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El adiós a Chacón y la apuesta susanista de Iceta
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Antonio Casado

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El adiós a Chacón y la apuesta susanista de Iceta

Cinco minutos después del adiós a Chacón, supimos que Miquel Iceta está arrepentido de la desobediencia cometida por los diputados catalanes, que votaron no en la investidura de Rajoy

Foto: El primer secretario del PSC en Cataluña, Miquel Iceta (d), en el salón de plenos del Ayuntamiento de Esplugues de Llobregat, donde se expusieron las cenizas de la socialista Carme Chacón. (EFE)
El primer secretario del PSC en Cataluña, Miquel Iceta (d), en el salón de plenos del Ayuntamiento de Esplugues de Llobregat, donde se expusieron las cenizas de la socialista Carme Chacón. (EFE)

Las condolencias unen mucho y a veces hacen milagros. No fue el caso. Pudo haber reconciliación fotografiada de los pretendientes al liderazgo del PSOE, pues los tres coincidieron, aunque no al mismo tiempo, sí en el espacio del dramático 1 de octubre, el de la capilla ardiente de Carme Chacón. Ocasión fallida. Aunque el rasgo diferencial de su figura en sus últimos meses de vida fuera el dolor que le causaba la división interna del PSOE.

El único milagro fue la vuelta de Pedro Sánchez a donde solía seis meses atrás, cuando reinaba en Ferraz. Y teniendo en cuenta las dificultades de este hombre para socializarse, el retorno solo dio para un casi furtivo abrazo con su antiguo colaborador, Patxi López, que se hizo el encontradizo. Lógico. No está Sánchez por la labor de aparentar el menor acercamiento al hombre que se embarcó con los principales efectivos humanos del sanchismo para alcanzar la orilla susanista, una vez calculada la duración de la travesía. Lo que dure el proceso de renovación (primarias de mayo y congreso federal de junio).

Miquel Iceta reconoce el error de haber ido por libre en la abstención a Rajoy

Una capilla ardiente da mucho juego. Y dos capillas ardientes sucesivas, aún más. El duelo ante el féretro en Madrid siguió ante las cenizas en Esplugas de Llobregat. Cinco minutos después del adiós de sus paisanos a Chacón, supimos que Miquel Iceta, líder de los socialistas catalanes, por filtración de unas palabras suyas en el comité federal del pasado 1 de abril, está arrepentido de la desobediencia cometida por los diputados catalanes, que votaron no en la investidura de Rajoy, en vez de obedecer el mandato de abstención decidido por mayoría.

¿Casualidad? ¿Filtración consentida o ajena a la voluntad de Iceta? Pregunto a quienes podían saberlo. Nadie despeja esa duda. Pero se cuidan de advertir que la trascripción es absolutamente real. Y muy relevante, añado, en la pelea por el trono de Ferraz. Supone que el líder del PSC se suma a la corriente mayoritaria de dirigentes ahora identificados con la línea política de la comisión gestora (Iceta hace vivos elogios de Javier Fernández) y entonces adictos al 'no es no' del grupo parlamentario socialista. Es decir, rompe de hecho su declamada neutralidad y rechaza dos vectores básicos del discurso sanchista: el 'no es no' a Rajoy y la acusación a la gestora de haberse rendido al PP.

Iceta se suma a la corriente de dirigentes ahora identificados con la línea política de la gestora y entonces contrarios al 'no es no' del PSOE

Las capillas ardientes pueden blanquear una conspiración si es por una buena causa. Los entierros nos ablandan, nos humanizan, nos ponen en la estela de los valores atribuidos al finado. O la finada. A todo el mundo se ha llenado la boca alabando la figura de Chacón, dentro y fuera del PSOE. Sus compañeros la han puesto como ejemplo de compromiso con el ideario socialista por encima de sus legítimas aspiraciones personales.

De ella guardo un mensaje escrito desde Miami. Dice: “La lejanía no me cura de la tristeza infinita por la situación que está viviendo el partido”. Era el 20 de octubre pasado, exactamente 22 días después de su dimisión, junto a otros 16 miembros de la comisión ejecutiva concertados contra Pedro Sánchez. Estuvo entre quienes dieron la cara por evitar unas nuevas elecciones generales, dar salida a una situación de parálisis institucional e impedir un nuevo retroceso socialista en las urnas.

De ella guardo un mensaje escrito desde Miami. Dice: “La lejanía no me cura de la tristeza infinita por la situación que está viviendo el partido”

Es decir, que tomó partido pensando en los intereses generales y en los de su partido. Y entendió que esa posición la representaba —la representa— Susana Díaz, como lo entiende ahora Miquel Iceta o quien, con su consentimiento o sin él, acaba de filtrar la preexistente sintonía del líder del PSC con el pensamiento de Carme Chacon. Y ponerlo de manifiesto no es, como creen algunos, aprovechar su adiós en favor de una de las candidaturas en liza por el liderazgo del PSOE.

Las condolencias unen mucho y a veces hacen milagros. No fue el caso. Pudo haber reconciliación fotografiada de los pretendientes al liderazgo del PSOE, pues los tres coincidieron, aunque no al mismo tiempo, sí en el espacio del dramático 1 de octubre, el de la capilla ardiente de Carme Chacón. Ocasión fallida. Aunque el rasgo diferencial de su figura en sus últimos meses de vida fuera el dolor que le causaba la división interna del PSOE.

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