededores del Congreso contra la investidura del candidato del PP porque, dicen, se trata de una “anomalía democrática”.

Si miramos el tablero desde la perspectiva de los tres dizque comprometidos con el bien común, el cuarto queda en el gallinero de la política. Pero visto desde el que decide autoexcluirse, por aversión a la “casta”, lo que queda enfrente es una “triple alianza” rendida a los poderes fácticos y forjada sobre el golpe antidemocrático que destronó a Pedro Sánchez.

No le falta razón a Pablo M. Iglesias cuando lo formula de ese modo. Su olfato ha funcionado al percibir lo que otros vemos como una necesaria sintonía de los tres partidos afectos al orden constitucional. Justamente porque, entre otras cosas, puede salvarnos del gamberrismo político que Iglesias representa. Y no lo hago extensivo a Podemos en consideración a otros dirigentes que, como Íñigo Errejón y quienes comparten sus posiciones, sí han entendido que los partidos deben priorizar su trabajo en las instituciones y no en algaradas callejeras como la anunciada para este sábado al grito de 'Contra mafia, democracia'.

Ante semejante simpleza, más se justifica la búsqueda de espacios de cooperación por parte de las tres fuerzas políticas que celebran el desbloqueo

Ante semejante simpleza, y otras como “Gobierno del Ibex”, “bloque inmovilista”, “gran coalición de la derecha”, más se justifica la búsqueda de espacios de cooperación por parte de las tres fuerzas políticas que celebran el desbloqueo. En todo caso, si a los ciudadanos se les pusiera en el brete de elegir entre los grandes creadores de riqueza y los grandes virtuosos de las artes escénicas, mal negocio haría Iglesias con sus recurrentes ataques a las élites empresariales. Solo comparables a los que dedica al resto de dirigentes políticos, la puta 'casta', Todos menos él y sus colegas.

Parece mentira que un partido populista como Podemos, en cuya naturaleza está el odio a las élites, por malversación de un justo malestar social, haya degenerado en la forja de un caudillo que ha resultado ser la forma más acabada del cuñadismo ilustrado.

El pluripartidismo nacido de las urnas no le dará al Gobierno del PP para seguir haciendo de su capa un sayo, como en la legislatura anterior. Es lo que tiene el paso del bipartidismo al pluripartidismo. Tampoco las otras dos fuerzas comprometidas con el sistema están por favorecer un estado de perpetua inestabilidad.

Mariano Rajoy