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Así arranca el sexto año del marianismo
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Antonio Casado

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Así arranca el sexto año del marianismo

También va a ser la legislatura del uno contra tres. Es decir, el gamberrismo de Podemos contra la casta representada por los tres partidos inequívocamente comprometidos con el orden constitucional

Foto: Mariano Rajoy, tras ser investido presidente. (EFE)
Mariano Rajoy, tras ser investido presidente. (EFE)

Después de un año tonto y en vísperas de unas Navidades inesperadamente consumistas, Felipe VI la declaró inaugurada el jueves pasado la XII legislatura constitucional. En sesión solemne, con discursos institucionales y besamanos televisado. Fue la noticia de una semana que arrancaba el lunes con la hoja de ruta de Rajoy, explicada a los dirigentes de su partido. Así comienza, además, el sexto año del reinado marianista, a mayor gloria de una verdad cosida a su biografía: el hombre que más avanzó en política sin moverse del sitio.

Ante la junta directiva del PP, el presidente del Gobierno soltó una charla cargada de pragmatismo. Y esta vez no dejó elíptica la amenaza de disolver las Cortes si no le dejan gobernar. Antes bien, anunció su plena disposición a afrontar una legislatura con mucho diálogo, mucho consenso y mucho pacto, pues entiende que no es razonable gobernar a capricho, aunque tampoco lo es obstruir su labor. Por eso, recordando el absurdo vacío de poder que España ha vivido durante un año, sentenció: “Tan malo es no tener Gobierno como tener un Gobierno al que no se le deja gobernar”. Esa frase marcará el tiempo político que se avecina, empezando por los propios PGE para 2017, que el PSOE reza porque salgan con su voto en contra.

El Partido Popular ya no puede hacer de su capa un sayo, ni siquiera poner a quien le dé la gana al frente de una comisión parlamentaria

En la España de la cuatro esquinas políticas (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos) será la legislatura del tres contra uno. El frágil Gobierno de Rajoy solo podrá abrirse paso a golpe de diálogo frente a una mayoría hostil dispuesta a ponérselo difícil. Véase el caso Fernández Díaz. El PP ya no puede hacer de su capa un sayo, ni siquiera poner a quien le de la gana al frente de una comisión parlamentaria cuya presidencia le correspondía por pacto previo con el resto de grupos.

Pero también va a ser la legislatura del uno contra tres. Es decir, el gamberrismo de Podemos contra la casta representada por los tres partidos inequívocamente comprometidos con el orden constitucional mientras el cuarto emite en otra onda. Lo vimos el jueves pasado, en la solemne sesión inaugural, como adelanto de lo que se avecina.

Foto: Pablo Iglesias junto a Felipe VI. (Reuters)

El jefe del Estado elogió los valores de la transición, la España una y plural, el Estado de derecho y el debido respeto a las víctimas del terrorismo. Pero los diputados de Podemos, que van de estupendos frente a los demás, escucharon aquello como quien oye llover porque ni lo comparten ni reconocen al Rey la legitimidad para decirlo.

La escenificación de los proyectos colectivos, ya sean políticos, religiosos, deportivos o en cualquier otra forma asociativa, necesita del ceremonial, el formalismo, la liturgia. Así que la teatralización del arranque ritual de la XII legislatura, con el Congreso y el Senado reunidos en sesión conjunta para escuchar al Rey de España, fue la hora feliz de los políticos que usan y abusan de las artes escénicas.

Será en la primera sesión de control al Gobierno cuando recobrará vidilla el templo de la palabra en legítima pugna política entre distintas fuerzas

Lo lograron a medias porque el amontonamiento de diputados y senadores no respetó la ubicación habitual de los distintos grupos parlamentarios y eso restó eficacia al desplante antimonárquico de Podemos. Desplante ruidoso y con aspavientos. A diferencia del desplante por ausencia de los grupos secesionistas (Bildu y ERC) y el desplante respetuoso del llamado nacionalismo burgués (PNV y los últimos de CiU).

Y así, en paz y pluralidad, se ha puesto en marcha el reloj de la democracia tras el año más tonto de nuestra reciente historia política, aunque será en la primera sesión de control al Gobierno, el miércoles que viene, cuando recobrará vidilla el templo de la palabra en legítima pugna política entre las distintas fuerzas de base parlamentaria.

Asistiremos al primer cruce del Ejecutivo con el PSOE, cuyas tres preguntas anticipan la agenda de la confrontación en el arranque de la legislatura. La primera a Rajoy, sobre los costes sociales de la reforma laboral (precariedad en el empleo y devaluación salarial). La segunda a la ministra Fátima Báez, sobre el futuro de las pensiones. Y la tercera al ministro Nadal, sobre medidas a tomar contra la pobreza energética.

En relación con esos y otros temas de calado como la educación y la financiación autonómica, el Gobierno del PP tendrá que hacer de la necesidad virtud. Y entonces el tres contra uno se convertirá en un modelo para alcanzar consensos en beneficio de los ciudadanos.

Después de un año tonto y en vísperas de unas Navidades inesperadamente consumistas, Felipe VI la declaró inaugurada el jueves pasado la XII legislatura constitucional. En sesión solemne, con discursos institucionales y besamanos televisado. Fue la noticia de una semana que arrancaba el lunes con la hoja de ruta de Rajoy, explicada a los dirigentes de su partido. Así comienza, además, el sexto año del reinado marianista, a mayor gloria de una verdad cosida a su biografía: el hombre que más avanzó en política sin moverse del sitio.

Mariano Rajoy