Sánchez vuelve a las andadas

El ex secretario general del PSOE Pedro Sánchez arremetió este fin de semana contra la comisión gestora. No solo le afea su resistencia a convocar en caliente el congreso federal, aunque sea de sentido común que la gestora no tenga prisa en airear la imagen de un partido roto. Además, la incapacita para mantener las constantes vitales del proyecto socialista porque “eso ha de hacerlo una dirección elegida por la militancia, no cuatro personas reunidas en un despacho”.

Insolidaria posición la expuesta por el exlider socialista ante unos 1.500 militantes reunidos en El Entrego (cuenca minera de Asturias), llegados de varias provincias. No es justo. Ni se compadece con su declarada apuesta por un partido “mejor y unido”, donde “un socialista nunca será adversario de otro socialista”.

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Dice Sánchez que la dirección provisional, encargada a Javier Fernández, está beneficiando al PP. Una vez más, el tramposo argumento que reduce la abstención socialista en la investidura de Rajoy a una declaración de amor al PP y el sometimiento a la derecha. Sigue sin apearse de su arbitraria tesis, según la cual la gestora traicionó a los ciudadanos que votaron al PSOE para echar a Rajoy y “no para dejarle gobernar”.

Ni media palabra sobre el fin de la parálisis institucional, la puesta en marcha del reloj de la democracia, la normalización de la vida política nacional y el golpe de timón que evitó 'in extremis' un nuevo desastre electoral del PSOE. Y, naturalmente, piadoso silencio sobre la herencia recibida por la gestora. Dos estrepitosas derrotas electorales y un partido roto. Ni asomo de autocrítica sobre esas dos realidades. Él es el único eslabón inocente en la cadena de los errores que han llevado al PSOE al borde de la bancarrota. La culpa es de otros, incluida la gestora, creada para salir del atolladero y de la que Sánchez dice: “Ha metido al PSOE en un rumbo equivocado”.

La culpa es de otros, incluida la gestora, creada para salir del atolladero y de la que Sánchez dice: “Ha metido al PSOE en un rumbo equivocado”

Y eso no es justo, señor Sánchez, pues la lógica de la complicidad PP-PSOE que usted denuncia viene impuesta por la matemática de las urnas y los problemas nacionales de apremiante solución. Desde los pactos para la estabilidad presupuestaria (por mandato constitucional), la educación, la justicia y contra la violencia de género, por ejemplo, hasta decisiones de impacto popular, como la subida del salario mínimo y la supresión de indultos a políticos corruptos. En esos campos ya hay resultados.

Si parece retorno del bipartidismo, que lo parezca. Es fecundo, y se basa en la voluntad socialista de ejercer una oposición “útil”. También en la voluntad del Gobierno Rajoy por otorgarle ese estatus. Siempre en nombre de los intereses generales y el sentir mayoritario de los votantes (no sé si también de los militantes). En definitiva, el PSOE aparece como real alternativa de poder, recobra protagonismo y vuelve a meterse en el partido, mientras Bruselas aplaude este inesperado oasis de estabilidad europea y, puertas adentro, el competidor del PSOE (Podemos) se pierde montando espectáculos de luz y sonido.

Da por hecho que el PSOE se ha derechizado y que carece de autonomía en la toma de decisiones por su presunto sometimiento a "la oligarquía"

La dirección provisional del PSOE viene obligada a practicar un difícil equilibrio. Es verdad. Le conviene hacer oposición útil y alinearse con el Gobierno del PP en temas de Estado. Pero ha de hacerlo sin sumisión ni apariencia de sumisión. Por otro lado, ha de competir con Podemos en el apadrinamiento de las capas sociales más desfavorecidas. Sí, pero sin populismo.

Nada de este relato encaja en el sentir ni el razonar de Pedro Sánchez. Lejos de mostrarse solidario con la actual dirección de su partido, vuelve a las andadas. En la Asturias minera y socialista, donde reina el presidente de la gestora, Javier Fernández, repitió los mensajes de su ruptura televisada con el partido. Sus propios seguidores no lo reconocieron entonces, cuando clamó por un PSOE “autónomo” respecto a los poderosos, lejos del PP y cerca de Podemos, lejos de las élites y cerca de los militantes. Clavetea el mismo relato. Da por hecho que el PSOE se ha derechizado y que carece de autonomía en la toma de decisiones por su presunto sometimiento a "la oligarquía”, representada obsesivamente en su mente por Felipe González y el grupo Prisa.