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El fuego amigo en el drama-rap de Podemos
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Antonio Casado

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El fuego amigo en el drama-rap de Podemos

El llamamiento a lavar los trapos sucios en casa suele caer en saco roto. Ocurre cuando los mecanismos de respuesta de la vieja política, de la que ya forma parte Podemos, no sirven

Foto: Los diputados de Unidos Podemos Íñigo Errejón y Pablo Iglesias. (EFE)
Los diputados de Unidos Podemos Íñigo Errejón y Pablo Iglesias. (EFE)

La posición para el abrazo sirve para la puñalada por la espalda. Es la misma. Por eso en el partido del amor, la feminización y la belleza no acaban de distinguir entre la amenaza exterior y el fuego amigo.

¿Recuerdan a Pablo Manuel endosando a “la belleza de nuestro proyecto” la envidia de sus enemigos? Item más: en la carta del “volvamos al amor” que dirigió a Errejón, se mostró teatralmente avergonzado y pidió perdón a “los que confiasteis en nosotros pensando que éramos diferentes”.

Véase lo ocurrido con los socialistas en el famoso “comité federal de Puerto Urraco” (Antonio Hernando dixit), que terminó con el accidentado destronamiento de Pedro Sánchez. Una operación de los poderes fácticos, según dicen en Podemos.

“Nosotros no debemos correr el riesgo de parecernos al PSOE”, dice Irene Montero, ingenuamente convencida de que en Podemos manda de verdad la militancia, y de que “si se instala la división, habrán ganado las élites”. Pero no cuela. Todos se ponen a parir y todos tienen razón, aunque las élites se froten las manos, claro. Y no hace falta buscar la carga de la prueba fuera del perímetro político y organizativo de Podemos.

Hay pruebas para aburrir. Muchas mas desde que el pablismo vulneró el espíritu navideño con una campaña contra Errejón (#IñigoAsiNo), por haberse quejado de la destitución del portavoz en la Asamblea de la Comunidad de Madrid, decretada por el pablista Ramon Espinar (hijo).

Los errejonistas opinan que la patada a José Manuel López no responde a lo dicho por Maestre en el sentido de que en Podemos mandan los militantes, que en realidad apuestan por mas democracia, mas diversidad y mas entendimiento para “ganar juntos”.

Nada que ver con la doctrina de uno de los padres fundadores, Juan Carlos Monedero, y su apología del caudillismo como modelo de organización ¿Cómo interpretar, si no, su advertencia de que “Si cae Iglesias, cae Podemos”. Equivale a reconocer que este partido no sobreviviría si el escrutinio democrático de los militantes acabase pareciéndose al escrutinio demoscópico de la ciudadanía, donde Iglesias aparece como el líder peor valorado por los españoles.

Está muy viva la réplica de Errejón declarando públicamente que en Podemos nadie es imprescindible. “Cuando digo nadie quiero decir nadie”, añadió. Aquí constatamos de nuevo que el ocurrente “cuerpo a tierra que vienen los nuestros”, de amplia circulación en partidos de la vieja política, también es de estricta aplicación a Podemos, a pesar de su barniz original de partido emergente y poco toreado.

Algunos comentaristas hemos admitido nuestra incapacidad de encontrar el meollo del debate interno después de aproximarnos al culebrón, mientras Iglesias y su camarilla negaban que fuese una lucha por el poder pura y dura. Hasta que desde dentro del partido nos han venido a dar la razón.

Miguel Urban, que encabeza una de las tres corrientes de opinión ante el congreso de Vistalegre II, declara: “Lo que me preocupa es que la disputa es por los sillones y por el poder”, y que “el problema es que la gente no entiende el debate porque no lo entendemos ni nosotros mismos”

Tampoco son voces extrañas las que acusan a la dirección oficial de Podemos en Baleares de tener actitudes y métodos “corruptos y gansteriles”. Provienen de la propia organización y nos remiten al documentado chantaje que los máximos responsables de la comisión de garantías ejercían sobre los miembros del llamado sector crítico de la organización.

“Si eres buena niña, te buscaremos un trabajo”. Frase registrada por un micrófono furtivo como prueba de los métodos empleados para frenar el atrevimiento de una dirigente regional, Carmen Azpilicueta, cuyo pecado consistió en querer ascender en la escala jerárquica como alternativa a la candidatura oficial.

No me apeo: en Podemos se ponen a parir unos a otros y el caso es que todos tienen razón

Lo de siempre en una crisis interna de partido. El llamamiento a lavar los trapos sucios en casa suele caer en saco roto. Se llama fuego amigo. Ocurre cuando los mecanismos de respuesta de la vieja política, de la que ya forma parte Podemos, no sirven si trata de conquistar o retener el poder en la propia organización. Lo estamos viendo en las redes sociales y en la Sexta, puntos de encuentro de quienes se sitúan a uno y otro lado de la barricada respecto al drama-rap de Iglesias-Errejón.

Por eso y muchas cosas más, no me apeo: en Podemos se ponen a parir unos a otros y el caso es que todos tienen razón.

La posición para el abrazo sirve para la puñalada por la espalda. Es la misma. Por eso en el partido del amor, la feminización y la belleza no acaban de distinguir entre la amenaza exterior y el fuego amigo.

Juan Carlos Monedero Íñigo Errejón