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Iglesias se cuela en las primarias del PSOE
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Antonio Casado

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Iglesias se cuela en las primarias del PSOE

El hecho mismo de plantear una moción de censura contra Mariano Rajoy sin venir a cuento es bengala de rápida combustión. Para hacerse notar

Foto: El grupo parlamentario de Unidos Podemos, En Comú Podem y En Marea presentan en el registro del Congreso de los Diputados la anunciada moción de censura. (EFE)
El grupo parlamentario de Unidos Podemos, En Comú Podem y En Marea presentan en el registro del Congreso de los Diputados la anunciada moción de censura. (EFE)

Es como lo de esos intrusos que se cuelan en la foto. Peor aún: Pablo Manuel Iglesias, candidato a la Moncloa por el artículo 33 (el de su real gana), y sus postulantes son los intrusos que se plantan delante y tapan al protagonista.

Esperan que ante la expectación generada por las primarias socialistas del fin de semana se cruce su ofensiva contra la corrupción del PP y los españoles no tengan otro remedio que preguntarse si el PSOE está con los corruptos o contra los corruptos.

Los dirigentes de Unidos Podemos llevaran este sábado lo que entienden por “movilización social” a la Puerta del Sol madrileña y a numerosas “quedadas” ciudadanas. Todos al grito de “hay que echarlos”, bajo una flechada “C” en las solapas, en las pancartas y a modo de Photoshop.

Para mayor escarnio explican mirando a Ferraz que la moción de censura está inspirada en la que presentó Felipe González contra Adolfo Suárez

Lo hacen veinticuatro horas después de haber registrado en el Congreso la moción de censura contra Mariano Rajoy. Para mayor escarnio explican mirando a Ferraz que está inspirada en la que presentó Felipe González contra Adolfo Suárez (UCD) en mayo de 1980. Aunque tampoco entonces daban los números, aquello abrió el camino del PSOE hacia su barrida electoral de 1982, como es bien sabido.

Iglesias quiere y espera que se repita la historia 37 años después, haciendo ver a los socialistas que ese papel le corresponde ahora a Podemos. Y por eso, 24 horas antes de que un PSOE roto y desorientado cambie de piel en un dramático proceso de renovación interna, el chico de la coleta presenta en el Congreso su candidatura para echar de Moncloa a Rajoy y terminar con la corrupción del PP.

Burdas tácticas de la 'señorita Pepis' orientadas a poner en apuros al/la recién nacido/a líder socialista (lo/la conoceremos el domingo por la noche). En cumplimiento de su misión en la vida: liquidar al PSOE y confiscar su patrimonio político. Quieren hacernos ver que si los diputados socialistas rechazan a Iglesias en la moción de censura se habrán hecho cómplices del gran pecado del PP, porque el Gobierno de Rajoy “ha secuestrado las instituciones” y las ha puesto “al servicio de los saqueadores de las arcas públicas”. Eso dice el escrito a la Mesa del Congreso pidiendo que se tramite la moción de censura presentada por Unidos Podemos.

Si la salvación de la democracia dependiera de Iglesias, ya habría colas en los aeropuertos

Uno de los dirigentes que apadrinaron la iniciativa dijo que se trata de “salvar la democracia”. Tal cual. Si eso dependiera de Iglesias habría colas en los aeropuertos. Por suerte, son fuegos artificiales. Como motivar la iniciativa por exigencias éticas. O sostener que responde al clamor ciudadano que se quiere escenificar este fin de semana en las calles.

El hecho mismo de plantear una moción de censura sin venir a cuento es bengala de rápida combustión. Para hacerse notar. Es democrática pero solo formalmente. Podemos está en su derecho de presentarla, yendo sobrado como va en número de diputados requeridos para registrarla y celebrarla. Otra cosa es el respaldo democrático. Y eso no sobra en una iniciativa impulsada apenas por el 18% de los militantes de UP. Los que se molestaron en acudir a la consulta convocada al efecto. Ergo, más el 80% de los seguidores de Iglesias no participan de la supuesta demanda social para destronar a Rajoy. Y mejor no hablar del resto de partidos sobre la necesidad de proponer el derribo de un presidente y un Gobierno con apenas seis meses de vida.

Lo que sí causa perplejidad es la pintoresca relación que establece Montero entre la plurinacionalidad y la lucha contra la corrupción del PP

¿A dónde va, entonces, esta izquierda mochilera, descreída de la Constitución y adepta al gamberrismo parlamentario? No hay misterio. Quieren dejarse ver, hacerse visibles, salir de la irrelevancia y, según su cálculo, que el PSOE se retrate: “Así sabremos quién está con los corruptos y quien contra los corruptos”, dice Irene Montero.

Lo que sí causa perplejidad es la pintoresca relación que establece Montero entre la lucha contra las prácticas corruptas del PP y el exigible reconocimiento de la nación de naciones que es España. “Basta ya de corrupción y de no entendimiento de la realidad plurinacional del país”, dice. O sea, que para ganarse el apoyo de los separatistas de ERC, Bildu y PDeCAT, sostiene que el fin de la corrupción pasa por el derrocamiento de Rajoy y eso solo está en manos de rojos y separatistas.

En definitiva, que la alternativa de Iglesias como presidente del Gobierno puede ser lo “seria, firme y contundente” que quieran sus seguidores. Creíble, no. Y posible, tampoco, por imperativo matemático. Aún contando con los 9 diputados de ERC y los 8 exconvergentes (está por ver, salvo que el candidato asuma el referéndum catalán), podrían captar 90 “síes”. Hasta 176 faltan nada menos que 86 votos de partidos que no están en absoluto por la labor de quitar a Rajoy para poner a Iglesias en la Moncloa.

Es como lo de esos intrusos que se cuelan en la foto. Peor aún: Pablo Manuel Iglesias, candidato a la Moncloa por el artículo 33 (el de su real gana), y sus postulantes son los intrusos que se plantan delante y tapan al protagonista.

Mariano Rajoy