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Antonio Casado

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Los españoles se han ganado un tiempo de sosiego

La composición del Gobierno y los Presupuestos Generales del Estado nos darán las primeras pistas de si Rajoy y el PSOE están por la labor de dar a los españoles el descanso que se merecen

Foto: Antonio Hernando y Mariano Rajoy durante el debate de investidura del pasado sábado. (EFE)
Antonio Hernando y Mariano Rajoy durante el debate de investidura del pasado sábado. (EFE)

Al final, de penalti y en el último minuto, la razón de Estado se impuso a la razón de partido en el PSOE. En la mayor parte del PSOE, si nos atenemos a la división del grupo parlamentario en la segunda vuelta de la sesión de investidura, cuya votación final se llevó a cabo a última hora del sábado.

Foto: El portavoz adjunto de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián. (EFE)

Recordemos: quince diputados incumplieron el mandato del comité federal alineándose en el “no” a Rajoy con Gabriel Rufián (ERC) y Pablo M. Iglesias (Unidos Podemos). Los sesenta y ocho restantes mantuvieron la neutralidad frente a Rajoy y, cumpliendo el mandato de su partido, votaron “abstención” al objeto confesado de normalizar la vida democrática y frenar el deterioro de las instituciones paralizadas durante el año político más tonto de nuestra reciente historia.

La reactivación ya está en marcha. Cuando Mariano Rajoy haya consumado el ritual del juramento, esta mañana ante el Rey, se habrá librado de pasar a la historia como el único presidente de la democracia incapaz de gobernar más de una Legislatura. Ahora ya está al nivel de sus antecesores, González, Aznar y Zapatero. Con una diferencia. Mal que le pese, por falta de costumbre, ha de gobernar contra una mayoría parlamentaria hostil.

Si no hace de la necesidad virtud, estaremos abocados a una Legislatura inestable y corta, bajo una doble amenaza: elecciones o moción de censura

Si no hace de la necesidad virtud, estaremos abocados a una Legislatura inestable y corta, bajo una doble amenaza. Por un lado, disolución de las Cortes (nunca antes de mayo). Es la baza del presidente si, como dijo el sábado, “me obligan a traicionar el programa del PP”. Por otro, moción de censura, la baza de los demás para destronar a Rajoy si, como dijo Antonio Hernando, el Gobierno se empeña en interpretar la abstención socialista como “un cheque en blanco”.

La variable decisiva en los dos escenarios es el PSOE. Al PSOE, sumido en una grave crisis de liderazgo, proyecto y confianza respecto a militantes y votantes, no le interesa a corto y medio plazo ninguno de los dos. Este elemento del análisis permite anticipar al menos un par de años de diálogo del Gobierno con los otros dos partidos de inequívoco compromiso institucional, a riesgo de regalar el papel de la oposición parlamentaria a las fuerzas políticas que representan las principales amenazas al sistema: inestabilidad, populismo y sedición.

El modo de impedirlo es hallar el equilibrio entre los “compromisos de gobernabilidad” propuestos por Rajoy (evitando la expresión “pacto de legislatura” echa una mano al PSOE, como principal partido de la oposición) y las exigencias planteadas por los socialistas y Ciudadanos, en relación a los graves problemas de los españoles (pensiones, educación, equilibrio presupuestario, desigualdad, pobreza, corrupción, violencia de género…) y de un sistema político debilitado por fatiga de materiales (reforma constitucional, distribución territorial del poder, reforma fiscal, normativa electoral, financiación autonómica, etc).

Con la actual matemática parlamentaria, ninguna de las dos partes llamadas a protagonizar la tensión entre poder y oposición puede pretender que el emplazamiento a resolver por consenso los grandes problemas de España suponga un contrato de adhesión a la otra parte. Tiene razón cuando Rajoy dice que sería absurdo facilitar la investidura hoy y empezar a boicotear mañana. Pero también tienen razón Antonio Hernando cuando dice que Rajoy ya no puede hacer de su capa un sayo ni esperar de la oposición un “pacto para la continuidad” de las políticas del PP.

La composición del Gobierno, que conoceremos este jueves, y los Presupuestos Generales del Estado que finalmente se remitan a Bruselas, nos darán las primeras pistas de si Rajoy y el PSOE están por la labor de dar a los españoles un tiempo de sosiego. Se lo han ganado.

Al final, de penalti y en el último minuto, la razón de Estado se impuso a la razón de partido en el PSOE. En la mayor parte del PSOE, si nos atenemos a la división del grupo parlamentario en la segunda vuelta de la sesión de investidura, cuya votación final se llevó a cabo a última hora del sábado.

Ciudadanos Antonio Hernando